MARISOL EN LA ANTARTICA.
Enviado por Christopher • 24 de Abril de 2018 • 3.371 Palabras (14 Páginas) • 1.188 Visitas
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CAPITULO 6
SUEÑOS Y LÁGRIMAS
Marisol, donde te habías metido le gritaba Tomas, yo no soy tu guardián, no pude ir al gimnasio por andar buscándote. No vuelvas a salir sola le dijo la mamá, no pensé que se asustarían disculpen se cuidarme bien, no pasó nada, estoy molesta contigo Soledad, pensé que podía confiar en ti, le dijo la mamá.
El día sábado amaneció muy helado y seguramente iba a oscurecer temprano, pero Marisol estaba decidida a visitar el nido de piedra aunque fuera un ratito, insistió hasta que la madre le dio permiso para salir un rato con Panchito, él no quería salir porque hacía frío y quería ver un partido del Colo Colo en la tele, cuando llegaron al nido el pingüino Papúa estaba encima de los huevos como una estatua, pero no estaba solo, una pinguina un poco más baja lo acompañaba a empollar los huevos,; que sorpresa al fin tengo el gusto de conocer a l futura madre dijo ella, ME PRESENTO SOY MARISOL Y TENGO DOCE AÑOS, en esos momentos empezó a nevar fuerte y los niños no hallaron que hacer ni donde refugiarse.
Miraron a los pingüinos que con dificultad llevaban unas piedras para proteger los huevos, ella le dijo a Pancho que buscara más piedras para ayudar, después que los taparon siguieron a los pingüinos a una cueva para protegerse de la tormenta, Panchito tenía miedo y quería irse a la casa, ella le dijo que no pasaría nada, que los pingüinos sabían que ese era el mejor lugar, ella le propuso jugar a las adivinanzas mientras dejaba de nevar. Luego de varias adivinanzas, sintieron unos pasos detrás de ellos y vieron que los pingüinos salieron de la cueva, así es que volvieron al nido, y se encontraron con su papá que los andaba buscando, el la retó y le dijo que la mamá estaba muy preocupada, no nos pasó nada dijo ella, no te enojes papá, cuando llegaron a la casa vieron que la mamá tenía la cara roja de tanto llorar y se sintió muy mal, Panchito pregunto quién había ganado el partido, pero nadie le respondió.
En la cena el papá le dijo que como ella no se había acostumbrado a vivir en la Antártica, y que extrañaba a sus amigos y que no había sabido comportarse, con la mamá habían decido mandarla de vueltas a la casa de su abuelita Rosa, que ella estaría feliz de verla. A ella se le hizo un nudo en la garganta y no podía decir lo que le estaba pasando, necesitaba más tiempo para acostumbrarse. Mañana parte el avión a Punta Arenas y a las once viajas a Santiago donde te esperará tu abuelo para llevarte a Melipilla, así que arregla tus cosas le dijo el papá, no quiero irme dijo Marisol con los ojos llenos de lágrimas, lo siento ya está decidido les dijo su papá. La niña se fue a su cuarto, no sabía que pensar , si le hubieran preguntado unos días atrás, hubiera estado feliz de ver a sus abuelos y amigos, pero ahora no. Para no llorar tomó un cuaderno de historia que tenía unas páginas en blanco, era lo único que podría hacer para no llorar, escribió muchas cosas de la forma que la querían y hasta cuando necesitaría de sus cuidados y sus consejos, pero era tarde y debía dormir para descansar para el viaje.
Al otro día la despertó su madre y le dijo que confiaba en ella y que la echaría de menos, ella le dijo que le escribiría todos los días, también se fue a despedir Camila, su amigo del colegio y le regaló un cuento de duendes, ella se emocionó y se sacó su moño azul y se lo entregó a Camila, ella le pidió que no se demorara en volver.
CAPITULO 7
LA CASA DE LOS ABUELOS
De nuevo estaba Marisol en la casa de sus abuelos rodeada de árboles y en los brazos de su abuela Rosa que le contaba sus cuentos preferidos de cuando era más niña, jardinereó con su abuelo, se cansó de andar en bicicleta y volvió a ser inseparable con su amiga Anita, con su primo Sebastián solo hablaron por teléfono, el la invitó a Arauco, pero ella ya había viajado mucho y no quiso ir, pero lo invitó a la isla Rey Jorge donde ocurrían cosas extraordinarias todos los días le dijo orgullosa.
Pero ella extrañaba a sus padres y hermanos, a Camila y siempre se acordaba del nido de los pingüinos, después llego Anita a decirle que viera un programa de televisión sobre el medio ambiente que se llamaba “Fortunato Fortunatis”
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CAPITULO 8
FORTUNATO FORTUNATIS
La serie le gusto al tiro a las dos amigas, en la pantalla apareció una gran ciudad, moderna llena de edificios de treinta pisos, de autos tocando las bocinas y de gente apurada yendo de un lugar a otro con cara de enojo, los niños eran los únicos que sonreían corriendo por los parques.
Hasta que un día un poderoso empresario tuvo la idea de construir más edificios en el centro de la ciudad, se trataba de eliminar los parques y jardines, eso daría más trabajo a las personas y por supuesto, sería un gran negocio para él, Fortunato Fortunatis se llamaba el empresario.
Al principio la gente no le dio importancia, pero afortunadamente los niños que vivían en los edificios, reaccionaron con energía al ver amenazados los parques y jardines donde jugaban.
Que crees que harán preguntó Anita, yo en su lugar no dejaría que cortaran los árboles, las plazas son muy necesarias, la ciudad sin árboles sería horrible, debe ser un derecho tener una plaza a no más de 300 metros de tu casa, así como respirar y caminar por las calles, los niño, las mujeres y los abuelos se abrazaban a los árboles para impedir que los cortaran.
Eso es lo que hay que hacer dijo Marisol hay que pelear duro por lo que creemos que es bueno.
Pero no me parece que Fortunato Fortunatis sea un mal hombre, después de todo le dará trabajo a muchas personas y eso también es necesario, puede construir edificios en otros lugares, no en las plazas comento Marisol. Después de una lucha con pancartas y la presencia de la prensa, los niños unidos lograron detener a Fortunato y salvaron las plazas de la ciudad, el mensaje recibido del programa era que los niños pueden hacer grandes cosas cundo unes sus fuerzas, incluso salvar el mundo.
CAPITULO 9
CUMPLEAÑOS Y REGRESO
La abuela le recordó a Marisol que la próxima semana sería su cumpleaños y que cumpliría trece años y le pregunto que le gustaría recibir de regalo a parte de chocolates, libros y calcetines de lana, ella le respondió que se le había
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