El pachuco y otros extremos. Octavio Paz
Enviado por Sara • 17 de Febrero de 2018 • 1.562 Palabras (7 Páginas) • 580 Visitas
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Todos Santos, Día de muertos
En este capítulo con una extensión ligeramente más amplia, Octavio Paz de nuevo vuelve a tocar un par de temas y centrarse en un par más, de estos los más interesantes seria retomando al mexicano como ser creyente y la muerte.
El mexicano como creyente que es, cree en un sinfín de figuras y celebraciones, el mexicano busca festejar, el mexicano hace lo que sea con tal de escapar un poco de su realidad. En estas primeras páginas queda impreso el sentimiento de escape, el querer dejar todo atrás de cualquier forma y a cualquier precio, sin embargo dando a este una vía la cual es la fiesta, en esta parte se habla acerca de porque los mexicanos buscan las fiestas, porque las disfrutan y sobre nuestras conductas dentro de ellas, contrario a lo mencionado en el capítulo al anterior el mexicano tiene un actuar más social y en ocasiones a diferencia de otras culturas, realmente festeja en masa, pero he aquí el dilema sobre la verdad que tratamos de ocultar y la realidad, uno se pone a pensar acerca de los fines y las razones detrás de todo esto, será que acaso nos reímos, cantamos, nos emborrachamos y bailamos, tratamos a desconocidos como hermanos y festejamos con extraños, será que todo esto es obra de aquél mexicano que siempre aparecía cerrado, me pongo a pensar si no será en el fondo una “fiesta tradicional de máscaras”, la interpretación a esto será la que cada uno guste darle, aunque el contexto y la intención fuesen claros.
Sin divagar más en este tema vamos al siguiente que es la muerte, se plasma un poco la idea acerca del tomar una vida y la representación o valor que tiene esta, él dice y cito lo ya citado “EN LOS PRIMEROS versos de la Octava Elegía de Duino, Rilke dice que la criatura —el ser en su inocencia animal— contempla lo abierto, al contrario que nosotros, que jamás vemos hacia adelante, hacia lo absoluto.” Mi interpretación a esto es que cuando un ser en un estado inocente o puro se le da por contemplar, este lo hace sin limitantes, este ve un todo y un nada, al contrario de nosotros quienes ya hemos perdido ese carácter de pureza que tan solo nos atenemos a mirar lo que podemos, creyendo es el camino que debemos seguir.
En este apartado Octavio Paz se pone a analizar a otros autores y su perspectivas de la muerte, “venimos de la muerte y no de la vida” podría ser una de estas, esta nos plasma la idea acerca de que la respuesta a la vida no se encuentra necesariamente en la vida misma, quizás la resolución a los problemas los encontremos en la muerte y aquí entramos en un punto paradójico pues para resolver la vida, primero tendríamos que morir.
Después de analizar este trio de capítulos no me queda mucho que decir, pues en sí es algo repetitivo el punto que desea tocar el autor, sin embargo quizás leyendo esto de nuevo en un tiempo, sea capaz de encontrar algo que no pude ver con anterioridad y llegar a “contemplar lo abierto, yendo hacia adelante, hacia lo absoluto”.
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