ENSAYO- De Animales a Dioses

...

Por otro lado, debido a que la mente humana tiene una capacidad de almacenamiento limitada, el hombre también ideo un dispositivo de almacenamiento llamado escritura que proporciono la posibilidad de transmitir información a siguientes generaciones y no empezar desde cero.

Después de la revolución agrícola las sociedades humanas crecieron y se hicieron cada vez más complejas y los constructos sociales cada vez más refinados basados en mitos y ficciones que acostumbraron a los humanos a pensar de forma determinada comportarse por determinados estándares, desear ciertas cosas y obedecer ciertas normas. Esta red de instintos artificiales se llama cultura, que se refiere a un orden creado por el hombre que impulsa a cambiar el esquema cognitivo con que nacen los humanos transformándolo y moldeándolo conforme a ciertas normas. Sin embargo, gracias a la cultura hoy en día vivimos en una especie de “megacultura” porque a pesar de existen diferentes estilos de vida todos estamos estrechamente interconectados y nos influimos unos a otros de diferentes maneras, a diferencia de los tiempos donde nuestro mundo más bien era una galaxia de mundos totalmente separados. Los tres ordenes que acabaron por unificar a todos los sapiens fueron el orden monetario, seguido por el político y el religioso; este proceso de unificación global tuvo lugar en los últimos siglos cuando los imperios crecieron y el comercio se intensificó.

Una vez que el mundo se vio unificado, la Revolución Científica entro en operación. Esta revolución no fue de conocimiento sino de la ignorancia, el gran descubrimiento de la ignorancia ha provocado que los humanos nos demos cuenta de que no tenemos las respuestas a nuestras preguntas más importantes. La voluntad de admitir ignorancia ha hecho de la ciencia moderna una más dinámica y ha implicado en nuestra capacidad de observación y la adquisición de nuevos “poderes”. Gracias a esto hemos sido capaces de ampliar enormemente nuestra capacidad de entender el mundo e inventar nuevas tecnologías. A medida que la ciencia comenzó a resolver un problema tras otro como: enfermedades, hambruna, etc; muchos humanos se convencieron de que la tecnología era la respuesta a todos sus problemas.

El libro termina con una descripción del transhumanismo, que se refiere a que con el poder y la inteligencia viene la capacidad de diseñar nuestro entorno hasta llegar al punto de diseñar a otros seres vivos como en el caso de los animales de granja que son diseñados como maquinaria agrícola. Aquí podemos ver que Harari no apoya a la tecnología y la piensa más bien en una distopía en relación con nuestros antepasados, nos llama a prestar atención y tomar conciencia de lo que podría ocurrir y lo que debería de ocurrir en el futuro.

En mi opinión, Harari pretende hablarnos de la historia de la humanidad para que podamos comprender el presente y de cierta forma predecir nuestro futuros y tomar las riendas para que no se salga de control.

El libro del que vamos hablar es un bombazo, un fenómeno editorial. Nos dicen los creadores de opinión que no nos lo debemos perder. Es un best-seller en Israel, se ha traducido a 30 idiomas y se han vendido 300.000 copias por todo el mundo. ¿Qué tienen Yuval Harari, su autor, y De animales a dioses, su libro, para tanto revuelo?

Las propuestas principales del libro son dos. Por un lado, que toda cultura humana es una invención. A pesar de apoyarse a menudo en la ciencia, Yuval Harari sostiene que la cultura humana pertenece a un ámbito radicalmente distinto del biológico. “No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos”, dice llevando al extremo la tesis de investigadores como Diamond que piensan que la estructura de nuestras emociones y deseos nos llega básicamente intocada desde las ancestrales sociedades de los cazadores-recolectores. Harari no parece contemplar el probable enraizamiento de lo cultural en lo biológico, que tan importantes abogados tiene a día de hoy.

Por el otro, la posibilidad de superar el “sufrimiento”. Esta le permite convertir su recorrido histórico en una reflexión filosófica con propuestas reconfortantes. Su desparpajo y desacomplejada resolución le permiten decir cosas como que “lamentablemente, el régimen delos sapiens ha producido hasta ahora pocas cosas de las que podamos sentirnos orgullosos. No hemos reducido la cantidad de sufrimiento en el mundo”. Al parecer la solución podría estar en algo parecido al budismo.

Harari es elocuente, tiene sentido del humor y un tono mordaz muy atractivo. Es capaz de salpimentar su discurso con chistes judíos creando un personaje llamado “Samuel el Avaro”. Es, más que un divulgador, un vendedor, un showman que tiene un curso online al que se han apuntado 65.000 personas y otro en ciernes para el que se predice aún más éxito. Y Harari es lo suficientemente solvente para que eso sean buenas noticias en el panorama cultural.