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Psicologia ¿Qué rol maneja Anne al llegar a casa de Helen?.

Enviado por   •  4 de Noviembre de 2017  •  10.428 Palabras (42 Páginas)  •  446 Visitas

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“Esta mañana Helen se levantó como una hada radiante. Ha volado de objeto en objeto, preguntando el nombre de todo y besándome de pura satisfacción. Anoche, cuando me acosté, se acurrucó contra mí sin que yo se lo pidiera y me besó por primera vez, y creí que mi corazón estallaría, tan colmado estaba de alegría.”

Anna Sullivan, Carta del 5 de abril de 1887

Antes de la llegada de su maestra, los cinco años de su vida en los que vivió entre tinieblas, Helen llegó a crear hasta 60 signos diferentes (posturas, gestos, señas…) con los que comunicarse con su familia. Se puede decir que inventó un lenguaje muy rudimentario que quizás ningún animal es capaz de crear. Pero aunque su humanidad hacía esfuerzos denodados por surgir, si no hubiera adquirido un auténtico lenguaje se habría quedado siempre discriminada, apartada de la cultura. En la película, el personaje de Anna Sullivan lo expresa como nadie:

“Todo lo que el hombre piensa, siente y sabe lo expresa con palabras, y ellas disipan las tinieblas… Y yo sé, estoy segura, de que con una palabra conseguiría poner el mundo en tus manos. Y bien sabe Dios que no me conformaré con menos.”

Fragmento de la película El milagro de Anna Sullivan, de Arthur Penn

2.- La carencia de la vista y el oído: la cárcel de Helen.

“¿Habéis estado alguna vez en el mar en medio de una densa niebla cuando parece que una bruma blanca y tangible nos encierra, y el gran buque, tenso y ansioso, avanza a tientas hacia la costa con plomada y sonda, y uno espera con el corazón palpitante a que algo suceda? Antes del comienzo de mi educación yo era como ese buque, sólo que no tenía brújula ni sonda, ni modo de saber a que distancia estaba el puerto.”

Helen Keller, The Story of my life

La vista y el oído son los sentidos más apreciados por los seres humanos, y su carencia genera serias dificultades de adaptación. Una descripción de cómo es la vida de alguien que carece de esos dos sentidos no es fácil, pero la película trata de sumergirnos en ese mundo utilizando recursos narrativos y cinematográficos.

En primer lugar, la película está rodada en blanco y negro. Se trata además de un blanco y negro lúgubre en la mayoría de las escenas, acorde con la desesperación que se desprende de Helen y de todos los demás personajes (todos en algún momento se desesperan, incluida Anna). Muchas veces parece que es de noche aunque no lo podamos saber porque la escena se desarrolla en el interior de la casa, y cuando las imágenes son del exterior de la casa casi siempre da la sensación de que el cielo está encapotado y va a llover. Sólo en contados momentos la luz inunda la pantalla, una luz grisácea, una luminosidad inusitada que ayuda a reforzar la pequeña esperanza que parece existir de que Helen consiga cambiar de vida. Esa luz del sol, difuminada y borrosa, pero luz solar al fin y al cabo, sólo la veremos el día que Anna llega a Tuscumbia y, sobre todo, en las escenas campestres en las que la maestra hace que su alumna entre en contacto con la naturaleza: cuando sube a un árbol, o cuando badea un río, o cuando sostiene entre sus manos un huevo del que está a punto de salir un polluelo… Esas actividades, que a buen seguro Helen realiza por primera vez, están salpicadas por un sol que anuncia el milagro que sólo contemplaremos al final del filme.

Por otra parte, el renunciar al color parece la medida más adecuada, y no porque el blanco y negro consiga reflejar a la perfección la oscuridad y el silencio del mundo interior de Helen, sino más bien porque la utilización del color, con los continuos y variados estímulos que provoca en el espectador, desvirtuaría por completo la intención del director de que nos coloquemos en la mente de la niña e imaginemos -aunque sea sólo aproximadamente- cómo puede ser una vida en la que estuvieran ausentes los sentidos de la vista y el oído.

En ese afán que muestra el director porque nos situemos en la perspectiva de Helen, se compara en innumerables ocasiones su situación con una cárcel, y las metáforas del encierro y de la liberación de ese encierro están presentes desde el comienzo, cuando Helen se halla en su cuna y el médico que la atiende se muestra optimista ante la pronta recuperación de la niña:

Kate Keller.- Doctor, ¿se pondrá bien mi niña?

Médico.- Mañana por la mañana estará rompiendo otra vez los barrotes de la cuna.

Kate Keller.- ¿Hay algo que podamos hacer nosotros?

Capitán Keller.- Poner barrotes más fuertes, ¿eh?

Las palabras del Capitán Keller son proféticas: los barrotes serán mucho más fuertes porque Helen se queda sorda y ciega. A continuación la película encadena cuatro escenas que nos intentan describir lo que es esa cárcel en la que Helen vive y las esperanzas que tiene la niña de salir de ella.

1ª.- En una oscuridad inquietante, dentro de la mansión, la sombra de Helen avanza descendiendo por unas escaleras cuya balaustrada nos recuerda los barrotes de una cárcel. Vemos la sombra de ella completa, pero cuando aparece la niña de carne y hueso se elude la aparición de la cabeza, como viniendo a decir que Helen es más una sombra de ser humano que un ser humano.

2ª- En el siguiente plano nos encontramos a Helen fuera de su casa. La oscuridad de la anterior escena desaparece en parte aunque el cielo está gris. La niña ha salido de la cárcel de la mansión, pero en el exterior también le espera una cárcel inesperada. Vemos a Helen debatiéndose entre las sábanas tendidas para secar. Los muros de esta prisión metafórica son tan débiles, vistos desde la perspectiva del espectador, que nos conmueve pensar que Helen se encuentre atrapada de manera tan angustiosa entre ellos. Helen, demostrando su intención firme de luchar, de enfrentarse a sus limitaciones, es capaz de arrancar esas sábanas, pero enseguida se ve enredada por ellas y cae al suelo. Su madre acude a rescatarla, pero es un rescate inútil, e incluso podemos decir que los brazos de su madre representan, de un manera distinta, los mismos muros carcelarios. Las paredes que encierran a la niña no la abandonan, parecen endebles e inconsistentes pero siempre están ahí y sólo podrán ser eliminadas por alguien que sea capaz de entrar en su universo interior. El lenguaje será la única manera de liberarla de esa prisión de incomunicación e ignorancia.

3ª- Helen aparece reflejada en una bola del árbol de Navidad.

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