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Análisis literario: El principito.

Enviado por   •  28 de Febrero de 2018  •  2.882 Palabras (12 Páginas)  •  594 Visitas

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En el segundo planeta, se encuentra un hombre vanidoso, el cual solo quiere que todos lo amen. El Principito llega y el hombre vanidoso le pide que choque sus manos para aplaudir. Esto le pareció divertido, pero se aburrió cinco minutos después de estar aplaudiendo. El vanidoso le pregunta si lo admira mucho, a lo cual el principito le responde con otra pregunta: ¿qué es admirar? El vanidoso le menciona que es reconocer que él es el hombre más bello de este planeta. A lo cual, el principito le responde que es el único hombre del planeta. El vanidoso le pide que lo admire, de todas maneras, y el Principito se va.

En el tercer planeta, se encuentra un bebedor. Esa visita fue muy melancólica y muy corta. El principito le preguntó varias cosas, y llegando a la conclusión de que el bebedor bebe para olvidar la vergüenza que siente por beber, el Principito opta por irse de ahí.

En el cuarto planeta, había un hombre de negocios. Este hombre se la pasaba contando las estrellas del cielo, y decía que todas y cada una de ellas era de él, y que las guardaría en un banco. El principito solo le responde que no son de él, porque si así fuera, el estaría cuidándolas. El hombre se queda callado, y el Principito se va.

En el quinto planeta, encontró a un farolero que no dejaba de operar la máquina a cada rato. El principito le preguntó que porqué lo hacía, a lo que el farolero responde que lo hace porque el día y la noche en ese planeta dura muy poco. Cada minuto es un día. El farolero también le dice que él solo quiere descansar, pero que no ha podido por estar activando y desactivando la farola. El principito le dice que camine un poco para retrasar el tiempo, pero dicho hombre era muy flojo como para moverse para algo así.

En el sexto planeta, encontró a un geógrafo que no se movía de su ubicación. El geógrafo esperaba que llegara un aventurero para contarle las localizaciones que encontraban en ese planeta, mientras él las registraba. Como no había nadie que explorara, la información que el geógrafo tenía era poca. El principito le menciona que vaya a explorar el mundo por sí mismo, pero el geólogo se niega.

El séptimo planeta que visitó, fue la tierra. Ahí, había muchas personas de cada tipo que había visto en sus visitas anteriores: geólogos, faroleros, vanidosos, hombres de negocios, bebedores y reyes. Una vez que el principito llega a la tierra, se sorprende de no encontrar a nadie, y justo en ese momento se encuentra con una serpiente, la cual le dice que se encuentra en la Tierra, en África. Discutió un rato con la serpiente, tratando de encontrar a los hombres, pero no llegó a ningún lado.

Mientras atravesaba el desierto, el Principito encontró una flor en el desierto, la cual le mencionó que hace unos años pasó una caravana. El Principito pensó que la flor le sería de mucha ayuda, pero no lo fue.

El principito escaló una montaña, tratando de encontrar gente, gritó, solamente para ser respondido por su propio eco, lo cual incomoda al principito, que piensa que lo están imitando.

Después de que el principito atravesara arena, rocas y nieve, encontró un camino para llegar a los humanos. El Principito llega, y saluda a cualquier persona que lo escuchara, siendo contestado por miles de rosas similares a la que él tiene en su casa. Esto entristeció al principito, porque pensó que su flor era única en el universo.

Mientras el pequeño lloraba, apareció el zorro, y lo saludó. El principito, al no verlo, pregunta quién es. El zorro le dice dónde está, y el principito le pregunta si quiere jugar con él. El zorro le dice que no, porque no está domesticado. El principito le pregunta el significado al zorro, el cual concluye que el principito no es de aquí. El zorro le dice que es la acción de formar vínculos, lo cual haría que se pueda diferenciar a una persona de entre todas, porque la volvería una persona importante en la vida del otro. El zorro, teniendo curiosidad, le pregunta al Principito si hay cazadores y gallinas en su planeta, a lo cual el principito le menciona que no hay ninguno de ellos en su planeta.

El zorro continuó pidiéndole que lo domestique, para formar su amistad. Después de varias reflexiones que el zorro le dio al principito, le dijo que cuando le dijera adiós, le daría un secreto muy importante. Una vez que el principito se despide, el zorro le dice que “solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.

Ya era el octavo día de la avería del avión, y el agua ya se había agotado. El hombre le dijo al principito que sus cuentos eran muy bonitos, a lo que el principito responde con la sabiduría que le otorgó el zorro, luego le mencionó que él también tenía sed; así que los dos fueron en búsqueda de agua. Después de un tiempo, el principito se cansó y el hombre se lo llevó cargado. Pasado un tiempo, lograron encontrar un pozo con agua, pero no era el pozo habitual. Era un pozo de los que se encontrarían en un pueblo.

Una vez que bajaron la cubeta para sacar agua, el principito le preguntó al hombre si escuchó el canto que hizo la cuerda al momento de bajar. El principito intentó subir la cubeta con agua, pero el hombre le dijo que no la subiera, porque estaría muy pesada. Mientras la cubeta subía, se escuchaba el canto de la rueda al ser rotada para subir la cubeta.

Después de que tomaron agua, el Principito vio los dibujos que el hombre había hecho, y se burló de ellos.

El principito mencionó que ya había pasado un año de que había llegado aquí a la tierra. El hombre de inmediato pensó que no fue casualidad encontrarse con el pequeño, ya que él intentaba regresar al área donde llegó. El hombre, además, supuso que el principito quiso ir ahí para celebrar el aniversario de su estadío en la Tierra. Esto ruborizó al pequeño.

Al lado del pozo había una ruina con un muro de piedras, donde el hombre logró alcanzar a ver que el principito hablaba con algo, pero no lo distinguía bien. Logró escuchar que el principito dijo “¿no te acuerdas? No es aquí con exactitud” y “¡sí, sí; es el día, pero este no es el lugar!” El hombre estaba a veinte metros de distancia, pero seguía sin oír ni ver con quién hablaba. Se acercó y notó que era una boa amarilla, la cual estaba erguida en dirección al principito. El hombre sacó su revólver, y acelerando el paso, espantó a la serpiente, la cual huyó haciendo un sonido metálico, al meterse bajo la arena. El hombre se acercó al muro para recibir con un abrazo al principito, el cual estaba pálido como la nieve. El hombre le quitó su bufanda dorada, humedeció su frente,

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