Cerebro Humano ¿dependencia o independencia de elegir?.

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En oposición a la primera tesis de Smith, la “Teoría de Juegos” del matemático John Nash opina: “una sociedad maximiza su nivel de bienestar cuando cada uno de sus individuos acciona a favor de su propio bienestar, pero sin perder de vista también el de los demás integrantes del grupo”.[3]

Entonces, podemos pensar que la votación es un ejercicio racional. Sin embargo la Public Choice Theory nos revela cinco fallos en el Gobierno que influyen en nuestra elección:[pic 8]

- Incentivos de los Votantes o la Racionalidad de la Ignorancia. Plantea que el voto de una persona por separado es irrelevante para el resultado final mientras que el coste de estar informado para dicha votación es altísimo. Aquí, el voto es emotivo, basado en campañas demagógicas en las cuales no hay intercambio de ideas y se exacerbar las pasiones del votante.

- Incentivo de los Lobbies o Grupos Privilegiados de Intereses. Son grupos pequeños con intereses concretos que tienen altos incentivos para que el político en turno les apoye con subvenciones. Ejemplo: los sindicatos y asociaciones; aquí la democracia es secuestrada.

- Efecto de la Representación No Vinculante. El votante medio sólo se limita a elegir un representante con ideas difusas, poco concretas y no manifiesta su voluntad explícita sobre temas concretos al político.

- Efecto de la Miopía Gubernamental. El incentivo del gobierno es vencer a sus oponentes en las próximas elecciones, con una gestión cortoplacista y con endeudamiento masivo para sufragar los gastos.

- Carencia de Incentivos para Actuar de Forma Eficiente. La política pública se mantendrá en el tiempo independientemente de si es eficiente o no, basta solo el apoyo político suficiente, de parte de los lobbies.

[pic 9]

Es preponderante evaluar las políticas públicas de los diferentes niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), enfocarlas al control económico y al cumplimiento normativo, ligarlas a los aspectos sociales y de transparencia democrática, y con una estrecha relación de la participación plural de todos los actores.

Estamos viviendo un sistema complejo, caótico e inesperado en el que los votantes, por pura ignorancia racional, votan de forma visceral mientras que pequeñas minorías organizadas inclinan la balanza en beneficio propio. Por otro lado, quien defiende a las mayorías silenciosas pierden elecciones.

Vivimos un sistema burocrático en crecimiento, sin eficiencia y racionalidad, carente de responsabilidad política, ante esta realidad es indispensable cerebros humanos que actúen de forma compleja y complejizante: la acción de elección es antagónica, concurrente y complementaria del quehacer hipercomplejo que depende del imaginario individual/colectivo del homo sapiens/homo demens en y para beneficio del individuo/sociedad/especie.

Con la correcta evaluación de políticas públicas podemos motivar a todos aquellos votantes que se sitúan fuera del sistema para lograr ese equilibrio en favor de la sociedad.

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