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Analisis de "La comadre de Barh" de Geoffrey Chaucher

Enviado por   •  17 de Octubre de 2017  •  3.121 Palabras (13 Páginas)  •  444 Visitas

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Visitó distintos lugares con el fin de encontrar la respuesta y aun recibiendo gran variedad de opiniones, no hubo ninguna dominante. Cuando se cumplió el año, el caballero volvió a casa entristecido, pero de camino se encontró con un grupo de damas bailando. Todas marcharon excepto una fea anciana. Ésta ofreció al caballero dar la respuesta a su pregunta, a cambio de que hiciera después una sola cosa que le pediría, y el joven aceptó. Cuando llegó a la corte dio la respuesta argumentando que lo que las mujeres más desean es “ejercer autoridad tanto sobre sus esposos como sobre sus amantes y tener poder sobre ellos” (p.106). Ninguna mujer contradijo esta afirmación, así que la anciana le exigió al joven que cumpliera su trato y le pidió que se casara con ella. El joven, asqueado, aceptó y se llevó a cabo la boda sin festejo alguno.

La anciana, al ver el comportamiento y la angustia del joven, le preguntó a qué se debía y éste le explicó que era por su vejez y fealdad, además de su bajo estatus. La anciana, después de explicar que la nobleza no depende de las posesiones sino del comportamiento, explicó al joven que podía convertirse en joven y bella rápidamente y le dio a elegir entre dos opciones. La primera, que sería bella y joven aunque tendría que soportar todos los celos que eso conllevaba. La segunda, que seguiría como estaba pero sería fiel y obediente. El joven dejó la decisión en manos de la anciana y ésta le dijo que la besara. A la mañana siguiente, se había convertido en una bella dama y fueron felices el resto de sus días.

3. Valoración

Geoffrey Chaucer ha sido justificadamente considerado “a critical witness of his times” (Crépin, 2002). Mediante su obra maestra, The Canterbury tales, el autor refleja la sociedad en la que se encuentra y el parecer que ésta tiene de la mujer, una concepción ciertamente derivada de diferentes tópicos medievales: los lugares comunes. Desde este concepto, se presentan fundamentalmente dos principios: el deseo de la mujer de mandar y el insaciable apetito sexual de ésta; ambas manifestadas en este cuento.

La respuesta a los lugares comunes fue habitual en la literatura medieval y se dio en textos de diferente naturaleza. Es relevante el caso de la segunda parte del Roman de la Rose, redactado c. 1265 por Jean de Meun. En este escrito se presenta el prototipo de “mujer prosaica”, que también encontraremos en el cuento de Chaucer. Jean de Meun presenta un personaje femenino de avanzada edad que enseña sus conocimientos a las damas jóvenes. Estos conocimientos implican principalmente diferentes técnicas para engañar a los hombres, y esto será exactamente lo que explique Alice en el prólogo del relato: “este es el modo de hablarles y hacerles sentir culpables (...) escuchad el sistema que utilizaba” (p.89). De este modo, con la caracterización de Alice, ésta “se va a erigir en encarnación de una de las figuras más temidas por el clero: la predicadora” (Hernández, 2002 :118).

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Explica Crépin (2002) que los personajes de Chaucer, llenos de vicios y virtudes, son un reflejo de la humanidad; no es Alice una excepción. Así pues, la habilidad de Chaucer permite caracterizar la personalidad de este personaje mediante sus palabras (Arboleda, 2002 :9). A medida que nos introducimos en el relato, se aprecia que Alice es superficial, astuta e intensamente manipuladora: y no lo niega. Siempre en busca de su propio interés, proporcionará “una fisonomia nueva y antiejemplar en el paisaje femenino bajomedieval” (Hernández, 2002: 118).

Con la presencia de una risa cómplice por parte el autor, Alice expondrá una visión del matrimonio poco común en la época medieval y que “rompe con todas las estructuras establecidas” (Villalba, 1999:50). Se aprecia en las palabras de Alice que ha experimentado los lugares comunes mencionados: las ganas de mandar y el apetito sexual. Asimismo, “es consciente de los pecados que ha cometido y de las normas sociales que ha roto” (Arboleda, 2013:11). No obstante, su respuesta a esto no es una negación sino una aceptación directa y por ello una reivindicación. Esto implica, a su vez, una alusión al orden de las dos verdades, un orden donde existen ambos géneros, ambos son necesarios, y ninguno se puede suprimir. Con todo, se presencia en el texto cierta burla, aunque el autor no manifiesta una crítica o una negación hacia la personalidad de la protagonista de este escrito.

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La expresión del apetito sexual de Alice no es sutil, por ello expone: “¿por qué molestarme en complacerles [a los maridos] excepto para mi propio provecho y diversión?” (p.88), y de igual manera afirma que no desea llevar una vida de perfección como Jesucristo sugirió, sino que desea dedicar los mejores años de su vida a “los actos y compensaciones que proporciona el matrimonio” (p.86), y que “jamás pudiese negar mi cámara de Venus a cualquier mozo que la quisiese” (p.96). Así pues, en todos los matrimonios Alice valorará la competencia sexual de sus esposos y no solo en su juventud se expresará su apetito sexual: “yo contaba cuarenta. Pero sin embargo, todavía sentía deseos lascivos” (p.96).

En este asunto, explica Villalba (1999: 53) que se presenta el tema matrimonial desde diferentes ángulos, y que por ello se pueden apreciar distintas perspectivas respecto al matrimonio. No obstante, se ha hecho notable en varios autores el planteamiento de que Chaucer transmite la idea de que el sexo es un factor sustancial en el matrimonio. Así, Arboleda y Meidero (2002: 11) explican que la visión del matrimonio de Alice “es un tipo de compromiso en el que el sexo es esencial pero en el que el amor no tiene un papel muy importante”, y, en la misma línea, Hernández (2002, 128) considera que mediante el personaje de Alice, el autor “desenmascara la vida marital íntima como institución que da sostén a la dimensión pública de los individuos”.

Así pues, Alice “abre el prólogo jactándose de su experiencia matrimonial” (Arboleda; Mediero, 2002:9), y lo hace con la justificación de que su experiencia es suficiente para ello, una afirmación valiente teniendo en cuenta la época en la que se sitúa (Villalba, 1999:51). Así pues, Chaucer continuará con un relato enfocado al tema de la mujer, su personalidad, su relación con el hombre, y el matrimonio. Todo ello implica, inevitablemente, lo referente a la misoginia medieval y el feminismo.

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Como hemos mencionado, Alice recurre constantemente a citas de la Biblia para justificar sus acciones, “incluso cuando

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