SOCIEDAD DE HORMIGAS: UN MODELO A SEGUIR.

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Es en este punto, donde debemos considerar la forma en que podemos reorientar y reestructurar los pilares de la sociedad que nos abarca. Está visto que el principal impulso de la cultura moderna es la ambición. De una manera más global se refleja en nuestro modelo económico capitalista, pero este realmente se ha degradado en el cuestionablemente llamado “capitalismo salvaje”.

Es evidente que tanto las hormigas como los hombres tienen la finalidad de hacer más fuerte su sociedad y para ello cada especie debe tener diferentes oficios para sus individuos. Los ejemplos en las hormigas son evidentes, las reproductoras, los cortadores de hoja, los recolectores, los exploradores y demás. Cada uno de estos en su oficio cumple una función que beneficiará en primer grado a la comunidad y en segundo lugar al individuo. Caso contrario se da en el humano moderno, el cual – sin llegar a generalizar – aparte de suplir sus necesidades en primera instancia, busca satisfacer deseos, en muchos casos exagerados e innecesarios, generados por la cultura del consumo y la moda.

Podemos decir que en este aspecto es donde se perdió gran parte el rumbo para una sociedad ejemplar, no priorizamos y en muchos casos ni si quiera consideramos aportar en beneficio de la sociedad. No se pretende dar un juicio de valor negativo al hecho de suplir necesidades y a algunos deseos, pero si alarmar acerca de la ambición desmedida que nos lleva a un caos inminente.

Para reflejarlo de una manera más clara, expliquemos la razón por la cual nuestra sociedad ha calificado a un sector como desechable o irrelevante. En el caso de la isla de las flores, se daba por entendido que el cerdo era de mayor utilidad, que las personas en busca de comida, esto llevaba a que los animales fueran mejor alimentados que los habitantes de la isla. La razón: los cerdos daban riqueza a su propietario, el cual servía de algún modo a la sociedad como proveedor de alimentos. La existencia de sujetos que no suplen de ningún modo a la sociedad, muestran las falencias de la forma en que está constituida la misma.

Así como el éxito de las hormigas es su organización, nuestro posible fracaso puede ser causado por la falta de este. Si organizáramos políticas globales y estatales que fueran integrales, equitativas, funcionales y de cooperación podríamos lograr: Primero, dar la capacidad a cada individuo de subsistir trabajando de manera conjunta con un estado. Segundo, recompensar – no de manera igual – sino correspondiente el trabajo asignado. Tercero, que cada actividad fuera funcional a la sociedad más que a un individuo. Cuarto y último, un crecimiento conjunto; en el cual tanto el dueño de los cerdos se vea recompensado, a la par que los habitantes cumplan funciones, beneficien y sean beneficiados para que puedan lograr acceder a alimentos dignos y demás.

Para concluir no se pretende que de la noche a la mañana se dé un cambio tan radical y significativo en nuestra cultura y sociedad, pero si se puede empezar desde el individuo una nueva mentalidad. Si logramos aportar siempre, de algún modo y de menor a mayor medida a nuestro entorno, a la par que tengamos en primer rango una conciencia de responsabilidad sobre la ambición; podremos empezar a repercutir en nuestro entorno de manera exponencial.

Bibliografía:

- El poder secreto de las hormigas

- La Isla de las Flores

- Diccionario de la Real Academia Española, tomado de: http://dle.rae.es/?id=YCB6UHV