El papel de la Universidades ante los retos del siglo XXI

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Desde esta perspectiva, debe concebirse a las universidades como un espacio convertido en un campo de producción, no sólo de fuerza de trabajo, sino de ideas y conocimientos que permitan dar respuesta a los problemas sociales y laborales. Esto implica que las universidades deben convertirse en organizaciones institucionales en la que sus actores deben asumir un papel activo en las negociaciones e interacciones que les permitirán construir una estructura institucional sólida.

Estamos hablando de la necesidad que tienen las universidades, de dejar de lado los modelos y sistemas de reproducción del conocimiento, que solamente producen en serie profesionales que muchas de las veces no encuentran la oportunidad de acceder y desarrollarse en el mercado laboral, universidades que han dejado de lado la necesidad de revisa analíticamente las demandas de un mercado en constante y acelerado proceso de transformación.

Las universidades de hoy deben desarrollar modelos y sistemas que atiendan a demandas reales, pero sobre todo, que valoren los momentos histórico – contextuales para cada profesión. Una alternativa para las universidades es el desarrollo de proyectos de formación, con un nivel de construcción y definición de la acción social en el marco institucional bien definido. Un proyecto con ámbito de posibilidades de realización de intereses individualizados, conceptualizados, legitimados y especificados políticamente, que habrán de recuperar los factores organizativos para llevar sus propósitos y adaptarse en función de las condiciones que surjan de la propia interacción sociocultural y políticas de control del estado.

Las universidades deben constituirse en un proyecto en el que se amalgamen los intereses y expectativas en torno a un conjunto de interpretaciones, congruentes y coherentes, sobre la base de un diagnóstico contextual y un pronóstico lo más acercado a la realidad de las oportunidades de desarrollo. Un proyecto institucional que represente un arreglo político, cultural y económico, entre los distintos ámbitos de acción que corresponden al control, la autonomía y la participación.

En síntesis, cada universidad como espacio de formación para la vida en sociedad, tendrá la necesidad de elaborar un proyecto propio, para la producción de profesionales capaces de inscribirse en una sociedad en constante transformación, un proyecto que le abrirá las posibilidades para atender a las necesidades y exigencias propias de su contexto histórico y social, más aún le permitirá construir una personalidad institucional propia.

Los espacios de formación universitaria, como productores de elementos capacitados para atender a las exigencias y demandas sociales, requieren urgentemente de una transformación innovadora, que abra las puertas a una formación que atienda a los requerimientos de desarrollo de competencias, actitudes y habilidades, que permitan la construcción de profesiones sólidas para atender y afrontar las exigencias de los nuevos retos, de una sociedad cada vez más tecnificada y globalizada.

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