El fin de Laissez Faire según Keynes

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En el siglo XIX ocurre lo impensado, los economistas lograron unificar los pensamientos e impulsos emocionales, de científicos, moralistas, comerciantes, matemáticos y religiosos, lo más importante es que todo fue en favor del Laissez Faire y el individualismo, por consiguiente a esto, hay que concluir que esa unión dejó entre dicho que el hombre es tan capaz de pensar en solo su felicidad como de usar todo a su favor, esta técnica es respetada por Keynes, pues básicamente fue la que ayudó a saltar el duro proceso que afronta la economía mitigando la influencia socialista.

La razón para creer en toda la teoría era simple, pues sus planteamientos eran aplicables a la vida del hombre, un ejemplo es el amor al dinero, el cual era explicado con la selección natural y con el fin de multiplicarlo, también el prueba y error del empirismo se aplicaba, en pocas palabras a un agente económico que consume usando esta técnica cada vez que necesitase felicidad, o quizás la evolución, pues ella misma afirmaba que sólo el más fuerte y el que se adaptara a su medio lograría su supervivencia, inclusive la iglesia sucumbió, pues ella comenzó a participar del libre movimiento del ser, en compañía de la búsqueda de la armonía a través de las relaciones del hombre en su medio y sociedad.

El autor es convincente y al igual que hay que considerar que es momento de un cambio, está teoría económica no es incapaz de resolver problemas al contrario lo hace bien, pero es obvio que el tiempo y los ambientes han cambiado, la transformación de las personas en agentes de mercado nunca estuvo tan individualizado, es lógico pensar que tal vez es lo mejor para la sociedades económicas, mas no lo es, y a pesar de que esta teoría ayuda, su finalidad es simplemente destructiva, si no puedes avanzar, no debes continuar, solo la estabilidad está para los más fuertes y evolucionados económicamente, pero es muy inapropiado, en nuestros tiempos las diferencias monetarias en las personas del mundo son abismales, las oportunidades igualmente y el derecho al voto casi extinguido, lo que comenzó como una protección del comercio y la propiedad, terminó siendo un escondite de corrupción.

El gobierno va más allá de permitir muchos avances comerciales y apoyarlos, cayó en el juego de no prestar ni la más mínima seguridad social, y es ahí cuando en verdad la moral y la economía están en la obligación de apoyarse mutuamente en busca de una política más ordenada, basada en la causalidad y el coste o beneficio de las acciones.

El capitalismo dirigido con sensatez se puede hacer más eficiente para alcanzar determinados fines económicos, el punto es construir una organización social que sea bastante eficiente y que sea compatible con el itinerario de un modo de vida satisfactorio, se necesita una serie de convicciones que nazcan a partir de lo que sucede en el exterior ya que así mismo serán más eficientes e ideales, ya que no hay que olvidar que en este mundo no estamos solos.