EL SISTEMA NERVIOSO Y LA CAPACIDAD DE CONOCER

...

EL SISTEMA INMUNITARIO Y LA CAPACIDAD DE AUTOIDENTIDAD

Varela describe la estructura y función del sistema inmunitario, que él denomina el “segundo cerebro”. Este sistema al igual que el sistema nervioso, puede controlar, aprender, y adaptarse, no en sentido cognitivo, pero si fisiológico.

Una analogía profunda entre el sistema nervioso y el sistema inmunitario es, que de la misma manera que la función del sistema nervioso permite una identidad cognitiva, un sentido del yo, el cuerpo también posee una auto identidad o conciencia de sí misma con propiedades cognitivas similares, como la memoria y el aprendizaje. Esta identidad opera a través del sistema inmunitario, indica Varela.

Hay una metáfora interesante, que la acción del sistema inmunitario es como la identidad de un país, que su identidad no solo se acciona cuando hay fuerzas invasoras, pues la identidad de un país es mucho más que su seguridad territorial, es su vida social, su cultura, etc. Esto demuestra que no es una reacción de defensa sino una construcción positiva, es un tipo de reafirmación, enfatiza Varela.

LA RED PSICOSOMÁTICA

En la visión tradicional, el sistema nervioso, el sistema inmunitario y el sistema endocrino están separados y sirven diferentes funciones. Pero las recientes investigaciones en el campo de la psiconeuroinmunología han demostrado, de una manera dramática, que estas separaciones conceptuales no pueden ser mantenidas. Coincidente con estos planteamientos, Varela indica que la interacción entre la mente, el sistema nervioso y el sistema inmunitario proporciona la base fisiológica de la influencia de las emociones sobre la salud.

Se tiende a suponer que un estado mental implica una actividad medible en una parte del cerebro como cuando la gente siente estrés, que se puede buscar los senderos de las hormonas que libera el cerebro bajo tensión. También se creía que las hormonas solo las producía el cerebro pero se ha descubierto que otros órganos pueden segregar hormonas como la endorfina para sedar el dolor de los músculos.

No estamos acostumbrados, comenta Varela, a pensar acerca del cuerpo como un yo, que es tan complejo como entidad como nuestros yo cognitivo, pero el hecho es que funcionamos de ese modo. Desde la perspectiva de la psicoinmunología, el cuerpo también tendría una identidad designada conceptualmente, pero que no existe en ninguna parte. La identidad no está en los genes o en las células, sino en el complejo de las interacciones.

El descubrimiento de la red psicosomática implica que el sistema nervioso no está estructurado jerárquicamente, como se creía antes.

CONCLUSIÓN

Los “dos cerebros” hace referencia de nuestra mente y cuerpo. Que somos tal y como recordamos desde el momento en que tuvimos uso de razón hasta ahora, pero existe el otro yo que muchos ignoramos, que es nuestro cuerpo o sistema inmunitario, a este lo ignoran porque nunca lo han etiquetado con un nombre ya que no existe lingüísticamente porque solo se puede percibir a este cuando sentimos sus efectos. Y que si en algún momento se podría establecer una manera de comunicarnos con esté yo podríamos mejorar muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo el de la salud.