Ensayo fondo de empleados.

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Reclasificar cualquier porción de los aportes sociales al pasivo es darles el carácter de gota a gota o el famoso prestamista a los asociados desnaturalizando la figura del asociado y el aporte social; y por lo tanto, desconoce la esencia misma de las organizaciones del sector de la economía solidaria establecidas legalmente en Colombia. Del mismo modo la citada reclasificación de los aportes sociales trae, como efecto adicional, en los fondos de empleados, pérdida de capacidad de endeudamiento, pérdida de posibilidad de nuevos contratos en los que se requiera solidez financiera.

Se requiere del apoyo de los Sindicatos y de la Organización Internacional del Trabajo O.I.T quien en 1967 catalogó a Los Fondos de Empleados como “Formas no Convencionales de Cooperación” que posteriormente por Ley 79 de 1988 regulo mediantes decretos el Marco jurídico de estas entidades.

En lo anterior vemos como el Fondo de Empleados toma una posición importante sobre las familias las cuales ven en ellos una oportunidad de salida económica y responsabilidad social con el asociado y su familia y en ello vemos el importante cargo de los Fondos de Empleados en el aspecto social.

Los Fondos de Empleados están construyendo un nuevo modelo de empresa solidaria que caracteriza a la responsabilidad social empresarial, no sólo como una oportunidad sino como una necesidad, realizando acciones ligadas a las realidades sociales, destacándose que ante todo son una banca ética, donde circulan recursos limpios, pues provienen del ahorro salarial de sus asociados y que ha subsistido ante las diferentes coyunturas, bien sean estas económicas o sociales. El postulado teleológico señalado en el deber ser de las organizaciones solidarias permite precisar sin duda alguna que la responsabilidad social no es un elemento nuevo en el accionar permanente de estas formas empresariales. Es precisamente la responsabilidad, la característica implícita, permanente y legítima que le permite a las cooperativas, a los Fondos de Empleados, asociaciones mutuales y demás formas de economía solidaria, generar permanentemente bienestar para sus asociados en un equilibrio constante entre sus funciones económica y social.

No podemos continuar viendo el modelo cooperativo como una serie de valores y principios que se articulan linealmente, sino como una estructura sistémica y sinérgica, en la cual cada una de las piezas y componentes puede estar presentes en cualquiera de las demás, es decir, un modelo holístico que incorpore la globalidad o la totalidad. Renovar los paradigmas o patrones mentales sobre los cuáles hemos concebido, interpretado y adoptado nuestras acciones cooperativas, no es un capricho de los teóricos de la cooperación; se debe a que las mismas ciencias y el conocimiento han cambiado; los paradigmas, las leyes y los postulados que antes se consideraban absolutas y universales han pasado a ser relativas en el tiempo y en el espacio y se basan en percepciones e interpretaciones aproximadas a la realidad.