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LA OFRENDA QUE LLORA

Enviado por   •  27 de Diciembre de 2018  •  1.996 Palabras (8 Páginas)  •  323 Visitas

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De esta manera se concluye que la obediencia a Dios es la respuesta a las bendiciones, milagros y cuidados que Dios hace en nuestras vidas y en nuestras familias. Ahora Dios ordena ofrendar no cabe duda de eso y en respuesta al amor y como Él ha obrado en nuestras vidas nosotros debemos responder y obedecer de corazón voluntario.

¿Cómo se debiera dar la ofrenda a Dios?

En esta sección se responderá a la siguiente pregunta; y ¿Qué pasa si ofrendamos como Dios lo ordena pero en nuestro corazón no está el agradecimiento, sino está el temor, egoísmo, desconfianza, hasta cierto recelo por cómo serán usadas nuestras ofrendas? Entonces ¿será lo mismo ofrendar con o sin agradecimiento? ¿Solo importa obedecer y ya, lo demás no interesa? A continuación veremos las respuestas a estas preguntas que en algún momento se hace un cristiano al momento de ofrendar.

Otro vocablo vital a ser entendido es מִנְחָה “ofrenda; tributo; presente; don, sacrificio; oblación”.[8] Se encuentra 200 veces en el Antiguo Testamento, a lo largo de la historia de la Tanak.[9] También se usa en hebreo moderno, con el sentido de “don o presente” y de “oraciones vespertinas”. Esta segunda acepción hace eco, sin duda, en la liturgia sacrificial veterotestamentaria. מִנְחָה “ofrenda” aparece en otras lenguas semíticas, tales como arábigo y fenicio, y parece haberse usado también en antiguo ugarítico para significar “tributo o don”. Aparece por primera vez en el Antiguo Testamento en Génesis 4.3: “Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová”.[10]

La orden divina muestra una condicionante; que solo aquellas personas que ofrezcan ofrenda voluntaria, sería recibido por Moisés. Esa ofrenda es muy diferente que dar tributo o un impuesto. Dios no aceptará las ofrendas que no sean dadas de corazón. Y en este versículo cabe recalcar la repetición del verbo tomar[11] que está en imperfecto[12], lo cual da a entender que la acción no ha sido terminada y no será terminada a menos que se haga bajo la condicionante que el mismo Dios ha puesto a sus hijos.

Ellen G White señala: Cuando el pueblo de Dios estaba a punto de construir el santuario en el desierto, era necesario hacer extensas preparaciones. Se reunieron materiales costosos, y entre ellos había oro y plata. Como dueño legítimo de todos sus tesoros, el Señor pidió estas ofrendas al pueblo; pero aceptó solamente las que fueron dadas voluntariamente.[13]

El siguiente texto con el mismo verbo dice lo siguiente: “El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras”. (Ex 12:5) podemos concluir que toda cosa que sea tomada para Dios, tiene una condicionante en este caso el animal debía ser sin defecto. Del mismo modo sucede con respecto a las ofrendas dadas a Dios.

“Dar de corazón tiene mucha importancia para Dios. Ellen G. White afirma lo siguiente: El corazón pertenece a Jesús. Él ha pagado un precio infinito por nosotros, e intercede ante el Padre como nuestro Mediador y ruega, no como un peticionaste, sino como un conquistador que reclama lo que le pertenece. Es capaz de salvar hasta lo sumo, pues intercede constantemente por nosotros. El corazón joven es una ofrenda preciosa, el don más valioso que puede presentarse a Dios.”[14]

Cuando vemos las riquezas del pueblo de Israel del Antiguo Testamento, podemos ver que Dios los bendijo de gran manera sin embargo al no devolver la ofrenda voluntariamente, era símbolo de no creer que Dios es la fuente de las bendiciones o riquezas.

“Creer que Dios es la fuente de las riquezas. Ellen G. White afirma lo siguiente:

El sistema de los diezmos y de las ofrendas tenía por objeto grabar en las mentes humanas una gran verdad, a saber, que Dios es la fuente de toda bendición para sus criaturas, y que se le debe gratitud por los preciosos dones de su providencia”[15]

Cuando vemos la Historia de la reconstrucción del templo de Jerusalén ya no contaban con las riquezas del templo que construyó el rey Salomón sin embargo sus ofrendas eran voluntarias de un corazón sincero destinadas para construir ese hermoso templo, años más tarde llegaría a ser pisado por el deseado de todas la gentes.

``Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y yo llenaré de gloria esta casa--dice el SEÑOR de los ejércitos” (Habacuc 2:7)

Podemos concluir con lo siguiente: de ofrendar la mayoría ofrendamos con distintas intenciones de corazón que solo Dios conoce, pero solo aquellos que cumplen la condición que Dios dio a su pueblo, será acepto como ofrenda, de lo contrario no será aceptada por Dios. Debemos tener en cuenta que nuestro Padre no juega a ser recaudador de impuestos.

Conclusión

Primero: podemos concluir que todos sin excepción alguna, estamos llamados a ofrendar a Dios. Esto no es un ruego ni una petición, esto es una orden directamente de Dios para su pueblo a través de Moisés, sin embargo el pueblo obedece a Dios voluntariamente a manera de agradecimiento. Esta es la forma en que debemos actuar al momento de ofrendar.

Segundo: Dios no recibe cualquier ofrenda, Él ha puesto una condición y esta debe ser de todo corazón de lo contrario no será aceptada por Dios. Muchas ofrendas llegan al alfolí pero solo serán aceptadas por Dios cuando sean voluntaria y de corazón.

Tercero si nosotros no damos la ofrenda voluntariamente estaremos cayendo en el error del pueblo de Israel, creer que Dios no es la fuente de bendiciones. Además nos perderemos tal como sucedió con ellos.

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