La Gran Etica para Amador.

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En un par de personajes Savater dibuja el humanismo como elemental para que exista la ética. Primeramente con el personaje de Robinson Crusoe, con el que seguramente la mayoría estamos relacionados por ser una historia espectacular, de esfuerzo humano y sobrevivencia, donde nuestro protagonista se encuentra por circunstancias ajena a él, de repente completamente solo en una isla paradisiaca. Comienza a desarrollar una nueva vida alejado del resto del mundo, aprendiendo a ganarse el alimento con esfuerzo y mucho aprendizaje práctico sin la necesidad de pensar en nada que no es el mismo. Hasta que un día mucho tiempo después y ya acostumbrado a estar completamente solo, una huella le devuelve el interés por pensar en el próximo y a enfrentar problemas éticos: vivir humanamente es decir con otro ser humano. Con esto podemos pensar que la ética no existe sino entre humanos. No puede haber nada que ético en una vida solitaria y ausente de otros humanos.

Otro personaje es Marco Aurelio, el cual siendo emperador y filósofo mantenía un dialogo interno acerca de sus congéneres humanos. Los hombres buenos o malos, respetuosos, o degenerados, si son ladrones o virtuosos, siempre mantienen un vínculo común que es la humanidad. El que seamos de algún modo diferente a los demás y nuestra conducta sea completamente distinta al otro, nunca borrara nuestro sello de humanidad. La humanidad es una y solo entre humanos se puede dar la buena vida y no en solitario. De que nos sirven las riquezas si no podemos compartirlas. Es necesariamente en comunidad como podemos ser felices. El ponernos en el lugar de nuestros semejantes, es vital, como dice Savater, “ el primer perjudicado cuando intento perjudicar a mi semejante, soy precisamente yo mismo” más adelante precisa que “Tener conciencia de mi humanidad consiste en darme cuenta de que, pese a todas las muy reales diferencias entre los individuos, estoy también en cierto modo dentro de cada uno de mis semejantes…ponerte en el lugar del otro es hacer un esfuerzo de objetividad por ver las cosas como el las ve, no echar al otro de su sitio y ocupar tu su sitio, o sea que él debe seguir siendo él y tú tienes que seguir siendo tu” (Pags 95 y 97).

En uno de los últimos capítulos del libro, Savater reflexiona sobre el valor del placer, principalmente del placer sexual. Cuando la gente habla de inmoralidad es generalmente habla de inmoralidad sexual. Y por qué el miedo a el sexo pregunta Savater? será tal vez porque nos produce tanto placer que podemos llegar a hacer mal uso de el?

Existen personas que son especialistas en criticar el placer sexual. A estos expertos hostigadores se le llama comúnmente puritanos quienes seguramente se creen dueños de la moralidad propia y ajena y esta “virtud” les da el derecho de decir que está bien y que está mal. Esto es común en la gente que se da golpes de pecho y siente que la felicidad extrema es pecado y que todo lo que huela a sexo es horrorosamente imperdonable. Si pensamos en que el sexo es una exigencia normal y necesaria para el cuerpo humano, entonces por qué satanizarlo? Si acaso debemos tener cuidado en no dejarnos llevar por el descuido de vivir para él y descuidar el resto de nuestra vida. El sexo entre los animales es procreativo al igual que esencialmente entre los humanos, pero la diferencia es que lo aderezamos con la pasión, el amor, la comunicación o el simple hecho de hacernos felices. Pero no solo es el placer sexual lo que nos puede dañar, porque la comida, también es un placer que al convertirse en gula ya es un desorden mental. Lo que debemos aprender, es a disfrutar el placer y mantenerlo bajo control y no ser controlados por él. A esto es a lo que Savater le llama Templanza o sea la amistad inteligente con lo que nos hace disfrutar. “El placer es estupendo y deseable, cuando sabemos ponerlo al servicio de la alegría, pero no cuando la enturbia o la compromete “(Pag 106)

Es inevitable hablar de política cuando se trata el tema de la Ética. La política en general tiene mala fama, o el político se ha encargado de ensuciarla soliendo hacer más promesas de las que pueden cumplir e incurriendo en abusos que el ciudadano común no puede. En general la ética se ocupa de lo que tú o yo hacemos con nuestra libertad, y la política coordinar lo que una sociedad entera hace con sus libertades. Un verdadero sistema político deseable tiene que respetar al máximo la libertad humana y luchar por el bien común, enaltecer la justicia y la dignidad humana y garantizar en lo posible la asistencia comunitaria. “Quien desee la buena vida para si mismo, de acuerdo al proyecto ético, tiene también que desear que la comunidad política de los hombres se base en la libertada, la justicia y la asistencia” (Pag 122) NOTA (Es loable un sistema político verdaderamente humano y sensible de las necesidades colectivas dejando a un lado las individuales, un ejemplo de ello lo fue el gobierno del uruguayo José Mujica quien fue reconocido por propios y extraños como un gobierno ejemplar)

Toda la convivencia humana requiere de reglas que la vuelvan armoniosa, porque, si reina el caos o la ley del más fuerte sobre el más débil o si el respeto sobre las libertades individuales es pisoteado por los abusivos y ladrones, la vida en comunidad seria insoportable. Sabemos que lograr la armonía perfecta es casi imposible porque las circunstancias entre una comunidad y otra pueden ser completamente diferentes y aplicar reglas en una seria inútil para otra. Pero la conciencia humana que es lo que nos evita, como dice Savater el ser imbéciles morales, nos permite mantenernos ubicados como seres humanos normales, respetuosos y honestos. Eso es lo que la Ética pretende. Busca el camino que nos conduzca a una “ buena vida “esa que nos permita ser felices en sociedad, porque solos, en ausencia de otros seres humanos, no la necesitamos; como ya lo vimos en la historia de Robinson Crusoe.

La ética provee la luz que necesitamos en nuestra vida diaria, en nuestra convivencia cotidiana con otros. Somos seres libres que debemos respetar las libertades ajenas y vivir luchando por conquistar nuestro propio destino sin sobrellevarnos la libertad del otro de construir el suyo. Somos seres pensantes, dotados de una inteligencia que nos hace muy diferentes al resto de los seres vivos pero que a las vez nos puede convertir en imbéciles morales si no cuidamos nuestros pensamientos y no somos conscientes que una culturización negativa programada desde la infancia, y de la que en su mayoría no somos culpables, no nos permitirá convivir normalmente en una sociedad humana.