La pena de muerte, pena capital o ejecución

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Si eres pobre o perteneces a una minoría racial, étnica o religiosa, tienes más probabilidades que el resto de personas de ser condenado a muerte, debido a la discriminación que existe en el sistema de justicia. Además, los colectivos pobres o marginados tienen más dificultades para acceder a los recursos legales que necesitan para defenderse.

Uno de los casos más recientes ha sido el de Troy Davis. Ocurrió el 21 de septiembre del 2011 en Georgia, ejecutado por una inyección letal. El crimen por el que se le acuso fue el de asesinar a un oficial con un disparo en el barrio en el que Davis vivía, ese hecho ocurrió en el año de 1989, Troy se declaró inocente de todo crimen aunque no se pudo liberar de su condena. Pero de los nueve testigos que declararon en contra de Davis en el juicio, siete se retractaron posteriormente y en agosto de 2009 denunciaron que fueron presionados por la policía para inculpar al joven. Por otra parte, el arma con la que se cometió el asesinato jamás pudo ser hallada ni se recolectaron huellas dactilares ni rastros de ADN. Este caso fue descrito por sus abogados como el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un blanco. Así como este hay más casos sobre la aplicación de la pena de muerte de forma discriminatoria.

Otra de las razones es que en muchos lugares no llegan a hacer una buena investigación sobre el caso de la persona que quieren ejecutar, y terminan aplicando la pena de muerte de manera injusta y cuando es demasiado tarde se dan cuenta de que fue un error fruto de una mala investigación. Tal fue el caso de Larry Griffin en 1980 que fue acusado de asesinar a un joven de 19 años. El testigo dijo que lo vio disparándole al joven con la mano derecha en un auto en movimiento. Larry fue sentenciado a morir por una inyección letal en 1995, años después el testigo admitió cometer el crimen el mismo.

En 1998, una delegación del grupo estadounidense Journey of Hope: From Violence to Healing (El camino de la esperanza: De la violencia a la curación) viajó a Filipinas con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública respecto a los argumentos contra la pena de muerte en un momento en que el gobierno filipino estaba considerando poner fin a la suspensión de las ejecuciones.

La delegación visitó a presos condenados a muerte y a sus familias, dio numerosas entrevistas a los medios de comunicación, tomó parte en debates radiofónicos y televisivos en directo, se entrevistó con autoridades religiosas y mantuvo debates con grupos anticrimen que están a favor por la pena de muerte.

Muchas personas que antes apoyaban la pena de muerte afirmaron que habían cambiado de idea después de entrar en contacto con la delegación. Por desgracia, al final del año el gobierno anunció que a principios de 1999 se reanudarían las ejecuciones en Filipinas. Había más de ochocientas personas condenadas a muerte en el país.

Muchas familias que han sufrido algún tipo de crimen en el que el delincuente es condenado a pena de muerte han declarado que no se sienten satisfechas con al concluir con la vida del criminal, y cambian de opinión respecto a la pena de muerte.

En conclusión, diversos casos resultan siendo sentencias hacia personas inocentes las cuales fueron inculpadas; incluso de ser culpables se les está negando su derecho a vivir, de manera que se estaría cometiendo también un delito por parte de las autoridades. Lo mejor que se podría hacer es dejar de aplicar la sentencia de muerte, la cual no es la mejor solución para hacer pagar sus crímenes a los presos, ni tampoco ayuda reducir la cantidad de criminales que existen.

Por otra parte la pena de muerte puede llegar a afectar económicamente al estado, ya que se ha demostrado que se gasta el triple en aplicar ese metodo que en una cadena perpetua.

Hay diversas opciones que podrían considerarse, como por ejemplo brindarles un trato más humano a los prisioneros ofreciéndoles una rehabilitación, en caso de tener problemas con el consumo de sustancias dañinas; o una capacitación para que al finalizar su sentencia puedan reintegrarse al mundo fácilmente, poder conseguir un trabajo digno y tengan una mejor vida convirtiéndose en personas de bien, sin que se vean en la necesidad de delinquir de nuevo.

Otra forma que podría ayudar a concientizar a las personas, seria empezar a hacer lo mismo que hizo la delegación de Estados Unidos, visitar presos y a sus familias para mostrar el dolor por el que están pasando y lo difícil que es aceptar que un ser querido se vaya.

La vida de cada individuo es valiosa e irremplazable, por lo cual debería ser respetada como decreta la Organización de los Derechos Humanos.

Referencias:

 GARCÍA, José Juan (2015). «La pena de muerte.». https://es.m.wikipedia.org/wiki/Pena_de_muerte - Consultado el 26 de Abril del 2017.

 SHETTY, Salil (2016). «Pena de Muerte». Amnistía Internacional. https://www.amnesty.org/es/what-we-do/death-penalty/ - Consultado el 27 de Abril del 2017.

 GONZÁLEZ, Jaime (2015). «La angustia de esperar a ser ejecutado». BBC. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/04/150421_eeuu_california_pena_muerte_espera_presos_jg - Consultado el 29 de Abril del 2017.

 SANTOS, Gabriel, «La Pena de Muerte en el mundo, México y los instrumentos de multilaterales por su abolición, centro de documentos de información y análisis». Marzo 2009. Editorial CENTRO DE DOCUMENTACIÓN, INFORMACIÓN Y ANÁLISIS – Consultado el 29 de Abril del