El Mono que se convirtió en dios.

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conflictos entre mitos o relatos antagónicos». Sólo que aquí tendría que aclarar que la palabra mito, técnicamente, ya no es correcta y habría más bien que hablar de paradigmas o creencias religiosas.

Respecto a la capacidad para crear; es precisamente nuestra capacidad creativa la que nos permitió convertirnos en homo hábilis y posteriormente dar el salto evolutivo hacia el sapiens; sin embargo hay que hacer una sutil distinción entre la capacidad creativa y la creadora. La capacidad creativa se aplica a toda persona que mediante un acto intelectual o manual es capaz de realizar obras artísticas o artesanales novedosas, originales y bellas. La capacidad creadora es un atributo propio de la divinidad y que se asocia al acto de “dar” vida de la nada.

Ciertamente en el transcurso evolutivo de la humanidad –y este es otro hito en el éxito logrado- el hábilis, sumó esta cualidad al sapiens; es decir se convirtió en un ente actuante y pensante sin perder la habilidad inicial para manejar herramientas. Esta habilidad y esta conciencia y conocimiento acumulado del mundo, han permitido al sapiens estar en posibilidad de avanzar en el campo de la ciencia y la tecnología; hacer grandes descubrimientos, nótese las cursivas, descubrir significa conocer la existencia de una cosa; es decir la ciencia es descubrimiento, conocemos cosas nuevas ya existentes no las hacemos existir de la nada; y la tecnología es el uso que hacemos de esos conocimientos para, en un acto creativo, producir cosas nuevas y sí. Dije creativo no creador, ya que por antonomasia, ya lo hemos dicho, un acto creador es atribuible a la divinidad.

Hasta hoy el ser humano tiene esta tarea pendiente. Ciertamente hemos avanzado a grandes pasos, a pasos agigantados más bien: el descubrimiento del genoma humano, las recientes investigaciones sobre las células madre, la clonación, el trasplante de órganos, la robótica, la nanotecnología, la criogénica y muchos otros campos de la tecnología; pero hasta hoy aún no conseguimos el hacer vida de la nada.

Por otro lado tampoco podemos perder de vista que la literatura siempre se ha adelantado a la ciencia y que así como en su tiempo Julio Verne se adelantó con su “De la Tierra a la luna” o “La vuelta al mundo en 80 días”; pues deberíamos darle el crédito a Mary Schelley y ponernos a pensar si estaríamos en condiciones de convivir con una nueve especie: el “Sapienstein” o “Frankisapiens”, ¿cuál sería más viable de las dos?

Pero en este aspecto no concuerdo con Harari, definitivamente el sapiens, aún no tiene el atributo divino de ser un creador, en el sentido literal de hacer vida de la nada o “dar” vida de la nada.

Ya los griegos lo decían: “De la nada, nada se hace”.

En resumidas cuentas.

¿El éxito evolutivo de nuestra especie se debe a que miles y hasta millones de ‘sapiens’ son capaces de cooperar aunque no se conozcan entre ellos?

Definitivamente: Sí.

¿La colaboración humana a gran escala ha sido posible gracias a nuestra extraordinaria capacidad para inventar mitos colectivos como ‘el espíritu de la tribu’?

Definitivamente: No. Prueba de ello es que no comparto el mismo mito de Harari.

¿Vivimos en una realidad dual: la realidad objetiva de leones y árboles, y la realidad imaginada de ficciones como dioses, naciones y leyes del mercado?

Sí y no. Es decir, sí vivimos una realidad dual: La realidad objetiva de dioses, naciones y leyes de mercado, y la realidad imaginada de ficciones como animales en peligro de extinción y selvas tropicales que desaparecen por esas ficticias leyes de mercado de nuestro autor.

¿Lo que nos diferencia de los chimpancés es el pegamento mítico que une a grandes grupos de individuos y nos ha convertido en los reyes de la creación?

No. Lo que nos diferencia de los chimpancés es nuestra capacidad de escapar de viejos subterfugios míticos y utilizar un pegamento de ideales comunes que nos hermana como raza humana y nos permite transitar hacia el término de la construcción de la mítica babel hecha realidad en un mundo globalizador.

¿La mayoría de las guerras, como la que enfrenta a israelíes y palestinos, son luchas debidas a conflictos entre mitos o relatos antagónicos?

No. Son luchas que resultan de nuestra capacidad de decisión; de viejos paradigmas de los cuales como humanidad se vuelve imperante escapar.

¿Los desafíos del mundo actual, como la crisis económica y el cambio climático, son globales, y por lo tanto, ningún estado puede afrontarlos por sí solo?

Definitivamente sí. Es aquí donde el mono que se convirtió en dios debe demostrar todo su potencial creativo para preservar este mundo que ninguna divinidad ni pseudodivinidad podría volver a hacer de la nada, Por lo tanto, tenemos que avanzar hacia la construcción y reconstrucción de una sola raza: el mono-dios sapiens capaz de velar por el mundo que tiene en sus manos.

¿Los ‘sapiens’ somos hoy más poderosos de lo que nunca fuimos, pero estamos tan descontentos como siempre y no sabemos qué hacer con todo nuestro poder?

Hay de sapiens a sapiens. Algunos sapiens de hoy están conscientes del enorme poderío que tienen y por lo tanto, de la gran responsabilidad que se encuentra entre sus manos y, por lo tanto, no tienen la necesidad de proclamarse dioses pues son muy conscientes de los atributos divinos que los caracterizan y que les pertenecen.

Caso contrario hay algunos sapiens que pese a su potencial, no me atrevería a llamarle poder, al no reconocer en ellos sus cualidades y atributos divinos propios de nuestra humanidad, pierden el tiempo tratando de demostrar su valía y su poder y, al no conseguirlo, entran en ese estado de frustración con las consecuencias que tristemente la historia nos recuerda cada día.

El mono-dios… ¿estamos asistiendo al surgimiento de un nuevo ser mítico?

Si es así, no deberíamos olvidar que: “si los bueyes y los leones tuvieran dioses…pintarían a sus dioses como bueyes y como leones”.