Eugenio Barba (1998)
Enviado por tolero • 5 de Julio de 2018 • 2.408 Palabras (10 Páginas) • 395 Visitas
...
Así, sin hacer una especificación sobre algún ejercicio en concreto, ni de su fuente, haré una propuesta continua. Esto porque muchos de los ejercicios que utilizamos o aprendimos a lo largo de nuestra formación académica, cursos o talleres en mayor o menor medida provienen de las mismas fuentes con ciertas variantes que han utilizado cada uno de los maestros o instructores para adoptarlos a su forma, objetivo o estilo.
Para iniciar cualquier actividad física es necesario un calentamiento para evitar en cualquier caso un esguince, desgarre o torcedura en el menor de los casos, así mismo el calentamiento ya predispone al cuerpo y la mente al inicio del entrenamiento. Por lo cual no es sólo el movimiento sino también la conciencia del músculo, hueso y articulación que estamos poniendo en acción. Estaremos con ropa cómoda, puede ser deportiva y con los pies descalzos.
Me gusta iniciar de los pies a la cabeza y no en viceversa, porque creo de mayor importancia estar en conexión con la tierra, siendo el punto de arranque y base para cualquier movimiento posterior. Iniciaremos con movimientos de los tobillos en círculo, alternadamente derecha e izquierda; después adelante y atrás o arriba hacia abajo.
Seguiremos con las rodillas, pies juntos, rodillas pegadas y damos círculos; nos colocamos con los pies paralelos a la altura de nuestros hombros, flexionamos la rodilla derecha a 90° e iniciamos movimiento circular, alternando con movimientos hacia adelante y hacia atrás, repetimos con la rodilla izquierda.
La pelvis se moverá de adelante-atrás y en círculo, esto con las rodillas flexionadas y los pies en paralelo, permitiendo un movimiento libre de la cadera. Sin mover el tronco, la cabeza o los hombros.
Continuamos con el tronco con movimientos en péndulo, manteniendo las rodillas flexionadas y procurando estar con todos los músculos relajados, sin tensar zonas del cuerpo que no se están trabajando en el momento.
Los hombros los moveremos de arriba-abajo, adelante-atrás, en círculos. Extenderemos los brazos y cada una de las articulaciones (muñecas, codos, falanges) se rotarán y moverán en las direcciones que lo permitan, activando cada uno de los puntos de articulación de nuestros brazos.
Seguiremos con el cuello moviéndolo en círculos, teniendo en mente la imagen de la coronilla “mirando” a todos los puntos del lugar donde estemos. De igual manera moveremos de adelante-atrás, pegando la barbilla al pecho e intentando mirar hacia atrás. Es importante que al hacer la repetición de cada uno de los movimientos se tengan los ojos abiertos y se concientice que parte del cuerpo estamos accionando, para ello es necesario tener un conocimiento básico de anatomía muscular y ósea.
Habiendo calentado, continuamos con una serie de ejercicios de flexibilidad. Primero, con las rodillas flexionadas, movemos el cuerpo de arriba abajo, sin despegar la planta de los pies del suelo. Será la sensación de aflojar todo el cuerpo mientras nos apuntalamos en el piso.
De manera continuada balanceamos el cuerpo hacia adelante y hacia atrás involucrando el torso y los brazos, llevando la cabeza hasta llegar al suelo. De forma continuada sin cortar los movimientos, cambiamos a mover el torso de izquierda a derecha, extendiendo los brazos, utilizando la columna, la pelvis y el cráneo, de manera alternada al vaivén del movimiento se comenzará a cargar el peso sobre cada uno de los pies.
Llevando un ritmo sin cortar los movimientos, ahora juntamos los brazos al pecho al momento que exhalamos de manera fuerte “HAAAA”, para inhalar abrimos nuestros brazos y nos erguimos tomando el aire necesario para nuevamente contraer el cuerpo, una acción de expansión y contracción.
Seguimos en movimiento, recordando siempre respirar, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, mirada al frente. Comenzaremos a desplazarnos por el espacio, tomando en cuenta las partes del cuerpo y articulaciones involucramos al caminar, recordando tener vista al frente, brazos a los costados, todo el cuerpo relajado pero atento y dispuesto. Caminamos por el salón, tomando en cuenta que la planta del pie este tocando completamente el suelo, los pasos deben de ser constantes, iniciar con el talón y terminar con los dedos. Todo esto sin tener un rumbo definido.
Al tener consciencia del caminar comenzaremos a cambiar de velocidad de manera alternada, rápido, muy rápido, normal, lento y muy lento sin un orden predeterminado. Importante no llegar a correr, lo más rápido será un trote ligero. Siempre teniendo en cuenta nuestra respiración, nuestro cuerpo y foco afuera. Después de haber pasado por las distintas velocidades nos detendremos y haremos el ejercicio del principio, moviendo nuestro cuerpo de arriba hacia abajo al ritmo de nuestra respiración.
Estando en posición neutra comenzaremos a practicar nuestro equilibrio, poniéndonos en riesgo de caer, sin que llegue a suceder, alternando el apoyo en los pies primeramente, buscaremos otros puntos de apoyo como rodillas, codos, cadera. Habiendo probado con varios puntos de apoyo, procedemos a desplazarnos buscando el equilibrio en cualquiera de nuestros pies, dando saltos extensos y controlando el cuerpo sin tensar innecesariamente. Hacemos un recorrido por todo el espacio y volvemos a detenernos y repetimos el ejercicio del inicio al ritmo de nuestra respiración, esto lo estamos haciendo para controlar nuestra respiración y relajar el cuerpo para seguir con otras exploraciones.
En posición neutra, iremos con los brazos estirados hacia el cielo, lo seguirá nuestro foco y nos pararemos en puntas. Estirándonos al límite intentando tocar el cielo. Esto lo hacemos con una inhalación respiratoria. Quedamos unos segundos y soltamos el cuerpo hasta llegar suavemente al suelo, primero en cuclillas y paulatinamente llegaremos a acostarnos en el suelo, esto será con una exhalación. Inhalamos, vamos al cielo, exhalamos vamos al suelo. Terminamos en el suelo y nos ponemos en posición fetal, iniciamos un ejercicio similar, pero ahora apoyándonos en el costado, inhalamos y estiramos nuestro cuerpo al máximo, exhalamos y volvemos a nuestra posición fetal, lo hacemos recuperando nuestra respiración en conjunto con nuestro cuerpo, quedando en posición fetal nos apoyamos en rodillas y manos, de manera paralela las manos a la altura de nuestras rodillas y nuestras rodillas a la altura de los isquiones. Haremos una mesa con nuestra espalda y cabeza.
En esta posición inhalaremos y llevaremos la mirada al cielo, estirando la espalda hasta un punto máximo sin perder los puntos de apoyo, al exhalar regresaremos la mirada a nuestro ombligo, contrayendo la espalda sin perder
...