Características tipográficas de la presentación
Enviado por Albert • 16 de Noviembre de 2017 • 2.544 Palabras (11 Páginas) • 367 Visitas
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1. Cita textual o directa: Es cuando se copia literalmente una frase o un párrafo de un escrito. Este tipo de cita puede a su vez clasificarse en dos tipos:
- Cita textual corta: Es aquella que contiene menos de 40 palabras. Se coloca entre comillas dentro del párrafo donde se está citando. Por ejemplo:
Un cuestionamiento que se le hace a la educación a distancia es el que se refiere a la manera en que se invierten recursos tecnológicos y su eficiencia para el logro de objetivos de aprendizaje. Como apuntan Fullan y Stiegelbauer (1997,p 289), “la vergüenza del cambio educativo es el derroche de buenas intenciones y el desperdicio de recursos… La capacidad para producir el cambio y la capacidad para gestar la mejora son dos cuestiones diferentes”. En efecto, cuando a veces se observan políticas educativas que quieren dotar de quipos computacionales a todo tipo de escuela, uno se pregunta si el esfuerzo vale la pena cuando hay muchas prioridades que atender, especialmente en nuestros pueblos latinoamericanos. Y es que el cambio, por el cambio mismo, no siempre trae un progreso consigo. Los recursos tecnológicos cumplen sus objetivos en la medida en que facilitan el logro de los objetivos mismos del proceso educativo.
- Cita textual larga: Es aquella que contiene 40 ó más palabras. Se escribe en forma de bloque, aparte del párrafo donde se cita, sin comillas, sin sangría y a renglón seguido. El bloque se desplaza completo un centímetro a la derecha del margen izquierdo. Por ejemplo:
Si uno de los propósitos de la educación de la educación es el de promover personas autodirigidas, autónomas y autorreguladas, los cursos y programas deben estar diseñados de acuerdo con este fin. El lograr lo anterior no es un sueño. Es una necesidad en esta era del conocimiento. White y Baird (1991, p. 146) lo dejan entrever de una manera especial:
En las frías recámaras de pueda y envueltos en sus túnicas, los alquimistas, científicos empíricos de la Edad Media, buscaban la fuente de la vida: la piedra filosofal. Su noble búsqueda estaba predestinada al fracaso. Poco a poco, degeneró en intentos de convertir cualquier metal en oro. A medida que los fracasos acontecían, sus esfuerzos eran objeto de burlas. El fin llegó cuando los fracasos estuvieron acompañados de charlatería y decepción deliberada. ¿Es la idea de “aprender a aprender” la piedra filosofal de la educación? ¿Es esta noble búsqueda un absurdo y está condenada al fracaso? ¿Se devaluará y terminará en intentos fraudulentos de conseguir fondos para investigación bajo falsas premisas? ¿Dentro de medio siglo los educadores reirán de nuestros débiles y alquímicos intentos de desarrollar el intelecto? Al menos ellos deberán admirar nuestras intenciones, porque nada en la educación es más noble que la meta de desarrollar las habilidades de nuestros alumnos, al grado que ellos lleguen a ser independientes de nosotros, sus maestros, y logren tener el potencial de sobrepasar nuestros conocimientos y comprensión.
2. Cita contextual o indirecta: Es cuando se parafrasea al autor o se presenta un resumen breve de un escrito. Por ejemplo:
Al respecto, Mason (1998) se pregunta: ¿es la llegada de la educación global una amenaza o una promesa? Su respuesta es simple: ninguna de las dos. Manson no encuentra evidencia de que una o varias instituciones se estén preparando para acaparar, a gran escala, el mercado educativo. Distinto al mercado de los refrescos de soda, dice Mason, la educación difícilmente será dominada por proveedores gigantes.
¿Por qué? Simplemente porque la tarea es muy difícil, no hay mucho dinero que ganar y hay muchos asuntos complejos que manejar. La educación a distancia, al igual que la presencial, no admite tantas ganancias como muchos podrían pensar.
3. Cita de cita: Es cuando se cita a un autor que, a su vez, está citando a otro autor. La cita puede ser textual o contextual, siendo los lineamientos de los dos casos anteriores aún aplicables. Por ejemplo:
En 1974, en un escrito que titulara “Observaciones en relación a los salvajes de Norte América”, Benjamín Franklin (citado por Adams, 1966, pp. 12-13) escribió:
Un ejemplo de esto ocurrió en el tratado de Lancaster, en Pennsylvania, en el año de 1774, entre el gobierno de Virginia y las Seis Naciones. Después de que el tema principal de la agenda estuvo establecido, los comisionados de Virginia informaron a los indios, mediante un discurso, que el Williamsburg había una universidad con fondos para educar jóvenes indios; y que, si las Seis Naciones enviaban a la institución a media docena de sus jóvenes, el gobierno se encargaría de que ellos estuvieran bien atendidos e instruidos en todos los aprendizajes de los hombres blandos.
En una regla de cortesía de los indios el no contestar una propuesta pública el mismo día en que ésta ha sido hecha. Ellos creen que esto equivaldría a tratar las cosas a la ligera; y ellos muestran su respeto cuando emplean tiempo para considerar las cosas como algo importante. Por eso, los indios difirieron su respuesta para el día siguiente.
Su vocero inició expresando gratitud por el generoso gesto del gobierno de Virginia al hacerles esta propuesta, y continuó: “Hasta donde sabemos, ustedes valoran mucho el tipo de aprendizaje que es enseñado en esas universidades y reconocemos que el sostenimiento de nuestros jóvenes varones, mientras estén ahí, sería muy costoso para ustedes. Nosotros estamos convencidos de que ustedes quieren hacernos un bien con su propuesta; y se los agradecemos desde el fondo de nuestro corazón. Pero ustedes, que son personas sabias, deben saber que naciones distintas tienen distintas concepciones de las personas sabias, deben saber que naciones distintas tienen distintas concepciones de las cosas; y, por ello, no van a tomar a mal que les digamos que nuestras ideas sobre educación no son iguales a las suyas. Nosotros hemos tenido alguna experiencia al respecto: varios de nuestros jóvenes fueron en alguna ocasión instruidos formalmente en las ciencias de los hombres blancos pero, cuando regresaron con nosotros, ellos eran malos corredores, ignorantes de cualquier forma de sobrevivir en los bosques e incapaces de soportar el frío o el hambre, so sabían cómo construir una tienda de campaña, cómo cazar un venado, no cómo matar a un enemigo; hablaban incorrectamente nuestro idioma y, por todo esto, no fueron aptos para ser ni cazadores, ni guerreros, ni consejeros; ellos eran totalmente… buenos para nada. Nosotros sentimos no menos obligados ante su gentil oferta, la cual queremos declinar; y, para demostrar nuestro profundo
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