Dejémonos sorprender por Dios
Enviado por Kate • 10 de Octubre de 2017 • 964 Palabras (4 Páginas) • 614 Visitas
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Ese espíritu conciliar el que hablábamos se recupera de forma implícita pues el Santo Padre hace referencia a las palabras de San Juan XXIII:
“En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad”
No podríamos hablar del Concilio Vaticano II sin citar al Papa Pablo VI que enlaza misericordia con servicio:
“…toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: servir al hombre…”
La clave de la Bula está en que debemos redescubrir la misericordia con el fin de despertar nuestra conciencia y obrar en consecuencia ante el débil y penetrar en el Evangelio, donde los débiles son los verdaderos protagonistas de la misericordia de Dios.
Otra de las ideas que debemos analizar es la de que el Papa mande misioneros de la Misericordia durante la Cuaresma, con ello el Pontífice nos recuerda que no olvida su tarea pastoral, y que a pesar de ser obispo de una ciudad es el pastor de toda la cristiandad.
Junto a lo ya expuesto, se hace especial mención a la justicia en relación con la misericordia, pues amabas deben ir unidas hacia una meta: el amor.
Como todo Jubileo este nos da la oportunidad de renacer, de cambiar y de abrir nuestro corazón ante el ser sufriente, eliminando con ello la mezquindad de nuestro corazón. El Jubileo es el sol que hace disipar esas nieblas que habitan en nuestro corazón. Francisco nos recuerda que el Papa es un servidor más y que en esta tarea estará a nuestro lado, nos da su mano, esta actitud nos recuerda a la de San Juan Pablo II y su célebres palabras de inicio de pontificado: “¡No tengáis miedo, abrid el corazón a Cristo!”, ese miedo debe quedar disipado, pues el Papa nos acompaña.
Por último el Santo Padre nos recuerda que la misericordia trasciende a los cristianos y la encontramos en otras confesiones como el Islam o el judaísmo, por tanto este Jubileo nos da la oportunidad de abrirnos al encuentro, al diálogo con los demás, con el fin de superar prejuicios y alcanzar una comprensión mutua que se base en el respeto y el reconocimiento, concluyendo, por tanto, con la violencia en nombre de Dios.
Termina la Bula con el deseo de S.S. de que este Jubileo se convierta en el eco del Evangelio y que nos dejemos sorprende por Dios, pues el Padre jamás se cansa de repetir que nos ama ni de ofrecer misericordia.
Comentario.
La Bula que convoca el Jubileo nos recuerda que el amor de Dios es infinito y que nosotros como depositarios de ese amor debemos proclamar el Evangelio y la misericordia divina, del mismo modo que nosotros, como cristianos, debemos eliminar la ponzoña de nuestro corazón y amar al débil reconfortándolo sin prejuicios.
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