Un significante, muchos significados.

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La obra en general estuvo muy bien, hubo detalles por mejorar, por ejemplo las sillas que estaban en los lados del escenario se prestaban para confusiones, antes del comienzo de la obra porque se pensaba que eran espacios especiales para el público, entonces debieron de haber representado de una mejor manera que ese no era un espacio dirigido al público.

Por otro lado la manera en que Julieta utiliza el tono es poco claro en algunas ocasiones para personas que no están en primeras filas del público, lo que hace imposible entender en ocasiones las respuestas que da a Romeo en especial, también es importante mencionar que Romeo siempre tuvo un manejo bastante adecuado del tono por lo que incluso se podía ver desacorde el tono utilizado por ella y por él en una misma escena.

La repetición continua del cambio escenográfico por medio de los cubos y la desaparición de la iluminación, a pesar de ser un aspecto bastante interesante en el sentido de que es dinámico y permite una mejor sensibilización de la música, se vuelve repetitivo y cansado para el espectador, ya que en las 2 horas de presentación de la obra hay muchos cambios escenográficos, entonces esta característica tan importante, terminó volviéndose pesada para el observador.

Es importante destacar que el uso de signos en esta obra es predominante y variada, estos se emiten de una manera muy clara, de manera que el receptor capta de manera perfecta el mensaje, las diversas maneras en que se representan objetos por medio de cuerpos es bastante singular porque a pesar de ser llamativos, no permiten que la atención se desvíe del todo a ellos sino que continúa en el actor, quien tiene el papel principal en la obra.

Bibliografía

Kowsan, T. “El signo en el teatro- Introducción a la semiología del espectáculo” En El teatro y su crisis actual, Adorno y otros. Montea Avila Editores. Caracas, Venezuela.