CONCEPTOS BASICOS DE ECONOMIA II
Enviado por monto2435 • 30 de Agosto de 2018 • 5.508 Palabras (23 Páginas) • 380 Visitas
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Comprendido esto último podemos entonces pasar ahora a la otra cara de la producción. Ya está claro hasta aquí que el capital es un bien que empleamos para obtener otro bien... ¿pero se obtiene ese otro bien por sí solo? No ha de ser por mera magia que ese primer bien nos sirva para generar el otro; y aún si lo fuera, esa misma magia entraría también dentro del concepto de trabajo que introducimos ahora aquí. Sí, el capital se invierte para obtener otros bienes, pero todo esto parece estar muy en el aire si omitimos la presencia indispensable de personas realizando actividades que posibiliten la aparición de esos otros bienes. Un horno eléctrico bien operará por la corriente que fluye y acciona todos sus mecanismos, pero aún siendo automático necesitará a un ser humano que lo prenda, lo apague, prepare las masas, extraiga el humeante pan a tiempo y luego los ordene, los empaque y los pase a la panadería, sin hablar de aquellos que se dedican a venderlos. Todas esas acciones cuestan tiempo y energía de las personas que intervienen, es decir, requieren trabajo. El trabajo, pues es el producto de la energía y tiempo invertidos por una persona para realizar alguna acción.
Y quedan así planteadas las dos partes que intervienen en la producción: capital y trabajo. Por un lado los bienes de los que podemos sacar otros, y por el otro el tiempo y energía empleados por personas para accionar los primeros. Todos y absolutamente todos los bienes que nos rodean requirieron para su obtención tanto capital como trabajo, desde los alimentos que consumimos hasta los objetos que utilizamos en nuestro día a día; todos han pasado por el proceso de la producción. A ese capital suele también normalmente llamársele medios de producción y los que los poseen y emplean suelen recibir el nombre de capitalistas, empresarios o, más históricamente, burgueses. La burguesía, pues, es ese sector social compuesto por aquellos que tienen la posesión del capital y se benefician de las ganancias obtenidas de ponerlo a producir. Los burgueses o capitalistas, de este modo, se “ganan” la vida cosechando los réditos o beneficios de invertir su propio capital. Es así que el dueño de una empresa se enriquece directamente a causa de todas las ganancias que genera la venta de los productos que se fabrican, sean zapatos, carros, enlatados o lo que sea.
¿Y qué hay del trabajo? Pues bien, a aquellos que entregan su tiempo y energía para hacer que el capital produzca sus bienes suele llamárseles trabajadores, obreros, operarios o proletarios. El proletariado, así pues, es el sector social compuesto por todos aquellos que “venden” su tiempo y energía a los capitalistas o burgueses a cambio de un “sueldo” o “salario”. De esta manera, el capitalista obtiene las ganancias generadas por el poner a producir su capital y parte de estas las reparte como sueldo entre esos trabajadores o proletarios que le brindaron su tiempo y energía para que todo el proceso funcionara. El problema suele estar, no obstante, en que el capitalista no reparte justamente las ganancias entre sus trabajadores, y es ahí donde se dan fenómenos como los de los salarios bajos y las malas condiciones de los operarios, aunque esto ya es otro tema.
Y aquí entra una cuestión supremamente importante, una que ya está implícita pero que es necesario sacar a la luz: la propiedad privada. En nuestra explicación sobre la relación entre el capitalista y el proletario se ha dejado en claro que el primero “posee” el capital o los medios de producción. ¿Pero qué quiere decir que lo “posee”? ¿Qué es “poseer”, en primer lugar? Cuando decimos que algo, como un cuaderno, es “nuestro”, queremos decir que lo poseemos, y lo que eso implica es que solo nosotros tenemos derecho concedido o natural de hacer uso de ese cuaderno: no tenemos que pedirle autorización a nadie para tomarlo o escribir en él, pues ya tenemos el derecho adquirido de hacerlo. Si alguien más, sin embargo, quisiera usarlo alguna vez, tendría primero que pedirnos permiso a nosotros para hacerlo; y si le decimos a esa persona que no, entonces esta no podrá usarlo de ninguna manera, pues esa persona no tiene el derecho natural adquirido de usarlo a su libertad, como sí lo tenemos nosotros. “Poseer”, de esta manera, es “excluir a otro del derecho natural de hacer uso de algo, reservándose ese derecho a uno mismo”, o en otras palabras, “tener el derecho exclusivo de hacer uso o tener disfrute de algo”. Este último es el primer elemento fundamental de la propiedad. El otro es el derecho o facultad de decidir el destino del objeto del que se trate. Poseer el cuaderno me vuelve su usuario exclusivo por derecho, pero también incluye la posibilidad de que botarlo, romperlo o regalarlo; en otras palabras, de hacer con él “lo que yo quiera”. Estas son las dos caras o componentes de la posesión o propiedad.
Entonces, ¿qué es propiedad privada? Hablamos de propiedad privada cuando uno o un reducido número de individuos ejercen “posesión” sobre algo. Es lo contrario a la propiedad comunal, en la que es una comunidad entera la que posee algún bien, como la tierra o el agua. En esta última toda una comunidad puede hacer uso de aquel bien, y para decidir el destino de éste es necesario que todos deliberen entre todos y juntos tomen la resolución requerida. La propiedad comunal todavía hoy existe en muchos lugares, como en las sociedades indígenas y en buen número de regiones campesinas. En la propiedad privada, en cambio, el único usuario con derecho adquirido es el propietario individual, junto a sus escasos asociados o socios (si los hay), y por tanto son esos pocos los únicos con el derecho de decidir el destino de los bienes que posean. Si alguien más quiere hacer uso de esos bienes, deberá en primera instancia hacer algún acuerdo con esos dueños de tal manera que ellos le concedan el permiso, quedando sin embargo claro que dichos dueños tienen el derecho de decir que no, si así lo desean, y en cuyo caso los solicitantes no podrán acceder al disfrute del bien al que aspiran.
Ejemplos de propiedad privada rodean todas nuestras vidas en las ciudades. Uno de los mejores casos es el del arriendo. ¿Qué es el arriendo? No es más que un acuerdo entre el dueño o propietario de una casa o apartamento y un conjunto de personas (digamos una familia) que solicitan su permiso de vivir ahí. Para esto, si el dueño así lo acepta, dicha familia le pagará una determinada suma de dinero mensual por el derecho de habitar en ese sitio, con las condiciones en las que mutuamente hayan convenido. Una vez esté arreglado todo y se haya llegado a un acuerdo que los satisfaga a ambos, se firmará un contrato, que no es más que el acuerdo plasmado en un papel y firmado por ambas partes,
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