La educación prohibida Ensayo
Enviado por Kate • 18 de Julio de 2018 • 3.069 Palabras (13 Páginas) • 384 Visitas
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A pesar de que en los últimos años nos hemos enfrascado en talleres, conversatorios y actualizaciones acerca del constructivismo y el rol docente, no hemos dejado un ápice de ser docentes de clase magistral aburriendo tremendamente a los estudiantes con nuestras clases de dictado, conceptos arcaicos y actividades que más parecen estar pensadas en cubrirnos las espaldas, para lograr llenar un programa y cumplir un pensum, por no mencionar la consigna de llenar los libros, por los cuales los padres de familia pagan cantidades exorbitantes, como si en ellos estuvieran contenidos todos los aprendizajes necesarios para ser exitosos. Pero de aulas constructivistas solo hemos adoptado el nombre y muchos se han sentido satisfechos con el hecho de colocar a los alumnos a trabajar en grupo sin saber a ciencia cierta hacia dónde va dirigido este pseudoaprendizaje.
“Sólo habrá aprendizaje significativo cuando lo que se trata de aprender se logra relacionar de forma sustantiva y no arbitraria con lo que ya conoce quien aprende, es decir, con aspectos relevantes y preexistentes de su estructura cognitiva” (Ausbel, 1995) esta conceptualización marca una gran diferencia entre las metodologías antiguas utilizadas por la mayoría de docentes y las nuevas corrientes. Mientras que el constructivismo plantea un andamiaje en la relación de conocimientos nuevos y antiguos, los docentes dan por sentado que los estudiantes que reciben cada año no saben nada y tratan de llenar un “cerebro vacío” con tantos conocimientos como les sea posible, evaluando su desempeño (propio) con exámenes que más que medir buscan denigrar al estudiante y hacerlo sentir que no ha aprendido nada, provocando en él un sentimiento de frustración, insatisfacción y derrotismo que irá arrastrando durante la mayor parte de su vida estudiantil.
Los docentes más jóvenes buscan apegarse a las nuevas corrientes educativas, pero en su empeño por ser innovadores se convierten en docentes activistas que saturan a los estudiantes de actividades sin un rumbo claro, dejando de lado la teoría que en la mayoría de los casos es necesaria para marcar el inicio de un nuevo aprendizaje, es entonces cuando lo que no se ha completado en clase se queda para terminar en casa, cargando de tareas a los jóvenes que muchas veces se ven obligados a llevar a cabo largas jornadas de estudio en casa y el subsecuente enojo de los padres con las instituciones, por dejarles la carga académica a ellos.
Es difícil encontrar el término medio entre un docente magistral y uno activista, lograr mantener el interés de los estudiantes cuando cada uno de ellos tiene una forma particular de aprender e intereses variados sin mencionar los valores inculcados en casa. Es un verdadero reto para el docente educar en pleno siglo XXI utilizando las herramientas del siglo XVIII, donde la educación era dictada por la iglesia y tenía como fin primordial educar a gente privilegiada para poder desempeñar cargos públicos desde los cuales mantener el orden de la sociedad, donde toda la metodología didáctica que se usaba estaba basada en el bien y el mal, en el cielo y el infierno y la palabra del maestro no se podía contrariar. En aquella época los docentes no debían competir contra el internet presente en cada casa, en dispositivos móviles, tablets o pc al alcance de los jóvenes para googlear algún dato que les cause duda.
No podemos negar que en esta era globalizada el internet es una herramienta que algunas veces está a favor del docente y en otras se convierte en su peor enemigo. Algunos nos hemos atrevido a utilizarlo como una herramienta didáctica para comunicarnos con nuestros estudiantes, tratando de educarlos desde su contexto virtual, es interesante mencionar que más de una vez esta “herramienta” nos ha jugado malas pasadas pues de repente ha sido usada para atacar y poner en tela de juicio nuestro conocimiento, pues con un solo click el estudiante tiene al alcance de su mano toda la información necesaria y actualizada para poder debatir un tema de clase, una investigación o un dato que, quizás a muchos de nosotros nos llevó noches enteras buscar para presentarlo de manera que pudiera comprenderlo. Es entonces cuando nos cuestionamos cuanto acompañamiento nuestro necesitan estos jóvenes que en muchos casos se convierten en autodidactas y constructores de su propio aprendizaje… curioso, ¿no?
Por este tipo de situaciones es importante comprender que al igual que la educación, sus procesos y metodologías van cambiando el rol del docente también ha sufrido una especie de metamorfosis, hemos escuchado a muchos docentes decir que el término facilitador les molesta y se sienten insultados por ello, pero ¿no es ese nuestro nuevo rol? ¿No estamos llamados a facilitar las estrategias y herramientas de aprendizaje para los jóvenes? ¿No somos guías y acompañantes de este nuevo proceso educativo donde el estudiante va construyendo su propio aprendizaje? Mientras no comprendamos y aceptemos este nuevo rol, seguiremos estancados en un proceso antiguo que lucha por mantenerse vigente en un mundo globalizado.
Ciertamente la figura del maestro es importante, pero ¿cuál es el verdadero quehacer del docente en la actualidad? Según Mardones el “educador de la sociedad del riesgo no está hecho; se tiene que ir haciendo ante la consecuencia de las necesidades y las interpelaciones que recibe el maestro responsable en esta situación” (Mardones, 1999:95), entonces podemos entender que debemos ir rehaciéndonos a medida que el mundo se va recreando para adaptarnos a las necesidades de nuestros educandos. Pero ¿qué sucede con los docentes que se niegan a cambiar los roles que han existido y bajo los cuales fueron educados? ¿Es que acaso son obsoletos para educar? O peor aún ¿cómo educan? Para dar respuesta a estas interrogantes podemos decir que el docente de este nuevo siglo es un gestor de aprendizajes por medio de la interacción, es un guía y orientador del conocimiento, un ser constantemente actualizado, promotor de valores éticos y morales dentro del aula y fuera de ella, creativo, adaptable y confiable que responde a la construcción de conocimientos adecuados para que sus estudiantes alcances los perfiles necesarios para sus diferentes metas.
No está de más mencionar que este nuevo educador debe mantenerse a la vanguardia en educación, pero más que eso en la promoción de valores éticos y morales, en la resolución de conflictos y convivencia en sociedad, para enseñar estas herramientas tan necesarias a los futuros profesionales. Debemos recordar que estas nuevas estrategias tienen sus cimientos en la administración y tiene una metodología empresarial, adecuada a la educación, por eso en algunas instituciones educativas escuchamos hablar del “couching
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