Aztecas, penas y castigos.

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“No hallo más de cuatro géneros de muertes con que éstos castigaban los delitos. Uno era apedrear a los adúlteros; a los fornicarios, apaleado y quemado, y echadas las cenizas al aire. Otra muerte era arrastrar a los delincuentes con una soga por el pescuezo y echados en las lagunas, y esta era destinada a los sacrílegos que hurtaban las cosas sagradas de los templos.

La cuarta manera era la del sacrificio, donde iban a parar los esclavos, y morían abiertos por medio, otros degollados, otros quemados, aspados, asaeteados, despeñados, empalados, desollados con los más crueles e inhumanos sacrificios”

También se hace referencia al “código penal de Netzahualcóyotl”, para Texcoco, en que el juez tenía amplia libertad para fijar las penas, principalmente las de muerte y esclavitud.

Aunque Texcoco era un pueblo a parte de los aztecas, su proximidad a Tenochtitlán lo identificaba con su organización social, y se repite la misma regla de la pena: brutalidad en la represión y sistema penal severo.

En éste código penal se encuentra lapidación para adúlteros, muerte por ahorcamiento o decapitación para el homicida intencional, el ladrón debía ser arrastrado por las calles y después ahorcado; el que se embriagaba hasta perder la razón, si era noble ahorcado, y si era plebeyo encerrado, a la primera infracción, y muerte a la segunda. Muerte para los historiadores que consignaran hechos falsos, y para los ladrones del campo que robaran siete o más mazorcas.

Pena de muerte para quien matara a su mujer por sospechas o indicios, y aunque la tomara con otro; para el que faltara el respeto a sus padres; para el traidor al rey; para los que destruyeran los límites puestos en los campos; para el hombre o la mujer que usara vestidos impropios de su sexo.

Se imponía pena de muerte para homosexuales, el activo empalado, al pasivo la extracción de sus entrañas por el ano “talión simbólico constituía esta penalidad”

Esclavitud para los hijos y demás parientes hasta el cuarto grado de los criminales.