EDITORIAL "ESTUDIAR EN VENEZUELA"

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Las compras para este nuevo año escolar se han dificultado en gran manera, pues el salario mínimo que ahora se ubica en 9468,18 bolívares, no es totalmente suficiente. Para cubrir los gastos el venezolano tendría que trabajar por dos años a fin de alcanzar el costo necesario o un poco más. En julio, cuando apenas comenzaban las vacaciones, los padres iniciaron el viacrucis para obtener los artículos exigidos en las instituciones.

Una resma de papel subió de 300 a 2.100 bolívares; una libreta pasó de 90 a 360; un libro de física de 540 a 3.800 bolívares, y una caja de colores de 360 a 1.100 bolívares. Es evidente que las listas escolares oscilan entre 10 y 15 mil bolívares aproximadamente, pues cada que se eleva el nivel, las exigencias son mayores, y los artículos requeridos incrementan los precios pero se dificulta aún más el conseguirlos.

Más sorprendente es el saber que en comparación al año pasado, la canasta básica ha aumentado 1.235% pues tenía un costo de 17.513 bolívares. Sin embargo para diciembre de ese año el salario mínimo habría aumentado el 15% ubicándose en 4889,11 bolívares. De los cuales se necesitarían 3,58 para cubrirla. No obstante, a esta canasta básica no se le ha incluido el morral ni la cartuchera, que actualmente cuestan entre 10 y 20 mil.

Pero los precios siguen aumentando, la mercancía puede mejorar o empeorar en calidad, y el hecho de conseguirlos se vuelve una odisea para el venezolano. ¿Es justo que nuestros hijos tengan que vivir con esta situación tan frustrante? ¿Acaso será imposible estudiar en este país? ¿Cuánto costará obtener el título de bachiller en dos años? Venezuela, siendo un país de gran potencial, está viviendo una inflación incontrolable, según expertos en economía.

Y como siempre, es el pueblo quien paga los platos rotos por las ineficiencias gubernamentales, las “políticas” de gobierno que no son más que palabras, pues no se ve un resultado productivo. El incremento del salario mínimo que no alcanza siquiera para adquirir la mitad de una canasta básica alimentaria, y mucho menos la escolar. El venezolano cada vez pierde las esperanzas de un cambio para el país, y no es para menos. La situación lo amerita.