ENSAYO DE FE Y MUNDO CONTEMPORANEO

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La religión como manifestación de la naturaleza humana

Desde la antigüedad el hombre ha pasado por una cierta evolución de las personas ser algo más de lo que se ve o de lo que se puede estudiar, como el mismo Aristóteles mencionaba que el hombre es un “ser religioso por naturaleza” y que el hombre trasciende, con la capacidad de ampliar lo que se puede alcanzar o conocer con nuestros sentidos o estudios.

El hombre es religioso por ser hombre, por la necesidad de saber de Dios y el poder buscarlo, el poder adorarlo y necesitarlo a la vez, en esa búsqueda termina uno encontrándolo para creer, rezar y darle un culto, poder fabricar esa ideología de ofrecimiento para rezarle, amarlo y ofrecerle sacrificios; o en su caso situar a Dios con la naturaleza, con el sol, la luna, un río, una montaña etc. Por esa razón no se puede vivir sin ningún Dios ni religión.

Pero el hombre es un ser dotado de libertad y ante Dios puede responder si o no, aceptarlo o rechazarlo, amarlo, odiarlo o permanecer indiferente, en el más acá y en el más allá de la muerte, donde la división de los con Dios y de los sin Dios será definitiva, eterna, con la consiguiente plenitud o frustración de su ser y de sus ansias de verdad (inteligencia) o bondad (voluntad) y de perfeccionamiento o superación propia (auto trascendencia).

La racionalidad permite al hombre comprender su condición de creatura y reconocer su dependencia creatura del Creador, de Dios. Al mismo tiempo, la racionalidad capacita al hombre dar gloria de Dios de modo consciente o formal y, a la vez, para trasformar la gloria material de las demás creaturas en gloria formal.

Sin necesidad de una demostración elaborada de modo preciso, se da un conocimiento natural espontáneo de la existencia de Dios, como lo prueba la experiencia continua universal, cada hombre se encuentra a si mismo elevado a la idea de un ser trascendente por la mera visión en la naturaleza de su impresionante majestad.

Conclusión.

La humanidad necesita creer en esa ideología del ser supremo, sin este la fe y las creencias no serían posibles, ya que esto genera ilusión en nosotros mismos para poder ofrecer algo a cambio por esa creencia, por el sentirnos bien con nosotros mismos, sea la religión que uno decida, si ese un factor de vida no hay que perderlo ni perder la esperanza hacia esa ilusión o creencia.

Bibliografía.

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