Ensayo breve historia de la quimica

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En un aproximado de la época de Anaxímenes, los persas invadieron las costas jónicas. Tras el gran fracaso de un intento de resistencia, el dominio persa se vio reflejado y se volvió más opresivo, y asi de esta manera la tradición científica entró en decadencia; pero antes de derrumbarse los emigrantes jonios lograron trasladar esta tradición más al oeste. Pitágoras de Samos natural de una isla no perteneciente a Jonian, abandonó Samos en el 529 a. de C. para así, de esta manera poder trasladarse al sur de Italia, donde se dedicó por completo a la enseñanza, dejando tras de sí un influyente cuerpo de doctrina. Después de esto llego Empédocles, nacido en Sicilia, quien fue un destacado discípulo de Pitágoras, el cual también trabajó en torno al problema de cuál es el elemento a partir del que se formó el Universo. Sobre este esquema es como se avanzó todavía un paso más al afirmar que cada elemento tiene una serie de propiedades específicas que le son innatas. Así, siendo propio de la tierra el caer, mientras que en la naturaleza del fuego está el elevarse. Mas, sin embargo, los cuerpos celestes aun presentaban características que parecían diferentes de las de las sustancias de la Tierra. En lugar de elevarse o caer, estos cuerpos daban la impresión de girar en círculos inalterables alrededor de la Tierra.

Otro de los temas vistos por los filósofos griegos fue; el debate sobre la divisibilidad de la materia. Los trozos de una piedra partida en dos, siendo incluso reducida a polvo, siguen siendo piedra, y cada uno de los fragmentos resultantes puede volver a dividirse.

En la era de la alquimia se les daba nombre a los metales preciados de planetas, pareció atractivo emparejarlos, y llegó un momento en que el oro se designaba comúnmente como “el Sol”, la plata como “la Luna”, el cobre como “Venus” y así sucesivamente.

En la antigüedad se descubrió una teoría nominada “la teoría de los cuatro elementos” la cual consideraba que las diferentes sustancias del universo diferían únicamente en la naturaleza de la mezcla elemental. A través de los siglos muchos químicos se esforzaron honradamente en hallar el medio de producir oro. Sin embargo, algunos estimaron mucho más sencillo y provechoso pretender hallarse en posesión de la técnica y comerciar con el poder y la reputación que ello les proporcionaba. Este engaño se mantuvo hasta la época moderna.

En el siglo VII los árabes entraron en escena. Hasta entonces habían permanecido aislados en su península desértica, pero ahora, estimulados por la nueva religión del islam fundada por Mahoma, se extendieron en todas direcciones. Fue especialmente en Persia donde los árabes encontraron los restos de la tradición científica griega, ante la que quedaron fascinados. Sin embargo, tiempo después aproximadamente entre los años 300 y 1100 d. de C. la historia de la química en Europa es prácticamente un vacío. Pero tiempo después, durante los siglos posteriores, la alquimia se desarrolló según dos vías paralelas principales: una mineral, en la que el principal objetivo era el oro, y otra médica, en la que el fin primordial era la panacea.

Cuenta la historia acerca del primer alquimista europeo importante quien fue Alberto de Bollstadt, más conocido como Alberto Magno. Estudió intensamente los trabajos de Aristóteles, y fue a través de él como la filosofía aristotélica adquirió tanta importancia para la erudición de finales de la Edad Media y principios de la Moderna, él fue el encargado de hacer varios descubrimientos importantes para la química sin mencionar sus actos lo cuales lo llevaron a hacer un hombre reconocido. Los europeos estaban descubriendo tantos hechos desconocidos para los grandes filósofos griegos que se comenzó a cundir la idea de que, los griegos no eran superhombres omniscientes. Mas sin embargo mucho tiempo después pasaron grandes descubrimientos como tal para que de esta manera en siglo XVII la alquimia entró en franca decadencia, y en el XVIII se transformó en lo que hoy llamamos química dando así fin a la alquimia.

Con todo, y aun a pesar de su avance, el conocimiento químico quedó bastamente retrasado respecto a otras ramas de la ciencia. Sin embargo, la importancia de las mediciones cuantitativas y de la aplicación de técnicas matemáticas a la astronomía había sido ya reconocida desde muy antiguo. Una razón para ello es que los problemas astronómicos que ocupaban a los antiguos eran relativamente simples, y algunos de ellos podían abordarse bastante bien incluso con la geometría plana. Tiempo después llegaron a la historia de la química, los gases, los cuales comenzaron con un gran valor de curiosidad a sus inicios siendo uno de los materiales más importantes, y más valiosos por su consistencia y su amplio valor de funciones, pero, de repente, perdieron su misterio. Eran ya materiales, los cuales poseían peso, como los líquidos y los sólidos más fácilmente estudiados. Se diferenciaban de ellos sobre todo en su densidad mucho más baja. Dando así espacio para que los científicos se concentraran más en los líquidos y sólidos. Si se acepta esta opinión sobre los gases, es más fácil creer que también los líquidos y sólidos están compuestos de átomos. Este tipo de argumentos resultaban impresionantes, y por primera vez desde que se habían imaginado los átomos, dos mil años antes, el atomismo comenzó a ganar numerosos adeptos. No obstante, los átomos seguían siendo un concepto nebuloso. Nada podía decirse sobre ellos, excepto que, si se aceptaba su existencia, era más fácil explicar el comportamiento de los gases. Tuvo que pasar otro siglo y medio antes de que el atomismo adquiriese un enfoque bien delineado.

Desde el comienzo de la nueva concepción de los elementos se descubrió que, si una sustancia podía descomponerse en sustancias más simples, no se trataba de un elemento, pero las sustancias más simples sí podían serlo, hasta el momento en que los químicos aprendiesen a descomponerlas en sustancias aún más sencillas. En realidad, según esta concepción, ninguna sustancia podía ser nunca un elemento excepto en un sentido provisional, ya que nunca había la seguridad de que, al avanzar en los conocimientos, no fuese posible idear un procedimiento para descomponer un supuesto elemento en dos sustancias más simples.

Otros de los mayores descubrimientos se llevaron a cabo en 1751 por Axel Fredric Cronstedt descubriendo un metal muy semejante, el níquel al igual que Johann Gottlieb Gahn, él fue el que aisló el manganeso en 1774, y también Peter Jacob Hjelm quien fue el encargado de aislar el molibdeno en 1782. El descubrimiento de estos nuevos elementos por los suecos demostró la avanzada mineralogía que