Hueso Animal

...

El material óseo no solo debe ser cuidado en in situ, sino también cuando es transportado hacia el laboratorio, los materiales óseos cada uno debe tener su empaque correspondiente, estos embalajes no deben ser muy grandes pero tampoco muy ajustados, es decir tienen que ser a la medida del material arqueológico, igual debemos empacarlos con espuma de estireno o papel. Otro punto importante es que los materiales deben estar con su mismo estado en el que fue recuperado hasta que este llegue al lugar destinado, esto es que si el material fue encontrado seco tiene que estar a una temperatura que haga que el estado del material siga siendo seco, lo mismo sucedería cuando el material sea húmedo. También debemos tener cuidado con los materiales grandes y pequeños cada uno debe ser empacado diferente, los huesos grandes se deben cubrir con plástico y se sellan firmemente de ser necesario; los pequeños siempre deben ser mantenidos en bolsas dobles de polietileno.

Una vez en el laboratorio hay que tener en cuenta el cuidado del material, es muy importante mantener el material en su estado de recuperación en el laboratorio es mucho más fácil mantenerlo en condiciones, debido a que la iluminación, temperatura y humedad están controlados, ya que contienen mejores recursos técnicos para mantenerlos en buen estado. Los del laboratorio deben tener en cuenta el mejor método para conservar, basados en el estado y la condición del material. Otro punto que debe tenerse en cuenta cuando los materiales hayan llegado al laboratorio es la identificación de material; esta identificación se realiza con una colección comparativa de esqueletos de animales modernos de edades y sexo fiablemente identificados.

Existen materiales afines tales como el cuerno y el marfil que cuando son encontrados en contextos arqueológicos, es necesario que estos sean tratados como materiales óseos, debido a la similitud estructural que tienen con los huesos; el marfil si es encontrado en un estado seco no debe impregnársele ningún consolidantes ya que puede dañarse detalles como los pigmentos y grabados que el hueso tenga, perdiendo así información valiosa sobre el material, por eso es mejor tener a un experto para que se haga cargo del material encontrado.

En el pasado y a menudo y por desgracia todavía hoy, muchos arqueólogos han concentrado su atención en los registros escritos, monedas, vasos y la arquitectura; los huesos son importantes ya que estos pueden proporcionar mucha información acerca de la dieta que llevaban las personas del sitio en el que se encontraban estos restos, con qué tipos de animales convivían, además de poder reconstruir el ambiente que habitaban. El material óseo aun en la actualidad aunque ya tiene mucha más importancia en la arqueología, aún hay veces en donde el material óseo es hecho a un lado, y en mi opinión el material óseo es igual de importante que cualquier material arqueológico encontrado estos pueden ofrecer muchísima información, es decir puedes entender muchas cosas del ambiente en el que los animales cohabitaban con los humanos, puedes saber muchas cosas sobre los animales que habitaron en el mundo y que uso les dieron los seres humanos.

En si los artículos utilizados tienen la suficiente información para comprender como es la estructura de un hueso, que factores afectan, donde se conserva mejor, pero pienso que aún faltan artículos donde explique mejor y más detalladamente cómo estos tienen que ser conservados y consolidados, porque los artículos te mencionan que puedes usar, pero como lo usas. El estudio del hueso animal necesita tomársele más importancia, ya que los restos faunísticos son esenciales para entender muchas cosas del ambiente, animales y de su relación con los humanos.

---------------------------------------------------------------

BIBLIOGRAFIA

Davis, Simón

1989 La Arqueología de los Animales, ediciones Bellaterra, Barcelona (cap. 1 y 2), pag. 24-46, 47-60.

Johansson, Lars-Uno

1993 "Hueso y Materiales Afines". Conservación Arqueológica in situ. Memoria de las Reuniones 6-13 de Abril de 1986 (editado por Miguel A.Corzo, Coord., Henry Hodges), pp.140-145, INAH, Instituto Getty de Conservación, México- Sta. Mónica