Valores para el ejercicio profesional
Enviado por tomas • 20 de Noviembre de 2018 • 2.055 Palabras (9 Páginas) • 403 Visitas
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Razonando lo que es la virtud Aristóteles señala que el ser humano inverso en ella gracias a dos fuentes la intelectual y la moral dicho sea de paso la virtud no viene implícita en la naturaleza del hombre ya que esta no forma parte de el al momento de nacer , pero si lo acompaña mediante el magisterio , el tiempo y la experiencia fruto de esto tenemos la virtud intelectual, por otro lado la virtud moral florece de la costumbre de lo que hemos visto y nos han inculcado de generación tras generación.
Así pues, la virtud no viene dentro de nuestra carga genética por tanto no es natural pero al ser nosotros sociales naturalmente somos capaces de recibirlas, entonces la recibimos y en nosotros la perfeccionamos por la costumbre (acto y potencia). Aristóteles nos hace una comparación de lo ya comentado anteriormente “no por mucho ver o mucho oír adquirimos las facultades sensibles, antes, por lo contrario, nos servimos de ellas por que las tenemos, y no a la inversa que las tengamos como resultado de su uso”.
La única manera hacerse acreedor de las virtudes y considerarse un ser virtuoso, es ejercitando las mismas ya que la única manera hacerse bueno en algo es después de aprenderlo es practicándolo pues resulta ser como cualquier otro oficio, ya que practicando sabrás si eres un ser virtuoso o no.
De nada nos sirve saber lo que la virtud engloba si no nos esforzamos en encontrar en cada acción que realizamos en el día la parte que nos llevara al resultado final que es la virtud puesto que la repetición de los actos genera un habito y un acto un modo de vida y si buscamos la virtud en las pequeñas acciones tendremos como único resultado una vida virtuosa.
Considerando la naturaleza del ser humano hemos de rescatar que no estamos prediseñados solo para seguir inconscientemente un modelo, o que las circunstancia que nos rodea a lo largo del día no son siempre las idóneas como las que nos nosotros juzgáramos las mejores a nuestro gusto, dicho esto debemos recordar en que el ser humano actúa depende a la situación a la que se encuentra y no siempre se podrá actuar de una forma correcta según los parámetros de lo virtuoso, dicho esto debemos rescatar que tampoco es sano o natural enfocarnos en buscar siempre la parte virtuosa del acto lo cual no justifica actos impulsivos sino más bien hace señal a que como en todo los excesos nunca son buenos ni en busca de la virtud, debemos tener un balance entre nuestro actuar y nuestro juicio promoviendo que en nuestros hábitos predomine un actuar virtuoso sin llegar al punto de obsesionarlo.
De la fortaleza y la templanza Aristóteles nos dice que ambas son fruto de la virtud cada una se ejercita de diferente manera y es puesta a prueba de dista manera una de la otra.
Como puede ser probada la fortaleza de una hombre si no encarándolo a sus ideales, a lo que cree correcto o justo; pues bien la fortaleza es aprueba cuando la circunstancias no le favorecen y a pesar de esto sigue sus ideales o contrario a esto tener que flaquear; pero en este punto es muy importante rescatar que dicha circunstancias evidentemente no son la deseadas pero desafortunadamente te ponen en una posición muy difícil aquí Aristóteles nos señala una amplitud de ejemplos por las cuales el ser humano puede actuar contrario a lo que desea o anhela y no es siempre por ser un cobarde o por no tener fortaleza. Por ejemplo, nos pone un supuesto donde una persona es obligada a cometer un acto que va en contra de sus principios y de no hacerlo un empoderado acabaría con la vida de sus seres queridos, en este ejemplo el hombre está siendo sometido a tomar decisiones fuera de si ya que lo hace con la única finalidad de evitar un mal mayor y esto no hace juicio de los valores como persona aporta.
Por ejemplo, Aristóteles nos pone otro supuesto y nos aclara que todo lo que se hace por ignorancia es no voluntario pero lo involuntario es lo que produce pena y arrepentimiento ya que estamos hablando de algo que va inconscientemente con tus valores, pero bajo la premisa de que lo estás haciendo por miedo o sumisión o dominio de alguien más. En este mismo supuesto aquel que haya hecho algo por ignorancia y aun así después de haberlo realizado a esto no le genera algún sentimiento de culpa a si mismo no lo ha hecho voluntariamente pero tampoco lo ha hecho de manera involuntaria al no generarle un cargo de conciencia por haberlo realizado.
Dentro de este mismo rango de ignorancia existen dos paréntesis puesto que no es lo mismo obrar por ignorancia que llevar a cabo una acción en un estado ignorante (alcoholizado, o bajo el influjo de una droga).
Es entonces que la fortaleza de un hombre no solo puede ser juzgada derivados solamente de una acción, sino que habría que analizar el por qué, el cuándo y dónde de esta misma ya que generalmente aquellos que cuentan con la virtud de la fortaleza no flaquean sino cuando las situaciones son completamente adversas no tanto para el sino para aquellos que lo rodean.
La templanza una virtud muy semejante a la fortaleza al hacer referencia de la fuerza de los valores del ser humano haciendo solo énfasis y difiriendo en que la templanza de una ser humano puede llegar hacer calificada al momento de que este tome o ejecute acción alguna en un momento de crisis o en tiempo adversos pero teniendo la posibilidad de tomar otra alternativa la cual esta alujada de su ideal y sin embargo aun cuando parezca difícil le es fiel a sus valores aun siendo el los momentos más difíciles y sin la necesidad de que alguien lo está observando.
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