Sociologia EXAMEN FINAL

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Una encuesta internacional del portal norteamericano Weforum.org acerca del nivel de inseguridad en el transporte público que tienen que soportar las mujeres nos muestra que Lima ocupa el tercer lugar entre las ciudades con los sistemas de transporte más peligrosos para las mujeres, ubicándose después de Bogotá y México. Aun sabiendo esto, parece que el Estado, sistema de poder que se supone tiene entre sus funciones regular el orden social desde el comportamiento del individuo y conflictos interpersonales (Busse, clase 21 de abril 2016), hace esfuerzos casi nulos por tratar de combatir este problema público que afecta a tantas mujeres. Debido a esa falta de interés y atención, muchas de nosotras hemos tenido que tomar medidas individuales tales como ni bien subimos a los buses ubicarnos al costado de las ventanas o en lugares en donde podamos evitar contacto físico con hombres que no conocemos, vestirnos con ropa que nos quede ancha o al menos nos tape la parte trasera (esto también para evitar acoso sexual en las calles por parte de taxistas, conductores de buses,etc) o simplemente optamos por esperar más tiempo y no subir a buses que estén llenos. Hace un mes, por ejemplo, tuve que cambiar mi ruta de transporte debido a que en redes sociales circulaba una foto con testimonios de muchas chicas que denunciaban haber sido víctima de un hombre que se hacía pasar por enfermo mental y aprovechándose de esto se les acercaba y les besaba a la fuerza la mano o les tocaba sus partes íntimas sin vergüenza alguna. Además, desde que ingresé a la universidad en las mañanas lo primero que elijo al vestirme es ropa holgada, es decir, tengo tan institucionalizada esta práctica que inmediatamente después de asearme me dirijo hacia mi ropero y sin pensarlo escojo prendas que sé me van a cubrir el cuerpo y así me siento un poco más segura cuando recorro las calles; de igual manera me sucede en las tiendas pues de frente voy en busca de casacas largas. Otro comportamiento que me doy cuenta de que institucionalicé y posteriormente normalicé es el de ni bien subir a los buses acomodarme en lugares en donde pueda evitar lo más que pueda contacto con hombres, o la acción de sentarme al costado de las ventana en una fila en dónde hay dos asientos libres pues así también evito que cuando el bus se llene un hombre roce mi hombro así sea de casualidad o a propósito con sus partes íntimas.

En conclusión, me parece indignante el hecho de que muchas de nosotras hayamos tenido que cambiar ciertos aspectos de nuestras vidas para evitar el tener que vivir situaciones de violencia de género. Cómo es posible que tengamos que cambiar nuestros gustos por la moda, por qué en su mayoría las mujeres somos las que nos sentimos más inseguras al caminar por las calles, por qué el Estado no toma medidas más contundentes y estrictas sobre aquellos que cometan agresiones de cualquier tipo contra la mujer. Esto me hace dar cuenta que aún seguimos siendo una sociedad inmadura y machista pues no tenemos el apoyo suficiente del Estado no solo en este aspecto sino en general, pues por ejemplo los salarios de los hombres siguen siendo mayores al de las mujeres, la mayoría de puestos importantes se les sigue dando a los hombres,etc .Es una lucha diaria y constante el de la mujer por hacer que se respeten sus derechos sociales, civiles y políticos. Otro ejemplo de un atentado contra nuestros derechos es justamente lo que sucedió después de la denuncia que hizo Magaly Solier contra su acosador. A pesar de la existencia de pruebas filmográficas y denuncias de acoso sexual de años pasados contra este sujeto(archivadas también por el Ministerio Público), el Poder Judicial un año después de la denuncia realizada, decidió archivarla y dejar que este inescrupuloso hombre siga libre por las calles sin haber recibido una sanción por sus acciones. Realmente sorprendente e inaceptable lo expuesto anteriormente, porque casos como estos muchas veces desaniman a las mujeres a realizar querellas contra situaciones similares pues piensan que será una pérdida de dinero y de tiempo, cuando no es así, siempre tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para hacernos respetar a pesar de las dudas que podamos tener entre actuar o no. He decidido que a partir de ahora, a pesar de la vergüenza y temor que pueda sentir voy a tratar de reaccionar rechazando cualquier tipo de comportamiento que me agravie a mí o a otras mujeres físicamente o verbalmente.

Sofía Cerna Meneses