De la curiosidad nace el mundo

De la curiosidad nace el mundo

Desde que nacemos estamos expuestos a millones de estímulos, el mundo a nuestro alrededor es el encargado de despertar en nosotros las ganas de querer saber más, de conocer el porqué de todas las cosas, cómo funcionan y explicarle a los demás lo que acabamos de descubrir. Todo lo que nos rodea es producto de la curiosidad; alguien, en algún lugar del mundo y en un tiempo determinado se hizo las mismas preguntas que te haces tú ahora cuando estás frente a algo completamente desconocido, ese alguien no se quedó conforme con las respuestas que obtuvo y siguió investigando hasta encontrar una respuesta que lo deje satisfecho, movido por la curiosidad Joseph John Thomson descubrió que los rayos catódicos generados por una serie de experimentos anteriores, estaban compuestos de partículas cargadas negativamente, él pensó que éstas eran completamente inútiles pero se equivocó. Thomson, lleno de curiosidad continuó investigando acerca de su reciente descubrimiento y es así como ahora tenemos a los electrones, que fueron las primeras partículas subatómicas descubiertas.

La curiosidad es ese deseo constante que tenemos todos los seres humanos que nos motiva a conocer, a averiguar aquello que desconocemos e informarnos a más no poder acerca de él. Como afirma Pineda (2015) “la curiosidad está en nuestra naturaleza”, puesto que es un ‘algo’ que nos impulsa a hacer o dejar de hacer cosas que o nos cambian de manera personal, o de alguna manera también influye en el cambio de nuestro entorno. Y ese ‘algo’, como identificamos a la curiosidad, luego de reflexionar un poco, no es más que una conducta innata que nos conduce hacia la búsqueda del conocimiento.

Y no hay que ser ajenos al hecho de que la curiosidad nos ha traído grandes cosas a nuestra vida, es uno de los rasgos que ha permitido que el ser humano haya creado, con sus innumerables virtudes y sus igualmente innumerables defectos, el mundo moderno de hoy. Sin embargo ¿Es en realidad la curiosidad algo clave en la investigación científica?

No podemos negar que la curiosidad ha venido siendo una fuerza motora de un poder descomunal, es la raíz del conocimiento con el que disponemos en la actualidad, gracias a que ha quedado documentado en los textos de grandes pensadores como: Aristóteles, Sócrates, Platón, Galileo Galilei, Albert Einstein, entre otros, quienes aportaron en su momento histórico correspondiente para las civilizaciones de su época, pero que sin embargo trascendieron en el tiempo y ahora son de importante beneficio para toda la humanidad.

Si existe una profesión en la cual la curiosidad juega un papel importantísimo es, sin duda alguna, la del científico. Seguir una carrera científica supone reencontrarse con aquella curiosidad que todo niño posee, y que de alguna manera se va perdiendo en el transcurso de los años por múltiples razones. Y no sólo reencontrarse con ella, sino que además aceptarla como fuerza motriz y hacer que día con día crezca de la mejor manera. Como sostiene Santaolalla (2018) “Un científico no es más que un adulto, jugando a ser niño”.

Prácticamente la totalidad de los descubrimientos e innovaciones que han cambiado el