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Ética del Abogado. La Persona Humana

Enviado por   •  29 de Mayo de 2018  •  3.136 Palabras (13 Páginas)  •  483 Visitas

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El abogado debe ser solo soldado de la justicia, sino también defensor de la libertad. La libertad tiene que ser el medio en que se desenvuelva y el fin que está encaminado el quehacer del jurista; ningún abogado sin libertad podrá demandar, querellarse y oponerse o enfrentarse a la arbitrariedad o al abuso del poder “por la libertad como por la honra se puede y se debe aventurar la vida”. La injusticia es siempre una forma de servidumbre y fuente de violencia. Libertad y justicia son términos indisolubles enlazados.

Los dioses hicieron a los hombres el don de la justicia, para que no se destruyeran unos a otros. La violencia que ejercen los fuertes y poderosos sobre los débiles y la violencia a la que acudirán los débiles como recurso supremo contra la explotación o la opresión.

La justicia es también otro nombre de la paz que puede definirse como la justicia en el orden. Justicia, orden, seguridad, libertad, y paz son, términos interdependientes e íntimamente entrelazados que deben darse conjuntamente para lograr su fin último.

Se explica en el 8° mandamiento que expresa Couture: “Ten fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana”.

La Justicia Y El Derecho

La justicia es el valor dominante entre que aquellos que el derecho aspira a realizar. Los romanos definían la ciencia del derecho como “el conocimiento de las cosas divinas y humanas de lo justo y lo injusto”.

La justicia es armonía de las partes del alma y de los componentes de las sociedades. Ulpiano la definió como “la perpetua y constante voluntad de dar a cada quien lo suyo. La historia de los hombres y de la humanidad ha sido, en realidad, la de una marcha hacia su liberación y de ascenso hacia formas más elevadas de dignidad y de justicia. En la evolución del derecho, nos encontramos con la abolición de la esclavitud; la igualdad de derechos a la mujer; la extinción del sufragio; la condenación; la discriminación por motivos raciales o religiosos; la creación de los derechos sociales; la proclamación del derecho al trabajo, a la salud y a la vivienda.

El derecho no es solo un fin en sí mismo, es un medio de realizar la justicia y otros valores que también afectan a la vida de la colectividad. Los tribunales en que se aplica no reciben en su jerarquía máxima el nombre de tribunales de derecho sino, como en nuestro país se titula Suprema Corte de Justicia.

De ahí el mandamiento del abogado “cuando en el fondo de tu conciencia surja un conflicto entre el derecho y la justica, lucha por la justicia”

El abogado debe estar consciente de que hay un principio superiora las leyes positivas que nos permite juzgar sobre su bondad o su justicia; pero es el abogado, por sus conocimientos y su vocación, en quien recaen de manera especial la responsabilidad de procurar que el derecho avance hacia formas cada vez más elevadas de justicia. El abogado no solo es el hombre de la tradición, que recoge en instituciones y leyes la experiencia de los que lo han precedido, sino que es y debe ser, también factor de cambio. El abogado debe ser guardián y centinela de que las transformaciones y los cambios se ajusten a las normas de la justicia y la moral.

El Bien Común

Es un bien del cual la sociedad es titular y que es un fin respectivo de ella. En relación con las personas individualmente consideradas, es un medio para la consecución de fines más altos. Su ámbito propio de vigencia recae sobre el aspecto común genérico de los hombres que forman la colectividad; pero su destinatario final, la realidad viva es la persona concreta. Los fines que el derecho trata de alcanzar son indescriptibles para el bien común. Es un bien común para todo el imperio de justicia, seguridad, orden, paz y libertad.

La Conciencia Moral del Jurista.

El juramentó que tomamos al recibir nuestro título prometemos tomar como norma suprema de nuestra conducta no solo la ley si no también la moral y la justicia.

Proceder conforme a la conciencia aunque sea errónea es la norma fundamental de una conducta moral valiosa. Pero al lado de la moral subjetiva hay reglas objetivas de moral que van a ser iluminarlos para la solución de casos concretos y a contribuir a una conciencia recta.

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Los principios Genérales de la Ética Profesional

No pretendo formular un decálogo más del abogado. Hay varios decálogos: San Ivo de Bretaña, San Alfonso María de Ligorio, de Ángel Osorio y Gallardo. Es pertinente mencionar alguno de estos principios.

El Abogado Servidor de la Justicia a Través del Derecho

El abogado debe de ser un servido de la justicia a través del derecho. Utilizar el derecho al servicio de la justicia y luchar por ella utilizando como medio el derecho. En el Código de la Barra Mexicana, Colegio de abogados se cambia un poco los términos y se dice que el abogado debe ser “un servidor del derecho y un coadyuvante de la justicia”.

Tratar de realizar la justicia como valor supremo, nos trae implícitos los deberes de buscar la transformación del derecho para acercarnos cada vez más a lo justo y oponernos a la ley injusta. Así como la metafísica se estima que el primer principio es el de la contradicción y en moral el de “haz bien y evita el mal. Una de las más grandes tentaciones que puede presentarse al abogado, es la de defender una causa que persiga un fin inmoral o injusto; esta tentación debe ser rechazada, no es éticamente licito perseguir un fin injusto o inmoral. El artículo 4° del Código de la Barra Mexicana, ordena al abogado abstenerse a causar perjuicios injustificados “aunque sea como pretexto de escrupulosa observancia de reglas legales”.

Probidad

El diccionario de la real academia española define la probidad como “bondad, rectitud de ánimo, hombría de bien integridad y honradez en la obra”. Por de deber de probidad, el abogado está obligado a ser un hombre bueno, íntegro, honrado y recto en su conciencia. El abogado no tendría probabilidad moral para defender y luchar por la justicia ni merecería la confianza de quienes le encargan a su defensa o están a la resolución que dicte como juez.

La abogacía, no se cimienta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la conciencia, la rectitud de la conciencia es mil veces

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