El Modelo Económico de Adam Smith y el Papel que le Asigna a las Instituciones y al Estado en la Economía

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Así como Newton planteó un pensa-miento científico bajo el supuesto de que los fenómenos naturales son regidos por una ley universal como la relativa a la gravitación, los filósofos sociales de aquella época—especialmente aquellos dedicados al estudio de la moral—argumentaron que la realidad social se encontraba regulada por una ley natural que daba cuenta del comportamiento de los individuos.

A la par de la revolución científica de los siglos XVII y XVIII—con Galileo, René Descartes (1596-1650) y Newton a la cabeza—se gestó, con el pensamiento de la Ilustración Europea, una revolución en la cosmovisión de las sociedades al destacarse la relevancia de la felicidad del individuo y exaltarse los valores del indi-vidualismo. Esta felicidad o plenitud de los individuos consistía—para algunos pensadores como Antoine de Montchres-tien (1578-1621)—en la riqueza (argu-mento éste último citado por Paradinas Fuentes, 2007, p. 6).

Más que ideas novedosas, el pensa-miento de Adam Smith tiene el mérito de ser una destacada síntesis de supuestos y postulados filosóficos y teóricos que son recuperados por él luego de experimentar el olvido en aquellos años (Gómez Rivas, 2005). De ahí la importancia de la filosof-ía escolástica, del iusnaturalismo, del pensamiento de Francis Hutcheson (1694 -1746), de Richard Cantillon (1680-1734), de Hugo Grocio (1583-1645), y de Samuel von Pufendorf (1632-1694).

El eje temático central del modelo económico de Adam Smith es el progreso de la economía de las naciones europeas. Los factores que propician dicho progre-so económico y las medidas necesarias para hacerlo perdurable fueron objetivos centrales de sus reflexiones.

El objeto de conocimiento en la obra económica de Adam Smith está consti-tuido por la producción (tierra, trabajo y medios de producción); la división del trabajo; la distribución (beneficios, sala-rios y renta); y la distinción entre precio natural y precio de mercado. La produc-ción, el trabajo como fuente de la riqueza, y la división del trabajo como elemento dinámico para incrementarla, son los tres componentes centrales del modelo económico de Smith expuesto en su obra Investigación sobre la naturaleza y cau-sas de la riqueza de las naciones (Smith, 2000 [1776]). La división del trabajo es resultado de la tendencia natural del hombre a emprender el intercambio; y solo es limitada por la extensión del mer-cado, influida por el desarrollo de los medios de transporte y de comunicación. De ahí que critique las restricciones mer-cantilistas que se imponen al comercio internacional, en tanto éstas condicionan y limitan el tamaño del mercado y, en consecuencia, la productividad y la divi-sión internacional del trabajo.

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Es de notar que Smith, al ubicar el origen de la división del trabajo en la propensión natural de los seres humanos al intercambio y a la negociación, no con-sidera a la sabiduría humana como su fuente principal (op. cit., p. 16), puesto que dicha división del trabajo es una con-secuencia espontánea y no prevista de la acción de los individuos que articulan entre sí—en el marco de la especializa-ción—el conocimiento parcial poseído por ellos (esta última reflexión es expues-ta por Irigoin, 1987, pp. 199-200). Es más bien fruto de los deseos y necesidades de los individuos que experimentan la inter-dependencia y se muestran dispuestos a cooperar de manera recíproca.

Para Smith, el incremento de capital es el elemento que permite la riqueza de una nación. El crecimiento de la riqueza sólo será posibilitado por las mejoras del poder productivo del trabajo y por las habilidades del trabajador que son incre-mentadas a través de la división del traba-jo; principio este último que privilegia la especialización, así como la acumulación y dispersión del conocimiento entre los individuos (idea explorada en la lectura de Hayek, 1948). En sus reflexiones so-bre el crecimiento económico la libertad desempeña un papel central en la medida en que con ella se tiende a maximizar la riqueza de las naciones. Esta reflexión la desarrolla con mayor detalle en La teoría de los sentimientos morales (Smith, 1997 [1759]). El concepto de libertad está rela-cionado profundamente con el supuesto de la “mano invisible”: los individuos, al estar orientados en sus acciones por su propio interés, sin intención de proponér-selo son capaces de satisfacer el interés de la comunidad. Dicho interés individual sólo encuentra límites en los intereses del prójimo, pero este interés personal se potencia en la medida en que el individuo produce los satisfactores deseados y ne-cesitados por su sociedad.

El supuesto de la “mano invisible” desempeña un papel importante en la teoría de la distribución de la renta plan-teada por Smith, puesto que posibilita la armonía siempre y cuando las clases so-ciales (capitalistas, trabajadores y terrate-nientes) involucradas en el mercado ten-diesen a maximizar las rentas (beneficios, salarios y rentas respectivamente). Más aún, si se producen los bienes necesarios a precios que mantengan satisfechos a todos, la sociedad incrementaría la rique-za siempre y cuando se presente un régi-men de competencia. Pero si ésta es limi-tada por las regulaciones restrictivas de los Estados absolutistas y mercantilistas —blanco de crítica constante en la obra de Smith—entonces el mecanismo de la mano invisible será ineficaz.

A la par de su preocupación intelec-tual por el crecimiento de la riqueza y con base en su reflexión de filosofía moral, Smith se interesó por la justicia. En el Libro II de La riqueza de las naciones, titulado “Sobre la naturaleza, acumula-ción y empleo del capital,” explica que el crecimiento económico está condicionado —además de la mencionada división del trabajo—por la relación que existe entre el trabajo productivo y el trabajo impro-ductivo, es decir, por la presencia de cier-ta cantidad de capital y por su acumula-ción. (Se trataba de una acumulación de mercancías impulsada por el trabajo pro-ductivo.) La acumulación del capital está dada por la sobriedad económica en tanto que la prodigalidad y la mala administra-ción la evitan; esto es, todo lo que un individuo ahorra a partir de sus ingresos incrementa su capital, que puede ser em-pleado en aumentar el número de trabaja-dores a su servicio, o para permitir que otra persona lo haga si se lo presta a cambio de un cierto interés. Así como un

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JHONATANN individuo aumenta su capital ahorrando parte de sus ingresos o de sus beneficios,