Actividad: Desarrollo de una arquitectura
Enviado por MEduardo • 20 de Diciembre de 2022 • Documentos de Investigación • 3.385 Palabras (14 Páginas) • 631 Visitas
Actividad: Desarrollo de una arquitectura
▶ Objetivos
El objetivo de la presente Actividad es permitir al estudiante aplicar los conceptos de Arquitectura presentados hasta este momento en relación con los Marcos de Arquitectura Empresarial y TOGAF® en particular, para el desarrollo de una Arquitectura.
▶ Indicaciones
El objetivo de la presente Actividad es permitir al estudiante aplicar los conceptos de Arquitectura presentados hasta este momento en relación con los Marcos de Arquitectura Empresarial y TOGAF® en particular, para el desarrollo de una Arquitectura.
De cara a facilitar la consecución de este objetivo, la Actividad como tal se centrará en el desarrollo de la Arquitectura de Negocio y la Arquitectura de Aplicaciones. Igualmente, no se plantea como parte de la actividad la modelización o formalización de esas Arquitecturas mediante ningún lenguaje o herramienta específica más allá de descripciones y diagramas o esquemas autoexplicativos.
Con esta Actividad se pretende que el estudiante pueda utilizar diversas herramientas metodológicas (p. ej., Análisis PESTLE, SWOT, Design Thinking, etc.) para el desarrollo de las Arquitecturas mencionadas y observe las necesarias dependencias e implicaciones entre las mismas.
▶ Descripción de la actividad:
Como se ha indicado al describir el objetivo de la Actividad, el propósito es desarrollar la Arquitectura de Negocio y la Arquitectura de Aplicaciones para una organización determinada.
De acuerdo con lo tratado hasta el momento, para conseguir dicho objetivo, aplicaremos el Método de Desarrollo de Arquitectura (ADM) de TOGAF®. Ahora bien, para simplificar y reducir el alcance de la actividad, nos vamos a centrar en la realización de las Fases B y C del ADM (dejamos la Fase D. Arquitectura Tecnológica para siguientes Actividades), es decir, no es necesario realizar la Fase Preliminar ni la Fase A. Visión Arquitectónica, y para suplir estas fases, proporcionamos la información necesaria para arrancar la Fase B en las siguientes secciones.
▶ Descripción de la organización objeto.
o Contexto, retos y oportunidades
La historia del esquí y de las estaciones de esquí
La historia del esquí se remonta a más de 5 milenios. Los restos arqueológicos más antiguos de esquí han sido encontrados en diferentes zonas de Asia Central, Siberia, Mongolia y Turquía, donde se utilizaron durante mucho tiempo botas altas similares a las del esquí para deslizarse sobre la nieve durante la caza (Mauthner-Weber, 2015).
Muchos pueblos que han vivido en climas donde la nieve permanece durante muchos meses del año han desarrollado y dependen de alguna forma del esquí en mayor o menor grado. El esquí moderno, como lo conocemos actualmente, sin embargo, surge en torno a 1865 en Escandinavia. En Austria, Alemania y Suiza, el esquí no comenzó a ganar terreno hasta la década de 1880.
Al comienzo, el esquí solamente se utilizaba para entregar el correo o por motivos puramente militares. Sin embargo, el esquí no tardó en ganar popularidad más allá de sus aplicaciones funcionales, tanto como una
actividad recreacional, como un deporte, lo cual llevó al establecimiento de las primeras instituciones relacionadas con el esquí en 1809: Schneeschuh-Verein y Wiener Ski Club.
Un obstáculo significativo en esa época era la ausencia de telesillas, lo cual significaba que los esquiadores no tenían otra opción que ascender a pie a las montañas antes de poder realizar un descenso, lo cual limitaba drásticamente el número de descensos que podían realizar los esquiadores en un día (Kracht y Kynast, 2020). No fue hasta 1906 y 1908 que empezaron a introducirse los primeros telesillas en Alemania (Schollach) y Austria (en la estación de esquí de Zürs).
Con la invención e introducción de los telesillas, la nueva actividad recreacional se convirtió en mucho más accesible para la gente, ganando de esta forma cada vez más popularidad; lo cual llevó a la construcción de ferrocarriles cercanos a las zonas de esquí en un esfuerzo por facilitar y acelerar el proceso de llegada y vuelta desde las montañas.
Alrededor de estos años, las primeras escuelas de esquí comenzaron a abrir y se llevaron a cabo las primeras competiciones de eslalon. Finalmente, en 1931, tuvo lugar el primer Campeonato del Mundo de Esquí Alpino en Mürren (Suiza) y apenas cinco años después, las competiciones de esquí alpino entraron a formar parte por primera vez del programa olímpico de 1936 en Garmisch-Partenkirchen (Schneemenschen, 2020).
La evolución del esquí alpino en un deporte de masas se aceleró incluso más durante la década de 1950. La creación de pistas de esquí continuó creciendo a un ritmo alto, en torno a las mismas fechas en las que se empezaron a usar los primeros teleféricos y telesillas para esquí, haciendo
el esquí cada vez más atractivo para las masas, así como significativamente mucho más accesible.
Gracias a estas innovaciones y al crecimiento constante del número de entusiastas del esquí, las estaciones de esquí continuaron ampliándose continuamente. Eso, en combinación con la fuerte expansión de la infraestructura turística en cuanto a refugios, hoteles, restaurantes, telesillas, etc. hacía que las zonas de esquí tuvieran todos los incentivos necesarios para la continua expansión de las estaciones de esquí existentes y la aparición de nuevas. Todo esto causó, naturalmente, que el número de esquiadores creciera exponencialmente de año en año, llevando a un salto desde cinco millones de esquiadores en 1950 a 35 millones en 1975.
Con el tiempo se introdujo el esquí tradicional usando dos esquíes. Los esquíes se abarataron y ganaron en seguridad con los años, lo que hizo que mucha más gente se enganchara a este deporte, mientras que otras variaciones del esquí como el snowboard y el heliesquí comenzaron a ganar popularidad.
Hoy en día, las zonas de esquí están altamente desarrolladas y equipadas con los remontes más modernos, ayudando a que los esquiadores y los turistas lleguen a las cimas de manera rápida, fácil y, sobre todo, lo más segura posible. En estos días, las estaciones de esquí están yendo un paso más allá al intentar ramificarse y conectar diferentes zonas de esquí (de manera similar a la fusión de Lech am Arlberg y St. Anton am Arlberg), en un esfuerzo por ofrecer un mayor valor y más posibilidades a los visitantes (Kracht y Kynast, 2020).
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