La corrosión del caracter.

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en este siglo dos tendencias claramente contrapuestas fruto, sin duda de los problemas en el ámbito social:

 La tendencia de las vanguardias, desconectada completamente de la realidad, su característica primordial es la libertad de expresión, que se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos. En poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes, como la tipografía. En arquitectura se desecha la simetría, para dar paso a la asimetría. En pintura se rompe con las líneas, las formas, los colores neutros y la perspectiva.

La tendencia al compromiso con la realidad y con los problemas sociales contemporáneos, los llamados Existencialismo, Realismo social.

En este punto empezaremos a analizar con más profundidad la obra que nos atañe, es decir, La corrosión del carácter, está compuesto por un prólogo y ocho capítulos, en ellos Richard Sennett escribe en clave antropológica, con claridad y con la narrativa como hilo conductor.

El autor nos explica como el “nuevo capitalismo ha transformado el significado de uno de los pilares más importantes que soporta el peso de la cohesión social, es decir, el trabajo. Sennett en una bella metáfora sitúa a los lectores ante un espejo que refleja los cambios que han ido produciéndose en los trabajadores durante años y de los que no hemos sido conscientes, o no nos hemos parado a pensar en ellos. Por lo cual podemos concluir que La corrosión del carácter es una investigación etnográfica llevada a cabo por medio de entrevistas y observación empírica.

Esta investigación nos descubre cuatro causas por las cuales el capitalismo ha ido modelando el ámbito laboral: a través de estrategias políticas, sociales, éticas y representacionales. El autor relaciona esta transformación en la concepción de trabajo con los cambios producidos en el carácter de los trabajadores; Sennett entiende carácter como “la relación entre los rasgos personales que valoramos en nosotros mismos y por los que queremos ser valorados”

A lo largo de toda la obra Richard Sennett ofrece una visión panorámica de las ideas claves que provocan la transición del antiguo capitalismo al neocapitalismo. Entre ellas están: deriva, rutina, flexible, ilegible, riesgo, ética del trabajo, fracaso…Etc. Estos conceptos nos permiten a los lectores ver con claridad diáfana como el trabajo es un factor de vital importancia en la formación del carácter y como este empieza a “corroerse” con el neocapitalismo.

Entre estas ideas hay un concepto que destaca entre los demás y adquiere, por así decirlo, un protagonismo singular, se trata del tiempo. Este concepto es extremadamente importante en la vida del ser humano, se trata de un agente transversal a nuestra existencia, que ha generado fascinación desde los albores de la humanidad y ha sido uno de los objetos de estudio más analizados de la historia. Uno de los grandes filósofos que estudio el tiempo fue Aristóteles, como todos sabemos gran parte de la metafísica aristotélica se basa en este concepto, este filósofo mostró al mundo la incertidumbre que esconde este concepto y fue capaz de que los griegos identificaran al tiempo como un fenómeno en movimiento, que provoca transiciones en la existencia y lo más importante, lo trató como un sinónimo de cambio.

Esta idea de Aristóteles es la que contextualiza Richard Sennett para probar su idea de cómo el nuevo capitalismo ha redefinido el tiempo para convertirlo en sinónimo de trabajo. Explica que este cambio en la concepción de tiempo que tienen los individuos es muy evidente en tan solo una generación familiar, es decir, los nuevos trabajadores tienen un concepto temporal muy diferente al de sus padres.

Richard Sennett ilustrará este concepto de forma narrativa a través de las experiencias de Rico. Este trabajador es un ingeniero eléctrico de treinta años que ha sido empleado en grandes multinacionales como asesor tecnológico. En este hilo narrativo el autor profundizara en las diferencias existentes entre Rico y su padre en el momento de afrontar el mismo problema, es decir, tratar al tiempo como un recurso.

El padre de Rico, llamado Enrico, trabajó toda su vida en el mismo lugar como portero de un edificio, el objetivo de este padre era poder mantener a su familia y a largo plazo poder pagar la carrera universitaria a su hijo. Para esta generación, a la que ahora pertenecen nuestros abuelos, el tiempo es tratado como algo lineal y los logros de la vida tratados como algo acumulativo.

Por su parte Rico, que ha cumplido los deseos de su padre, ha logrado ascender socialmente, desde esta nueva perspectiva rechaza el camino de su padre considerándolo un “esclavo del tiempo”. Esta nueva generación, que corresponde a nuestros padres, se enfrenta a un tiempo atemporal que disuelve sin remedio la lógica de los acontecimientos. El futuro está plagado de una niebla intraspasable por lo que la ideología se puede resumir perfectamente en no hacer nada a largo plazo, centrarse únicamente en el presente.

Esta actitud es propia, como hemos visto en clase, de las sociedades postmodernas, que empezaron a florecer en los años 80, no solo se centra en el tiempo presente, es que es un tiempo de presente eterno, se caracteriza por una movilidad absoluta entre las clases y una dinámica arrolladora. El ámbito global en las que estas sociedades están inmersas provocan una pérdida de identidad y una universalización de los conceptos. Esta vorágine provoca un consumismo excesivo y un peligro ecológico causado por estos mismos excesos. Como vemos es una situación de riesgo constante, para rebajarlo los individuos dejan de pensar de forma individual para aferrarse como un clavo ardiendo a la norma, es decir, a lo establecido.

En este escenario, los mercados no pueden respaldar las actitudes inmóviles porque son demasiado dinámicos como para permitirse hacer las mismas cosas cada año o simplemente hacer la misma cosa.

De este modo son alumbradas las nuevas estructuras de control y poder, que en su constante búsqueda de flexibilidad y su empeño por alejarse de lo cotidiano, han alterado la significación de trabajo, es decir, en el tiempo presente se han añadido nuevos aspectos, poniendo el acento en tres de ellos: la reinvención discontinua de las instituciones, la especialización flexible y la concentración sin centralización.

Es decir podemos determinar que este concepto es el de la división del trabajo, ya relatado por Adam Smith, define el trabajo como algo que no es natural para el ser humano, por lo tanto posee un valor en sí mismo, que será mayor cuanto mayor beneficio produzca. Por este motivo es necesario organizarlo, principalmente