CARTA DE AMOR EN TIEMPO DE GUERRA

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madre saca fuerzas de flaqueza para mantenernos y ya no tenemos alimentos, ni tampoco dinero, algunos vecinos ayudan a mi mamá con mercadería, a escondidas, porque en el barrio casi nadie nos habla porque algunos dicen que somos comunistas y otros por miedo a que se los lleven detenidos. Las niñas de mi curso me dicen comunista, solamente Elena me habla y se junta conmigo. Mi primo José Francisco viene a vernos a escondidas y se va rapidito y bien escondido para qué nadie lo reconozca y que ojalá mi tío Lalo no se entere jamás, porque como es de las fuerzas armadas y mi mamá dice que tiene muchos grados, José Francisco tiene miedo.

Casi todos nos han abandonado, mi mamá está cansada y triste, llora y piensa toda la noche en que va a hacer para alimentar a esos cuatro hijos comunistas. Los únicos que han estado a nuestro lado siempre, aunque también con temor, han sido mi tía Maruja y mi tío Pepe. Han venido a hurtadillas a vernos y nos han traído comida, leche y pan, a veces mandan a mi primo Claudio a dejarnos algo, hemos pasado mucha hambre y soledad y hemos rezado mucho a Dios, todas las oraciones que nos has enseñado y también las del mes de María.

Quisiera estuvieras aquí para consolar a mi mamá, quisiera sentir tu abrazo y tu presencia, porque nos haces mucha falta, quisiera abrazarte y decirte lo mucho que te amo. Escuché en el negocio al viejo Peña, ese que fué marino y que después lo echaron , dijo que había mucha gente que había sido detenida y que había desaparecido, porque de noche les abrían el estómago y luego los tiraban al mar, que a todos los comunistas les pasaría lo mismo, y cuando hablaba, me miraba con odio y muy cerca de mí, yo temblaba al escucharlo. Yo no quiero que a ti te hagan eso, papá prométeme que nadie te hará daño.

Mañana iremos de nuevo al Silva Palma, al hospital, al regimiento y a la morgue, le pido a Dios todos las noches podamos encontrarte.

Te amo papá, estés donde estés.

GREGORIA.