LA DES FUNDAMENTACIÓN DE LA ÉTICA CONTEMPORÁNEA: HACIA UNA ÉTICA DE LA NOCHE..
Enviado por karlo • 6 de Abril de 2018 • 2.458 Palabras (10 Páginas) • 253 Visitas
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Por otra parte, el saber científico es un lenguaje legitimado al interior de una comunidad científica: ‘el saber científico es una especie de discurso’. Las sociedades de la información y del lenguaje serán transformadas en sociedades del saber. La legitimación es el proceso por el cual un legislador se encuentra autorizado a promulgar esta ley como una norma. Dicho de otro modo, se está frente a una situación de poder. Luego, es la comunidad científica, con su poder, aquella que acuerda la legitimidad de toda hipótesis científica y todo discurso científico y determina, al mismo tiempo, los discursos y las hipótesis que no son legítimas.
En Lyotard la postmodernidad va unida al estado del saber. En las sociedades desarrolladas se ha operado la caída de los grandes relatos y esto ha producido la cultura postmoderna. En este sentido, no se puede comprender la postmodernidad desligada de la modernidad y del ideal de progreso ilimitado. La no-legitimidad de los discursos de las comunidades científicas, protegidas en el poder del saber informatizado, produjo un clima de descrédito por el saber y por las instituciones en las que éste se producía.
En suma, para Lyotard la postmodernidad es una condición de la cultura de las sociedades desarrolladas. Es decir, es la manera cómo la cultura se presenta al saber y cómo los discursos en los que estos saberes se sostenían han cambiado hasta caer. La caída de los grandes relatos es fruto de su ilegitimidad.
- El crepúsculo del deber.
En Lipovetsky esta expresión tiene un sentido peyorativo que se vinculaba con la religión. ‘Dios es el alfa y el omega de la moral’. El concepto de deber no se puede entender fuera de los mandamientos de la religión cristiana.
Pero, además, el deber aparece vinculado con el proyecto moderno. La modernidad sólo es posible por la cercanía del poder público con el religioso bajo el rostro de la Iglesia. Sin embargo, los ideales no revelados también se vuelven un deber. La moral moderna, al igual que la cristiana es deontológica.
Ahora bien, el deber se instala sólo si existe un bien, sea revelado o racional, al cual adherir al modo de mandamientos. En esta óptica, el deber es anterior a la acción.
El deber se vuelve, así, por un lado, una máxima de fidelidad a Dios y, por otro, fidelidad al proyecto político-social. Esto es mayormente comprensible en la medida en que la racionalidad moderna está vinculada con la noción de cálculo. Sólo el cálculo permite pre-ver y, por ende, es capaz de ver el deber. El deber de ser fiel al ideal ilustrado sin apego al respeto por las minorías y a las diferencias culturales. La unión entre racionalismo moderno y creencia religiosa darán como fruto una moral racionalista y universal del deber.
El deber como responsabilidad será una tercera mutación. Este consiste en un enmascaramiento del deber en responsabilidad. El deber era anterior a la acción. La responsabilidad es posterior a la acción en cuanto yo respondo por lo que he hecho. En principio se darían dos morales, una deontológica y teleológica y otra comunitaria y responsable. Sin embargo, ambas son facetas de una misma realidad. Las éticas de la responsabilidad enmascaran, en un discurso racional pragmático, la presencia de fines e ideales que desencadenan en prácticas de deber. Las llamadas éticas de la responsabilidad son, en cuanto morales del deber, del deber de ser responsables, incluso, de aquello que no hemos hecho.
El problema es que estas morales se denominan éticas y persiguen de sus adherentes una fidelidad religioso-ideológica, de tal manera que no pueden aceptar la posibilidad de no ser universales y normativas. Pero parece que el escenario actual no es el mismo.
Asistimos al crepúsculo del deber. Este es, al mismo tiempo, el crepúsculo de la responsabilidad dado que los ideales no tienen la fuerza normativa de otras épocas. El deber ya no tiene fuerza normativa sea esta religiosa o política. La caída de los grandes relatos es, también, la caída de las morales. Sin embargo, la caída de la moral no es la imposibilidad de preguntarse por la ética, al contrario, es su posibilidad. Será, en consecuencia, la crisis de la racionalidad y el crepúsculo del deberlas vías a transitar para preguntar por la ética de la noche.
- La ética de la noche
Una vía posible para pensar la ética actual es asumir la crisis de la racionalidad y el crepúsculo del deber.
Ambos diagnósticos hacen referencia a la crisis de la modernidad y, como tal, la vinculación con la cuestión de la postmodernidad
Ética de la noche posee un antecedente en la ética hermenéutica pero en su desarrollo vattimiano. Vattimo ha planteado, entre otras cosas, que la hermenéutica es ética “por cuanto hace valer la instancia ética como elemento determinante de su crítica a la metafísica tradicional, y a su última encarnación representada por el cientifismo”
Lo que permite el “salto” de la metafísica tradicional y el cientifismo es la ética, por cuanto ésta “en cuanto ethos, costumbres, cultura compartida de una época y una sociedad, es aquello que, en última instancia, “desmiente” al científico y su característica pretensión de reducir la verdad únicamente a los enunciados experimentales comprobados por el proceder metódico de la ciencia matemática de la naturaleza”
La ética es la vía de crítica al pensamiento moderno y su afán de ser verdad universal
Desde la óptica de una ética de la noche, la ética no puede ser normativa o deontológica, al modo de existir una verdad única que determine lo bueno y lo malo, sino de bienes
Vattimo sostiene que la hermenéutica hace posible parece ser principalmente una ética de los bienes… y no una ética de los imperativos. O mejor, si algún imperativo se delinea en ella es el que prescribe reconducir, entendiendo la interpretación como acto de traducción… los varios logoi – discursos de los lenguajes especializados, así como las diversas esferas de intereses y ámbitos de racionalidad autónomos – al logos - conciencia común, al sustrato rector de los valores compartidos por una comunidad histórica viviente que se expresa en su lengua
La ética de la noche que estamos proponiendo es una ética no sólo no normativa sino que, además, es local y singular
La manera que tiene la ética de ser tal en la época contemporánea es saliendo de una concepción moderna de racionalidad
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