Cristo Redentor en Rio de Janeiro

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Sabemos que los mayas fueron una gran cultura en todos los aspectos, pero destacando en sus conocimientos de astronomía y matemáticas, como ejemplo, esta cultura fue la primera en utilizar el concepto del número “0” en cálculos comunes.

En cuanto al conocimiento de los cuerpos celestes, si bien era con fines astrológicos, era vasto pues lograron predecir una gran cantidad de eventos astronómicos importantes, como lo son eclipses o las órbitas de los planetas, llegando a usar ser capaces de utilizarlas como cierto aditamento a algunas de sus construcciones.

Tal es el caso que nos atiene aquí, pues desde hace más de 1,000 años y hasta la fecha, en los equinoccios ocurre un evento magistral que fue materializado de una manera tan exacta que intimida, nos referimos por supuesto, a la llamada “bajada de Kukulcán” que se describirá en breve; análogamente, sorprende el hecho de que la principal distribución de las construcciones, tenga una estrecha relación con la salida y puesta del sol en diferentes fechas, dando lugar a una especie de calendario. Todo esto nos da pauta para concluir que eran consumados astrónomos, haciendo observaciones incluso más importantes que las que se estaban llevando a cabo en Europa en ese momento.

La “bajada de Kukulcán” consiste en que en la fecha establecida, y debido a que el sol ilumina a la tierra con la misma intensidad en ambos hemisferios (norte y sur), se aprecia un extraño efecto en las escaleras de la pirámide, que peca de recordar a una serpiente en descenso, se debe sin duda a ciertas leyes físicas asociadas a la óptica, que probablemente los mayas intuían o conocían; este no es el único fenómeno físico “atractivo” ubicado en chichen Itzá, pues en la pirámide el castillo cuando una persona aplaude, hay un eco un tanto extravagante, a este efecto acústico se le conoce como “la Cola del Quetzal” llamado así por la similitud que este eco tiene con el sonido emitido por dicho animal. El efecto se genera gracias a la interacción del campo acústico generado por el aplauso, con la estructura de las escaleras.

Aunado a esto, las dificultades que seguramente representó el construir esta estructura (y dotarla de estos efectos nos llevan a concluir que este sitio, además de ser un atractivo centro turístico por la gran cantidad de cultura maya ahí reunida, también es una gran demostración de la ingeniería que podían manejar así como sus capacidades constructoras y de diseño, dándonos un claro ejemplo, que la ingeniería es o puede ser parte del arte y de la historia.