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Marco teórico REseña

Enviado por   •  2 de Noviembre de 2018  •  6.368 Palabras (26 Páginas)  •  269 Visitas

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Finalmente se exponen las conclusiones, un posible problema de investigación, una hipótesis general, definiciones operacionales y constitutivas de las variables del estudio, y el tipo de investigación según el grado de control y grado de conocimiento.

A lo largo del desarrollo del trabajo se presentaron algunas dificultades, como hipótesis contradictorias en cuanto a la manera en que se relacionan las variables. Por una parte, investigaciones sugieren que los niveles de autoconcepto predicen el desarrollo y utilización de estrategias de aprendizaje autorregulado, por otra se propone que las estrategias autorregulativas del aprendizaje incidirán en los niveles de autoconcepto alcanzado por los alumnos. También se plantea una relación recíproca entre ambas variables, sin embargo existe un consenso en cuanto a la existencia de dicha relación y la incidencia de ambas variables en el desempeño académico tanto a nivel escolar como universitario.

Autoconcepto

Existen gran cantidad de investigaciones en la actualidad que buscan profundizar en la comprensión de cómo la imagen que el alumno tiene de sí mismo, influye en su propio proceso de aprendizaje. Estos estudios buscan indagar en si existe una relación importante entre el autoconocimiento y la forma de aprender.

Los trabajos que han estudiado el vínculo entre el logro académico y el autoconcepto, han encontrado en su mayoría una relación significativa entre ambas variables, como es el caso de Henríquez, Covington y Beery (citado en Urquijo, 2002) en el que se apoya una asociación lineal entre autoconcepto y rendimiento académico. En este estudio se considera que una percepción positiva de sí mismo y de las habilidades que cada uno tiene, son esenciales para un buen desempeño escolar.

Según Urquijo (2002) la opinión que los sujetos tengan de su competencia, es esencial para obtener un buen rendimiento académico. Las experiencias de éxito o fracaso crean en el estudiante actitudes que favorecen u obstaculizan el óptimo desarrollo de sus capacidades y potencialidades.

Según Musitu, García y Gutiérrez (citado en González, et al. 1994) el autoconcepto es comprendido como el conjunto de juicios descriptivos y evaluativos que hace la persona de sí misma y a través de la cual se representa, conoce y valora. Esta habilidad representa un esquema cognitivo muy complejo construido a través de experiencias previas, y además influye en la conducta del sujeto en varios aspectos: favorece el sentido de la propia identidad, constituye un marco de referencia para interpretar la realidad externa y las propias experiencias, influye en el rendimiento académico y social, condiciona las expectativas y la motivación, y contribuye a la salud y al equilibrio psíquico.

Tener un autoconcepto positivo ayuda a aceptar desafíos, a no tener miedo de desarrollar habilidades, a arriesgarse y a probar cosas nuevas. En cambio, un autoconcepto negativo genera falta de confianza en sí mismo, bajo rendimiento académico y social, una visión distorsionada de sí mismo y de los demás, y finalmente una vida personal infeliz (González, et al. 1994)

El autoconcepto ha sido ampliamente estudiado como una habilidad, es decir, una destreza que poseen las personas para poder realizar una acción una y otra vez. Según Bergan y Dugan (citado en Bolívar y Rojas 2010) una habilidad intelectual es una capacidad conductual que una vez activada, facilita el aprendizaje, la ejecución o retención de una tarea valorada dentro de una cultura. Las mismas no solo facilitan el aprendizaje sino también el conocimiento, ya que operan directamente sobre la información para recuperarla y utilizarla posteriormente según convenga.

El autoconcepto es considerado una meta educativa importante, pero también una variable interviniente que influye en el rendimiento escolar y que ayuda a explicar las variaciones de este (Bolívar y Rojas 2010). Para comprender adecuadamente el aprendizaje y el rendimiento escolar, es necesario prestar atención a los procesos motivacionales y a las variables que, como el autoconcepto, desempeñan un importante papel en la motivación. Además alude a una autoevaluación que puede ser tanto positiva como negativa.

Basándose en esta información los autores Bolívar y Rojas (2010) realizaron una investigación no experimental en la que se utilizó el concepto de “habilidad cognitiva o intelectual” para referirse al autoconcepto. Se plantearon comprobar si cambios en el estilo de aprendizaje y la forma de cómo se autoperciben los estudiantes que inician estudios superiores, tienen alguna relación con la adquisición de habilidades numéricas y verbales.

Estos autores buscaron encontrar mejoras significativas en el rendimiento de aquellos estudiantes que participaron en un programa de intervención académico centrado en el desarrollo del autoconcepto al culminar un año. Se plantearon si el programa favorece el incremento de habilidades numéricas y verbales en aquellos estudiantes que modificaron su percepción académica, social y personal luego de transcurrido el periodo.

Se utilizó un grupo experimental más no un grupo control. Al culminar la investigación se verificó cómo el grupo experimental se vió beneficiado en las dimensiones académicas, personales y sociales. Sin embargo también se comprobó que independientemente de que los estudiantes hayan integrado a su estructura cognitiva estrategias de aprendizaje que produjeron cambios en sus niveles de autoconcepto, estos no se relacionaban con los posibles incrementos en sus habilidades numéricas y verbales. Es decir, no se pudo verificar que los cambios de la variable dependiente se debieran únicamente a la actuación de la variable independiente.

En una investigación realizada previamente por González, et al. (1994) se encontraron estudios que han adolecido de la falta de modelos teóricos para definir e interpretar el autoconcepto como constructo y de instrumentos de medida estandarizados válidos y fiables. Shavelson, Hubner y Stanton (citado en González, et al. 1994) con objeto de remediar esta situación y mejorar el conocimiento en esta área, propusieron un modelo de autoconcepto (multidimensional y jerárquico) que pudiera servir de base para el desarrollo de instrumentos de medida adecuados que pusieran a prueba la validez de dicho trabajo.

En su modelo, Shavelson, et al. (citado en González, et al. 1994) destacan siete características del autoconcepto. Una de ellas es que es jerárquico, y señalan que en la cúspide de la jerarquía se sitúa el autoconcepto general que se divide en académico y no académico. Dentro del académico quedan englobados

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