DISTRIBUCIÓN DE LA SUPERFICIE DE RIEGO POR TIPO DE CULTIVO
Enviado por tomas • 3 de Marzo de 2018 • 2.674 Palabras (11 Páginas) • 408 Visitas
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Entre las posibles acciones para mejorar esta situación se puede mencionar las siguientes:
- Definición más clara de los roles, entre los organismos nacionales y provinciales, públicos y privadas, pues tal como se expuso las responsabilidades y funciones de algunos organismos convergen con las funciones de otro.
- Fortalecimiento de las funciones de control de calidad del SENASA, para recuperar la reputación que tenia, disminuida a causa de no hacer oportunamente público el aviso de brote masivo de aftosa en el 2001 al público argentino, los importadores y las autoridades internacionales.
- FINANCIAMIENTO Y POLITICA FISCAL
Los créditos bancarios para la agricultura provienen principalmente de bancos oficiales como el Banco Nación y el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Más del 70 por ciento de estos créditos benefician a productores medianos y grandes. En 2000, la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, junto con el Banco Nación y otros bancos, lanzaron un importante programa de créditos para pequeñas y medianas empresas en el que podían participar productores rurales. Sin embargo, pocos créditos (no más de 2.000) han ido al sector rural.
Una fuente relevante de financiamiento para la agricultura son las empresas productoras de insumos. Los préstamos a clientes de cinco de las mayores empresas de insumos agropecuarios en 2001-2002 alcanzaron US$ 250 millones, abarcando 30.000 productores. Existe una amplia dispersión en este tipo de créditos, que varían desde US$ 1.000 para productores modestos hasta US$ 1.000.000 para grandes distribuidores minoristas de insumos. Los préstamos se utilizan principalmente la compra de semillas y agroquímicos y suelen basarse en una relación de confianza entre el productor y el distribuidor local que actúa como intermediario.
Para poder analizar de manera objetiva la carga fiscal en el sector agrícola es necesario considerar dos puntos, la carga impositiva tributaria al sector agrícola y la inversión pública en el desarrollo del sector, para determinar si existe neutralidad fiscal.
Comenzaremos a exponer la situación:
- La carga impositiva agropecuaria en la Argentina es considerablemente mayor que el gasto público destinado al sector.
- La estructura impositiva penalizó tradicionalmente al sector, disminuyendo la relación entre precios de productos e insumos, con la consecuente reducción de la inversión y desaceleración del crecimiento sectorial.
- El gasto público agropecuario ha sido siempre comparativamente bajo en Argentina, insuficiente para cubrir las necesidades de bienes y servicios públicos del sector.
Gasto Nacional Público y Agropecuario
NACIONAL
AGROPECUARIO
AÑO
Pesos (m)
Pesos (m)
% del Gasto Nacional
1998
47531
516
1.09%
1999
50046
473
0.95%
2000
49720
449
0.90%
2001
48903
384
0.79%
2002
46980
254
0.54%
2003
58867
348
0.59%
2004
64828
465
0.72%
2005
77978
613
0.79%
Fuente: BANCO MUNDIAL
En lo que respecta a la política fiscal que se aplica a los pequeños agricultores, estos tienen que pagar retenciones iguales a las de un gran productor, que sumando a los impuestos al cheque y las ganancias llegan casi al 35% del total que el productor obtiene.[5]
Se introdujeron dos impuestos con un impacto relevante sobre la agricultura: el impuesto a la ganancia mínima presunta y el impuesto a las operaciones bancarias, especialmente nos centraremos en el primero.
La principal finalidad del impuesto a la ganancia mínima presunta es evitar la evasión gravando las ganancias supuestas en lugar de las reales, las cuales son difíciles de medir. El inconveniente es que penaliza a los productores que tienen utilidades bajas o nulas por encontrarse al inicio de un proyecto de inversión o por otros motivos. Asimismo, no es neutro respecto al ciclo económico y su impacto negativo se siente especialmente durante la contracción de la economía.
- AGRICULTURA Y MEDIO AMBIENTE
Argentina posee una economía donde la actividad agrícola ha tenido un rol importante, que se ha venido expandiendo durante los últimos años, es así que entre 1961 y 2007, la superficie bajo cultivos se incrementó de 19,5 millones de hectáreas a más de 30 millones, es decir un incremento cercano al 50%. Sin embargo este avance de la frontera agrícola se ha efectuado principalmente sobre ecosistemas naturales, como los pocos relictos de campos altos en la Pampa Húmeda, los bosques de caldén y de algarrobo del semiárido pampeano o de quebracho en Santiago del Estero, los bosques húmedos chaqueños en Santa Fe, Chaco y Formosa, el parque mesopotámico, la selva misionera y las selvas de piedemonte en Tucumán y Salta[6].
Estos años han visto también un enorme crecimiento en la productividad agropecuaria (Del cual el 67% se consume internamente y un 33% se exporta) y de la cadena agroindustrial
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