Capítulo uno La Ceremonia de la Placa

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Capítulo siete El Trípode

Cuando se fueron nadie se preocupó. En la elección de la reina ganó Eloise y después, unos trípodes llegaron pero les parecía normal. Aquella noche había una fiesta y había de todo tipo de comida. Después llegó Eloise a su habitación y le dijo que se tendría que ir para siempre para servir a los trípodes por ser elegida reina. Dijo que podrín ir a donde no hay trípodes, sonrió, le besó y después de decir que se recuerde de ella se marchó. Después cogíó comida y un caballo y se fue. Se montó en el caballo cuando estaba lejos del castillo y del trípode. Después soñó que le perseguía el trípode y le cogió. Seguí el camino hasta que llegó en una cima y se aseguró que los dos humanos que había visto eran Henry y Larguirucho,

Capítulo ocho Una huida y un perseguidor

No quería contar nada sobre Eloise pero Henry le preguntaba cosas sobre ella y no le hizo caso. Larguirucho propuso que dejara al caballo por si alguien sospechara. Le dio lástima pero lo dejó. Estaba muy cansado de caminar y al día siguiente le dolió mucho el cuerpo. Pasaron por muchos lugares y al final siguieron un río muy recto que Larguirucho decía que lo habían echo los hombres antiguos. La comida se iba agotando y al final robaron diez huevos de catorce. También comieron patatas pero no eran buenos para el viaje. Pensó que habían cosas peores al recordar de que Eloise ya no estaría allí. A la mañana siguiente vieron que se iban mucha gente de un pueblo por una fiesta y entraron para comer y llenaron la bolsa de comida. Pensó que todos los que había conocido serían mis enemigos por apoyar a los trípodes. En el camino vieron a un trípode inquieto y aceleraron. Tenían hambre y no había comida. Se refugiaron porque podría llover y comieron ristras de cebollas que se encontraba allí. Por la noche Henry vio a un trípode acercarse y se fueron inmediatamente. Al día siguiente vieron por segunda vez al trípode a la misma distancia. Entraron en un bosque y en unas horas desapareció. Por la noche cazaron un conejo y se lo comieron. Al día siguiente llegaron a una cima y vieron de lejos las Montañas que tenía millas de altura pero detrás suyo estaba el trípode. No les veía pero les podía seguir. Bajaron lentamente y por la noche dormieron.

Capítulo nueve Entablamos batalla

Continuaron el camino donde indicaba la mapa y siguieron un río donde vieron rábanos picantes y se las comieron. Henry y Larguirucho descubrieron que tenía una cosa especie de placa pequeña debajo del brazo. Se asustó y sospecharon si enviaba mensajes al trípode, no tenía excusa pero al final Larguirucho confió en él Pensó en separarse y volver pero Larguirucho se lo quitó con un cuchillo, Henry sujetándole y él mordiendo una correa de cuero. Después le dolía mucho y también le sangraba. En el camino, el trípode vino a una velocidad muy rápida y empezó a arrancar arbustos donde estaban escondidos. Larguirucho preparó los cuatro huevos metálicos y se quedó con dos y nos dio a él y a Henry uno para lanzar pero quedaron cerca de las patas los tiros de Larguirucho y Henry. Él todavía no los había tirado, se fue corriendo con ellos pero cuando el trípode le capturó y le alzó, lo tiré en un agujero lateral que tenía. Se empezó a caer hasta pararse, menos mal que se detuvo y se bajó viéndolo con ellos al trípode muerto.

Capítulo diez Las Montañas Blancas

Se fueron rápidamente lejos del trípode si hubiese llamado a otros trípodes. En la cima vieron que unos trípodes se acercaban y nos echamos a correr. Por la noche vieron unos rayos de luz que procedían de la cima y era por supuesto que eran de los trípodes. Empezaron a correr, a descansar, a correr y vieron que uno de ellos se les acercaba. A lo mejor les seguía por el olfato y por eso se metieron en el agua. Les superaría enseguida y por eso se escondieron debajo de una roca larga y no les pudieron encontrar pero sus búsquedas habían durado dos días. Esperaron dos horas si volvían pero no fue necesario. Le infectó el brazo y Larguirucho le tuvo que cortar más y Henry fue gentil diciéndole que le habría dolido. Al día siguiente encontramos comida y también las Montañas aunque estaban lejos. Oyeron dos trípodes acercarse después de que pararon de hacer bromas yo y Henry. No tenían nada que hacer pero curiosamente después se fueron alejándose. En la entrada siempre había nieve pero dentro no hacía frío. Tenían dos lujos: la libertad y la esperanza. Harían una guerra contra los trípodes y de esta forma, todo el mundo será dueño de su mente.