Tejidos oseo
Enviado por Jerry • 5 de Febrero de 2018 • 5.354 Palabras (22 Páginas) • 369 Visitas
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A simple vista, las trabéculas del hueso esponjoso pueden parecer más desorganizadas que las trabéculas del hueso compacto. Sin embargo, tienen una orientación precisa a lo largo de las líneas de fuerza, característica que permite al hueso resistir y transmitir fuerzas sin romperse. El tejido óseo esponjoso es más abundante en los huesos que no reciben mucha presión o los que reciben presiones desde direcciones múltiples. Las trabéculas no se organizan en forma definitiva hasta que no se aprende a caminar perfectamente; incluso pueden desorganizarse cuando las líneas de fuerzas cambian de una fractura mal consolidada o una deformidad.
El hueso esponjoso difiere del tejido óseo compacto en dos aspectos. En primer lugar, es liviano, lo que reduce su peso total. Esta disminución del peso le permite moverse más rápidamente al ser traccionado por un músculo esquelético. En segundo lugar, las trabéculas del tejido óseo esponjoso sostienen y protegen la médula ósea roja. El tejido óseo de los huesos de la cadera, las costillas, el esternón, las vértebras y los extremos proximales del humero y el fémur es el único sitio de almacenamiento de medula ósea roja y, por lo tanto el lugar donde –en los adultos- tienen lugar la hemopoyesis.
IRRIGACION E INERVACION DEL HUESO
El hueso está profundamente irrigado. Los vasos sanguíneos, abundantes sobre todo en las regiones del esqueleto que contienen medula ósea roja, llegan a los huesos desde el periostio. Consideraremos la irrigación de un hueso largo, como la tibia del adulto, según se ilustra en la figura 6-4.
Las arterias periósticas, pequeñas arterias acompañadas de nervios, ingresan a la diáfisis a través de múltiples canales perforantes (canales de Volkmann) e irrigan el periostio y la parte externa del hueso compacto (véase la figura 6.3a). Cerca del centro de la diáfisis, una gran arteria nutricia atraviesa un orificio de hueso compacto denominado agujero nutricio. Al entrar a la cavidad medular, la arteria nutricia se divide en las ramas proximal y distal, que se dirigen hacia cada extremo del hueso. Estas ramas irrigan tanto la parte interna del tejido óseo compacto de la diáfisis como el tejido óseo esponjoso y la medula ósea roja hasta los discos (o líneas) epifisarios. Algunos huesos, como la tibia, tienen solo una arteria nutricia; otros, como el fémur, tienen varias. Los extremos de los huesos largos están irrigados por las arterias metafisarias y epifisarias, las que se originan en las arterias que irrigan la articulación adyacente. Las arterias metafisarias ingresan en la metáfisis de un hueso largo y, junto con la arteria nutricia, irrigan la medula ósea roja y el tejido óseo de la metáfisis. Las arterias edificarías ingresan en las epífisis de un hueso largo e irrigan la medula ósea roja y el tejido óseo de dichas epífisis.
Las venas que transportan sangre desde los huesos largos son visibles en tres regiones: 1) una o dos venas nutricias acompañan a la arteria nutricia y abandonan el hueso a nivel de la diálisis; 2) numerosas venas epifisarias y venas metafisarias acompañan sus respectivas arterias y abandonan el hueso a nivel de las epífisis y 3) numerosas venas periosticas pequeñas acompañan sus respectivas arterias y abandonan el hueso a través del periostio.
Los vasos sanguíneos que irrigan los huesos se acompañan también de nervios. El periostio esta inervado por abundantes nervios sensitivos, algunos de los cuales transmiten sensación de dolor. Estos nervios son especialmente sensibles al estiramiento o la tensión, lo que explica el intenso dolor originado por una fractura o por un tumor óseo. Por la misma razón, la punción-biopsia de la medula ósea puede causar dolor. En este procedimiento, se introduce una aguja en la profundidad del hueso para extraer una muestra de medula ósea con el propósito de examinarla, cuando se sospecha de la existencia de leucemia, metástasis, linfomas, enfermedad de Hodgkin o aplasia medular. Cuando la aguja entra en el periostio, se siente dolor; una vez atravesado, el dolor disminuye.
FORMACION DEL HUESO
El proceso mediante el cual se forma el hueso se denomina osificación (ossi-,hueso;-producción, formación) u osteogenesis. Se produce hueso en cuatro situaciones: 1) la formación de los huesos embrionarios y fetales; 2) el crecimiento óseo durante la lactancia, la infancia y la adolescencia hasta que se alcanza el tamaño adulto de los huesos; 3) la remodelación ósea (remplazo del hueso precedente por hueso nuevo, a lo largo de toda la vida) y 4) la consolidación de las fracturas, también a lo largo de toda la vida.
FORMACION DE LOS HUESOS EMBRIONARIOS Y FETALES
En principio, se considerara la formación del hueso embrionario y fetal. El “esqueleto” embrionario, inicialmente compuesto por mesénquima conformado como hueso, es donde se produce la formación del cartílago y la osificación durante la sexta semana de gestación. La formación del hueso sigue uno de los patrones que se presentan a continuación.
Las modalidades de formación del hueso, que consisten en el remplazo de tejido conectivo preexistente por hueso, no implican diferencias en la estructura del hueso maduro; solo son sistemas diferentes de desarrollo óseo. En el primer tipo de osificación, denominada osificación intramembranosa (intra-.dentro; -membran, membrana), los huesos se forman directamente en el mesénquima, que se dispone en capas delgadas semejantes a membranas. En el segundo tipo el de osificación endocondral (endo-, dentro; -condral, cartílago), el hueso se forma dentro del cartílago hialino derivado del mesénquima.
OSIFICACIÓN INTRAMEMBRANOSA
La osificación intramembranosa es la más simple de las dos modalidades de formación ósea. Los huesos planos del cráneo, la mayoría de los huesos faciales, la mandíbula y el tercio medio de la clavícula se forman de esta manera. También los “puntos blandos”, que permiten que el cráneo fetal atraviese el canal del parto, más adelante se consolidan al experimental el proceso de osificación intramembranosa, que tiene lugar del siguiente modo (figura 6.5):
1. Aparición del centro de osificación. En el sitio donde aparecerá el hueso, por medio de mensajes químicos específicos, se producen la agrupación y diferenciación de las células mesenquimatosas; primero, en células osteógenas y luego, en osteoblastos. El punto donde se presenta tal agrupamiento se denomina centro de osificación. Los osteoblastos secretan la matriz osteoide hasta ser rodeado por ella.
2. Calcificación.
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