ESCUDRIÑANDO UNA COLOMBIA AMARGA.

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Evidenciamos con todo esto, que hay fallas, vacíos enormes, en la organización del Estado, en la distribución de los recursos, en la infraestructura, en los métodos de respuesta para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, en fin. Pero, para mi, màs que un problema de “ellos”, es un problema de “nosotros”, nosotros los que no queremos educarnos, nosotros a los que no nos importan nuestros recursos y dejamos que otros se los roben, nosotros que seguimos aguantando a quienes nos oprimen, porque no se nos da la gana de pensar un poquito, y decir: oiga, ¿no será que yo puedo hacer algo?, porque esto si me toca a mí, porque es yo soy ciudadano, porque es a mí a quien le cobran los impuestos, porque soy yo el que le doy trabajo a ellos, y yo no le debo nada a quien yo mismo puse a allá, porque yo tengo el poder de quitarlo de su cargo cuando yo quiera, porque simplemente yo soy pueblo, y como diría Gaitán: “yo no soy un hombre, yo soy un pueblo, y el pueblo es superior a sus dirigentes”. Creo firmemente, que está en manos de cada quien, creerse o no parte de su pueblo, parte de esta maquinaria que todos movemos, en la que nadie es superior a nadie, y nadie le debe fidelidad o devoción alguna a ningún dirigente. Creo que uno debe tomar la iniciativa de educarse, no hay arma más poderosa que la educación, nada te da más seguridad que saber de qué hablas y cuál es tu fin, tu lucha, tu meta.

Por último, quiero dejar en claro que mi intención no es desvirtuar al Estado, éste es originalmente bueno, pero sus componentes, están mal organizados, y aquellos a quienes le hemos reconocido una virtud para dirigir, nos están llevando al abismo, por ello, debemos pensar en quienes ponemos en estos lugares, porque no solo le damos un cargo, si no que sobre estas instituciones, recae la confianza de 47 millones de personas más, que esperan, que quienes ponen en esos lugares, sepan responder a sus pretensiones y sepan administrar lo que en sus manos se pone. Debo concluir, con que admito estar muy de acuerdo con el pensamiento del autor German Castro Caycedo, a quien he tenido la oportunidad, con anterioridad, de leer. Caycedo, en mi opinión, muestra la realidad de nuestro país de una manera adecuada y bien documentada, sabe reconocer lo hermoso sin alterar su tinte realista original, y no le da miedo criticar lo que se debe criticar.