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Como ganar amigos e influir soble las personas

Enviado por   •  1 de Febrero de 2018  •  4.418 Palabras (18 Páginas)  •  487 Visitas

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Segunda Parte

Seis maneras de agradar a los demás

Estas seis reglas me permitieron comprender que para agradarle a las personas necesito prestarles atención y mostrar interés sincero por su bienestar personal.

La primera regla: “Interésese sinceramente por los demás”

En esta regla me gustó una frase de Publilio Syro, que dice: “Nos interesan los demás cuando se interesan por nosotros”, y es justo esta frase la que me permitió comprender que demostrarle un interés genuino a los demás es la mejor cualidad que cualquier persona puede tener; en lo personal ahora conduciré mis conversaciones a las cosas que les gusten a la gente con la que hablo, para poder demostrar mi interés sincero hacia ellos, lo mismo voy a poder aplicarlo en el ámbito profesional con la gente con la que trate (clientes, compañeros de trabajo, incluso directivos, supervisores o jefes).

La segunda regla es “Sonría”

Esta parte del libro me recordó que las acciones y los gestos dicen más que las palabras, y me gustó leer la frase: “una sonrisa sincera abre puertas, cierra negocios y conquista corazones”, y también este proverbio chino: “el hombre cuya cara no sonríe, no debe abrir una tienda”. Estas dos frases me hicieron entender que es muy importante en mis relaciones personales siempre sonreírle a la gente que me agrada, un ejemplo es cuando conozco a alguna chica, y me gusta (sonreírle y que te sonría es una de las mejores cosas que hay), pero también de ahora en adelante siempre que visite a mi familia les daré una sonrisa a pesar de todo ya que es la mejor forma de demostrarles que los quiero; en el ámbito profesional tal como lo señala el proverbio es vital siempre sonreír pues la sonrisa es la mejor forma de vender tu persona y la corporación a la que representas.

La tercera regla: “Recuerde que para toda persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma”

De esta regla comprendí que “toda información que demos o toda pregunta que formulemos adquirirá una relevancia singular si le agregamos el nombre de nuestro interlocutor”. Desde que leí el libro ahora presto más atención a los nombres de la gente que conozco e incluso en el aeropuerto (donde trabajo actualmente), ya memoricé el nombre de todos mis compañeros pues antes no los conocía, y la reacción algunos a los que ya les llamo por su nombre es muy diferente a la de antes, incluso hasta he provocado sonrisas con tan solo llamarlos por su nombre.

La cuarta regla: “Sea un buen oyente. Anime a los demás a que hablen de sí mismos”

Una parte del desarrollo de esta regla que en verdad me gustó mucho leer fue la siguiente: “Lincoln sólo quería un oyente amigo, comprensivo, ante quien volcar sus ideas”, y es que inmediatamente después de leerla comprendí que esto es lo mismo que buscamos todos cuando estamos en dificultades; y otra frase que fue clave también para comprender esta regla fue la que alguna vez dijo un ex-presidente de Harvard llamado Charles W. Eliot: “no hay misterios en una feliz conversación de negocios... Es muy importante prestar atención exclusiva a la persona que habla. No hay nada más halagador que eso”. Por eso gracias a estas dos frases desde que las leí, cuando mis amigos me cuentan cosas importantes o simplemente se quieren desahogar con alguien, los escucho atentamente y sin interrumpirlos, lo que al final que hace aún más fuertes nuestros lazos de amistad, y esto lo llevaré a la práctica siempre en el ámbito profesional escuchando con atención a todas las personas con las que me relacione como un gesto de cortesía y para seguir aprendiendo de la gente.

La quinta regla: “Hable siempre de lo que interese a los demás”

En esta regla se menciona que Roosevelt pensaba que “el camino más corto hasta el corazón de otra persona consiste en hablarle de las cosas que le son más preciadas”, y la menciono porque si logro llevar a la práctica realmente esta frase, estableciendo un vínculo sincero con los intereses de la gente con la que me relacione esto me permitirá obtener grandes frutos de aquellas conversaciones. Profesionalmente puedo seguir lo que Roosevelt hacía, investigare a la persona con la que vaya a entablar un negocio para tener un panorama general de su criterio y como es que debo persuadirlo para lograr mis objetivos, y en mis relaciones personales seré cauteloso en mis conversaciones para solo preguntar y hablar de los intereses que vaya descubriendo de la otra persona si es que no la conozco aún.

Y finalmente la sexta regla: “Haga que la otra persona se sienta importante, y hágalo sinceramente”

Reflexioné mucho al leer en esta regla que: “casi todas las personas con las que tropezamos se sienten superiores a nosotros en algún sentido”, y es que entender lo que la frase significa y cómo lo puedo aprovechar, me permitió darme cuenta de que son justo estas palabras el camino seguro para “llegar al corazón de la gente” y hacerles comprender de un modo muy sutil, que reconozco su importancia, sin adularlos, para poder establecer acuerdos y lograr nuevamente mis objetivos; otra frase que me gustó es la de Disraeli: “Hábleles a las personas de ellos mismos y lo escucharán durante horas”. Por esto ahora en mis relaciones personales hago cumplidos sinceros de aquello que me gusta de las personas y les digo lo que aprecio de ellas, aplicar esto con algún cliente en un futuro o incluso con algún jefe ayudará a que tengan un mejor concepto de mi persona y que me consideren para algún proyecto que tengan pensado.

Tercera Parte

logre que los demás piensen como usted

En esta parte voy a mencionar como aplicare personal y profesionalmente las reglas de conducta que sirven para que las personas piensen como yo.

La primer regla: “La única forma de salir ganando en una discusión es evitándola”

De la lectura de esta regla aprendí que los malentendidos no se resuelven con discusiones o peleas, sino con tacto, diplomacia, conciliación y un sincero deseo de apreciar el punto de vista de los demás. Por eso ahora cuando tenga algún problema con alguien con un punto de vista diferente al mío, ya sea en la escuela con mis amigos, familiares o hasta en el trabajo, no voy a discutir, pelear o contradecirlo

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