ESPACIOS MULTISENSORIALES FAVORECEDORES DE CALIDAD DE VIDA Y FELICIDAD

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Así, los espacios multisensoriales están intencionalmente habilitados con materiales que proporcionan estímulos auditivos, visuales, táctiles, gustativos, olfativos y comunicativos para que los sujetos que presentan algún tipo de discapacidad, puedan interactuar con el medio a través de sus sentidos, y del mismo modo, dar la posibilidad al sujeto de desarrollar nuevas capacidades y abrirse al mundo de las sensaciones y las emociones.

Es un espacio flexible en el cual los materiales se adaptan a las necesidades de cada individuo, cumpliendo de este modo, diversas funcionalidades. El trabajo es guiado por un terapeuta quien establece una relación de confianza mutua con el paciente activo, asimismo, se establece una relación con el ambiente mediante la estimulación y la relajación.

El objetivo de esta estimulación es ejercer una influencia positiva en la persona, logrando de modo inherente su bienestar. Julia C. M. van Weert y Jozien M. Bensing en 2010 publicaron los resultados de una investigación[2] que medió la eficacia de este método en la asistencia de la demencia a largo plazo sobre la conducta de los pacientes de residencias de ancianos y sobre los resultados relacionados con la función de los cuidadores. Se compararon seis centros psicogeriátricos que implementaron la estimulación multisensorial en la asistencia de 24 horas para la demencia y se incluyeron seis centros de control que siguieron recibiendo la asistencia habitual. Los análisis se realizaron en el nivel basal y después de 18 meses. Los resultados evidenciaron que los residentes que recibieron asistencia con estimulación multisensorial experimentaron un efecto significativamente positivo del tratamiento sobre la conducta apática, la depresión, la pérdida del decoro, la conducta rebelde y la agresividad. Durante los cuidados matinales, mostraron cambios significativos y positivos en el bienestar y la conducta adaptativa. Respecto a los resultados relacionados con el trabajo, se observó un efecto significativo para el grupo experimental en relación a la presión temporal, la satisfacción con el trabajo, los problemas percibidos, las reacciones al estrés y el desgaste emocional de los auxiliares de enfermería.

Mientras que en el área educacional, alumnos y alumnas con discapacidad encuentran un espacio libre del stress habitual propio de los centros educacionales, logrando mejoras en la lógica, la concentración y la coordinación.

Gómez, María del Carmen. (2009)[3]

Concretamente quienes presentan discapacidad en el área cognitiva, perciben esta terapia como una de las más ventajosas, ya que mejora la calidad de vida, aumentando la autonomía, la tolerancia, el control emotivo, mediante una relación más estrecha con su entorno y la posibilidad de relajarse en función a una óptima adaptación.

En el caso del autismo también se replican resultados positivos, ya que la utilización de los materiales asociados al método, permiten reducir el daño autoprovocado hasta en un 75% de compararse con métodos tradicionales.

A juicio personal el bienestar personal, y con ello la sensación de felicidad se obtiene cuando el participante logra abrirse al entorno, y por ende, relacionarse mejor con el medio para construir un mayor conocimiento sí mismo. Ello, le permite alcanzar así el equilibrio interno y externo. Las aulas sensoriales actúan como gatillador de emociones, desbloqueando experiencias incomodas y poco beneficiosas, evocando también recuerdos satisfactorios y la expresión de éstos. Fomenta los cambios positivos en las personas, consiguiendo que el sujeto se sienta parte activa del entorno social, tomado conciencia que sus habilidades pueden modificar lo que sucede a su alrededor, confirmando así, que la adopción, el comprometerse con el método, la concreción de resultados, y la sensibilización de éstos posee una repercusión terapéutica insustituible.

Fuentes consultadas

Ardila, Ruben. (2003). Calidad de vida: una definición integradora. Revista Latinoamericana de Psicología, 35 (2), 161-164

Garcia, José de Jesús. (2011). Bienestar y calidad de vida en México. Centro de estudios sociales y de opinión pública.

Gómez, María del Carmen. (2009). Aulas multisensoriales en educación especial. Ideaspropias editorial.

Palomar, Jesus. (2004). Pobreza, recursos psicológicos y bienestar subjetivo, Serie Documentos de Investigación, Universidad Iberoamericana, México.

Van Weert Julia C. M. y Bensing Jozien M. (2010). Estimulación multisensorial integrada en la asistencia de la demencia a largo plazo. Informaciones Psiquiátricas. Boletín 200

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