La ficción nos permite imaginar historias fantásticas, imposibles de que estén presentes en la realidad, pero en ocasiones, la realidad te presenta una historia única, diferente a todo tipo de ficción..
Enviado por Kate • 30 de Abril de 2018 • 10.339 Palabras (42 Páginas) • 463 Visitas
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Lo que pasó el día anterior, era una realidad. Pero eso no era lo único que lleno de horror a la pobre Emily. Al entrar al baño, vio que el espejo estaba completamente quebrado, como si algo lo hubiese golpeado con un martillo. Para su sorpresa, ese no era el único. Todos y cada uno de los espejos estaba roto. También la luz había regresado. Era mucho para Emily.
Probablemente su madre ya lo había notado, pues ya llevaba tres horas, desde que se había marchado a vender cosas. Paso el tiempo, y cuando el día empezó a oscurecer, Emily quiso prender la luz, pero la electricidad se había ido de nuevo. ¿Cómo podía ser eso posible? Se sentó en el sillón y noto algo bastante extraño. Su madre tenía una extensión de electricidad, esos aparatos que te permiten conectar varios enchufes en él, al fijarse en el interruptor de On/Off se dio cuenta de que la luz estaba prendida. Quizá la electricidad había regresado.
Emily intento prender la luz, pero pasó lo mismo, el foco seguía apagado. Su madre tenía una televisión bastante pequeña, Emily la conecto y la prendió. Había electricidad pero no en los focos. Emily probó en más, pero ningún foco servía, sin embargo la electricidad estaba presente. La casa estaba completamente a oscuras. Emily, mientras probaba cada foco de la casa, que la verdad no eran muchos, noto que había dejado encendida la televisión y escuchó algo que le llamó la atención.
-Joven de quince años es encontrado muerto en una preparatoria pública, según estudios forenses, el agresor le clavó una pluma en la garganta que inmediatamente ocasiono su muerte. Aparentemente no hay testigos y se está realizando una investigación al respecto.
A Emily se le congelaba la sangre. De pronto la televisión se apagó, se escucharon ruidos por toda la casa. Sonidos de vidrios cayéndose, Emily tomó un cuchillo y fue a investigar por si alguien se había metido a la casa. Lo único que encontró, fueron los vidrios de todos los espejos en el suelo. Emily se acostó en su cama, sin la esperanza de poder dormirse, no lo podría lograr. De pronto se sintió observada, el silencio era inquietante, no se escuchaba nada, ni se veía nada, solo podía escuchar su propia respiración.
De pronto algo empezó a oler muy mal. Era un olor bastante desagradable. Emily se levantó y siguió el olor. Abrió la puerta del baño, y lo que vio, casi la mata del susto.
Tirado en el baño, estaba lo que quedaba del cuerpo de Alan, pero no solo tenía un orificio en la garganta, de la pluma que le había clavado, tenía los ojos negros y tenía lo que parecían mordidas por todo el cuerpo. El cuerpo ya tenía signos de putrefacción, cuando solo llevaba un día de no estar vivo. Emily gritó, no podía imaginar algo más horrible. Se salió del baño y cerró la puerta. Emily lloraba recargada en la puerta, cuando de pronto un gran golpe, azoto la puerta del baño, había sido un golpe demasiado fuerte. Emily corrió a fuera de su casa, eso era demasiado. ¿Se había vuelto loca? ¿Era la culpa lo que ocasionaba todo eso?
Emily volvió a entrar a su casa, abrió la puerta del baño una vez más con un miedo horrible, pero el cuerpo ya no estaba ahí. Los vidrios del espejo si estaban en el suelo. Emily tomo una de las partes del espejo, y se vio en él. Se dijo a si misma fenómeno, y de pronto, en el espejo, una sombra apareció atrás de ella y se había esfumado tan pronto como apareció.
Se dijo de nuevo Fenómeno y logro ver de nuevo esa sombra. Lo intento de nuevo, pero ahora dijo la palabra Fenómeno cinco veces seguidas. La sombra había permanecido más tiempo. Parecida a un mono sentado como si fuera un gato. Los brazos extremadamente largos, la cosa estaba desnuda, sin pelos, los huesos casi le sobresalían, pero lo peor era su cara, la nariz parecía estar deforme, sus ojos eran negros, pero su boca. Tenía dientes largos apuntando a diferentes direcciones, y cada momento parecía estar abriéndola anormalmente. A Emily le dio al principio un buen susto, pero le dio más curiosidad que miedo. Cerró los ojos frente a lo que quedaba del espejo. Lo hizo por cinco minutos, y cuando se le ocurrió dar un paso hacia tras, había chocado con algo, a pesar de que estaba sola.
Tiempo después, cuando su madre por fin llegó a la casa. Emily no pudo conciliar el sueño, se sentía aún más observada que la vez anterior. En su bolsillo, contenía el trozo del espejo que le había enseñado aquel horrible monstruo. Lo sacó y lo observó, algo apareció de pronto en el reflejo, tan rápido que hizo que Emily soltara el vidrio. Había caído debajo de su cama, cuando estiro la mano para recuperarlo, una mano que no era de un humano, la tomo, la jaló e hizo que Emily cayera al suelo. El brazo provenía de aquel monstruo, quien sabe cuánto tiempo habría estado debajo de su cama. Emily asustada, volvió a subir a la cama, cerró los ojos con un miedo horrible, sostenía con fuerza el espejo que había recuperado.
De pronto se escucharon pisadas, silenciosas pero provenientes de algo muy pesado, la bestia estaba saliendo de su cama, sus pisadas se oyeron por las paredes, subiendo por el techo y erizando la piel de Emily, que de tanto apretar el espejo, la sangre ya le salía de las manos. Emily abrió por un momento sus ojos y miro hacia el techo. El monstruo estaba pegado a la pared como si fuera una araña. Inmediatamente Emily los volvió a cerrar, presa del miedo. Emily pudo escuchar que el monstruo se había soltado del techo, cayendo de pie en el suelo, el monstruo se acercó a la cara de Emily, bajando cada vez más su horrible rostro.
La bestia llegó a sus manos, y empezó a lamer la sangre que salía a causa del espejo. Emily no volvió a abrir los ojos esa noche, sabía que si los abría, sería su muerte. Cuando pasaban de las once de la mañana, fue cuando Emily por fin tuvo el valor de abrir sus ojos. Efectivamente el monstruo ya no estaba ahí. Emily volteó a ver el foco, lo intento encender y ahora si funcionaba, era más que seguro, que al monstruo no le gustaba la luz, siempre oculto en la oscuridad, escondido sin que lo puedan ver, pero por alguna extraña razón, Emily se sentía aún más observada que nunca.
Así fue por todo el fin de semana, hasta que en el día lunes, la policía había logrado entrar a su casa, acusándola del asesinato de Alan. Toda la evidencia apuntaba hacia ella, y como su madre era pobre, no pudo pagar un buen abogado, así que Emily perdió al caso, y la sentenciaron a cumplir una condena en la cárcel. No tardó en hacerse viral la noticia de que una joven de dieciséis, mató a uno de quince con una pluma. Ya dentro de la prisión, Emily solo pensaba en dos cosas. Su madre y en el monstruo. Así
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