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Cada uno entiende mejor sus propios asuntos y sus propios intereses y cuida de ellos mejor que lo hace o puede esperarse que lo haga el gobierno. El autor utiliza este dicho popular para referirse a que en todas partes donde intervenga un gobierno por muy organizado esté, lo haría peor que de como lo haría si lo realizaran o lo hicieran las personas mas interesadas en un buen resultado.

El argumento con más peso en contra de la intervención del gobierno seria que aunque este cuente con grandes eminencias en sus filas y de los talentos mas activos, es necesario y deseoso que se dejara gran parte de la dirección en manos de las personas directamente interesadas en ellos.

para que las cosas salgan bien y fluyan de manera adecuada es necesario cierta liberad, además, como se dijo anteriormente es más agradable la libertad que la molesta restricción de un gobierno.

Hay cosas cosas cuyo mejor juez es es el consumidor, con limitaciones para estos ya que toda mercancía esta diseñada para satisfacer ciertas necesidades personales. Pero, hay casos en los que los que no se debe confiar en los dictámenes del consumidor por la demanda del mercado, por ejemplo : las personas incultas no pueden ser jueces competentes de la cultura.

Los trabajos de la colonización marcaron los intereses futuros de la población misma y se extiende más allá de los límites puramente económicos. Teniendo en cuenta el translado de personas a zonas despobladas es uno de los trabajos sociales que requiere intervención del gobierno.

En muchas partes del mundo el pueblo es incapaz de hacer algo que precisa grandes medios y acción, esto por distintas razones , como la pobreza del pueblo, y la falta de otras cosas, en estos casos debe intervenir el estado. Ejemplo: cuando no hay diques , obras de riego, canales, puertos, hospitales, universidades, imprenta es necesario que el gobierno los establezca.

Como punto final, después de haber ocupado de todas las excepciones de los asuntos de la sociedad, el autor insiste en la tesis de que las acciones del gobierno de prohibir y castigar es perjudicial en la sociedad para su libertad.

BIBLIOGRAFÍA

- MILL, J. S., Principios de la Economía Política, Libro 5, Capítulo Xl

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