Eutanasia y donación de órganos

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Si la familia tomara la decisión de donar los órganos del ser querido fallecido estarían colaborando desinteresadamente al bienestar de otras personas con lo cual pueden seguir viviendo ante la necesidad de un órgano vital como corazón, hígado o pulmones, hasta cambiarles la vida como con un transplante renal o de corneas.

En caso que los familiares acordaran no donar el médico tendría que respetar la decisión y no poner oposición alguna ya que están en su derecho.

Otra situación seria que se tratase de un fallecido donador de órganos y su familia no quiere, aquí ellos son los que dan la última palabra y el médico se estaría enfrentando a un incumplimiento de este principio ya que no se esta respetando la autonomía del paciente fallecido, pero la autonomía de los familiares en su toma de decisión, también debe ser un valor importante.

Es por eso que la decisión de ser un donante de órganos cuando llega el momento de la muerte, es una complicada decisión pero a la vez noble, ética e importante ya que muchas vidas podrán ser salvadas por esta acción.

El rol del médico ante esta situación es crear conciencia en el familiar y lograr hacerles reflexionar que se puede otorgar a los demás la oportunidad de vivir.

Esta acción puede ser de gran alivio para el médico y para la familia del donante fallecido, ya que por parte de este vive en otra u otras personas y que gracias a esto puede dejar de hablarse de muerte y hablar de vida.