MECANICA SIN TALACHAS.

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casi como un juego, se dio a la tarea de ubicar a la luna y los planetas incluida la tierra en las posiciones sucesivas que en había observado durante aquellos años, pero en relación al Sol, citando a este en el centro, tal como lo habían sugerido los griegos del siglo III y IV a.C.

Fig-3

Colocó a la Tierra en tercer lugar, después de Mercurio y Venus y después de ella a Marte, el esquivo planeta rojo, cada Júpiter y a Saturno.

El resultado de ese trabajo fue sistema heliocéntrico, como se muestra esquemáticamente.

El sistema heliocéntrico, a diferencia del geocéntrico de Ptolomeo, resultó un que una inefable belleza y simplicidad. Todos los planetas pronto, quedaron ordenados yendo movimiento armonioso y suave alrededor del Sol. Ni epiciclos, ni ecuantes, ni excéntricos; todos fueron simples círculos.

Las ideas de Copernico fueron puestas al servicio de la iglesia para ayudar al papa Gregorio XIII a elaborar el calendario. Un entusiasta discípulo de aquel gran descubridor fue quien llevó a cabo la modificación anuria. Eramus Reinhold (1511-1553), un muchacho talentoso y apasionado de los cálculos matemáticos, se puso a tomar notas y a hacer cálculos matemáticos en cuanto tuvo en sus manos copias de los Revololutions Orbis.

TYCHO BRAHE

20 años pasó Tycho en la isla de Hven, durante un lapso, observando el firmamento noche tras noche, anotando cuidadosamente sus observaciones, pudo compilar una lista de 777 estrellas fijas y construir un mapa del cielo.

Con los ratos recabados generó su propio modelo en del sistema planetario.

El sistema geocéntrico de Tycho Brahe consistía nuevamente en poner a la Luna, al Sol y el resto de los cuerpos celestes en órbitas alrededor de la Tierra. Sin embargo, no lo hizo de la misma manera como Ptolomeo es introdujo un detalle con el cual las trayectorias retrógradas de mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno podía ser explicadas sin necesidad de todos los artilugios y remiendos que habían puesto al viejo sistema.

Fig- 4

JOHANNES KEPLER

En cuanto pudo, Kepler se aplicó a la frenética la tarea de vaciar los datos que Tycho había dejado, en hojas de papel estraza. Todas unas hileras de puntos sucesivos fueron apareciendo representando las posiciones de los planetas alrededor del Sol.

El sueño de tantos años acariciado por el astrónomo alemán, finalmente comenzó a tomar forma...pero las cosas no salieron bien que se esperaba. Las orbitas una vez trazadas, no aparecieron circulares de nueva cuenta. El Sol tampoco quedó al centro; ocupaba, igual que antes una posición excéntrica, hacia uno de los ápsides o extremos de aquellos óvalos,

Esta vez ya no había duda. Todas las observaciones que se había hecho el danés eran precisas, como menos de un minuto de arco de error, de modo que no era posible achacar aquellas deformidades a la falta de exactitud de las