Facundo Cabral Y Hebe de Bunafini

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Hebe de Bonafini

En la vida y en la historia, algunas personas tienen un momento que les es propio, América Latina coexistió en la época de los 70 con terribles dictaduras militares que sembraron el terror, la muerte y la corrupción en nombre de un falso nacionalismo ramplón, dejando a su paso un mal recuerdo, el deseo de no haber estado allí, de querer olvidar, no es tan simple, fue demasiado cruel, y en uno de estos países, Argentina, con los muertos y desaparecidos contados por cientos, apareció un movimiento que levanto su voz al mundo para luchar por justicia, ese grupo se llamó las Madres de la Plaza de Mayo y su presidenta se llama Hebe de Bonafini.

Se le puede criticar o no estar de acuerdo con ella, su resentimiento y odio al estamento militar, a los que llama capitalistas, pero no se puede dejar de sentir respeto y admiración por sus acciones, que en su momento fueron determinantes para que la dictadura concluyera con la humillación del fracaso, el surgimiento del movimiento encabezado por esta madre que aun hoy siente y llora la desaparición de sus seres queridos, negándose a recocerlos como muertos, a recibir dinero como forma de compensación o ver la misma represión y sesgo violatorio de los derechos humanos en algunos gobernantes que ella admira; ha sido reconocido por gobiernos, presidentes, artistas, el vaticano y movimientos pacifistas en todo el mundo.

Hebe de Bonafini y el movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo marcaron toda una época, tanto en Argentina como a nivel global, hoy día han recibido los reconocimientos y honores a la lucha en pos de justicia que emprendieron y que aun continúan, su nombre y el del movimiento es una simbiosis que se dio de manera natural, no quería laureles, ni fanfarria, solo quería recuperar a sus seres queridos, luego justicia y la energía que la sacude contagia.

Las leyes de la física establecen que una fuerza genera una contraria y con la misma intensidad, pues bien, en el caso de Argentina, la fuerza de la dictadura de los 70, con su represión y muerte, origino un movimiento con más fuerza e intensidad, la dictadura terminó pero el movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo aun existe, y una de sus fundadoras y actual presidenta es Hebe de Bonafini, quien continua hablando de justicia con un símbolo especial: un pañuelo blanco en su cabeza como sinónimo de desafío y presencia.

La lucha de esta mujer por respuestas y justicia se dio en un marco único, las muertes y desapariciones junto con las violaciones a los derechos humanos de parte del régimen militar fue aglutinado un sentimiento que en conjunto, le dio rostro, voz, a la protesta digna pero pacifica, en nombre de todo un país que quiso disimular o dejar que pasara sin levantar la vista, llegó Hebe de Bonafini y todo cambio, su energía y templanza contagio a todas aquellas mujeres que con miedo a la represión tenían un familiar desaparecido, se atrevieron a ir a la plaza, a firmar cartas, a ser llevadas presas, lo que era frecuente, pero llegaron las respuestas y el juicio, no está conforme pero la lucha continua.

Su tarea de denuncia permanente ha sido escuchada hasta en el vaticano, presidentes y artistas de fama mundial la nombran, además de recibir el justo reconocimiento a su labor en contra de la impunidad que se quiso dar en algún momento en el país, de manera contradictoria su pensamiento socialista la ha acercado a otros dictadores tan asesinos y represivos como los que en su momento denuncio, parece que la justificación de fusilamiento o actos violatorios de derechos humanos cuando es realizado por comunistas es por un buen fin, sin embargo Hebe de Bonafini se merece todo el respeto y la admiración por su coraje y lucha en pos de justicia.