Desarrollo de las Habilidades en las Tecnologías de la Información y la comunicación
Enviado por monto2435 • 19 de Septiembre de 2017 • 2.122 Palabras (9 Páginas) • 634 Visitas
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ROSARIO CASTELLANOS
(México, D. F, 1925-Jerusalén, 1974)
MEMORIAL DE TLATELOLCO
La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba
el arma, sino sólo su efecto de relámpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
y en la televisión, en el radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)
No busques lo que no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Más he aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duelo, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.
Recuerdo, recordamos.
Esta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.
Textos:
Textos del 68
Hay ocasiones donde unos simples párrafos no son suficientes para expresar lo que sentimos y/o pensamos y es que hay millones de libros en todo el mundo, debido a los millones de personas que hubo, hay y habrán en el mismo, porque ya hay libros de futurismo. Dichos libros, llevan en sus páginas, múltiples memorias, conocimientos, fórmulas, etcétera; sin embargo, en las páginas de estos libros, se encuentra la sangre lavada de la plaza, pero jamás removida de los corazones de los mexicanos.
Los libros de los que hablaremos, tienen que ver profundamente con el suceso del 68, donde quizá el más reconocido de todos es “La noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska (1971) porque allí se encuentran múltiples memorias de familiares de los estudiantes muertos, estudiantes sobrevivientes y algunos, simples espectadores.
La plaza de Luis Spota (1971) es una novela que habla de cómo los jóvenes se identificarían con la imagen del Che Guevara, de cómo expresaban sus gritos otra vez, de colores de los pósters del mismo en las paredes negras de la cuidad.
Palinuro de México autor Fernando del Paso (1976) aborda cómo un grupo de estudiantes de medicina viven el movimiento estudiantil de 1968, uno de los grupos más comprometidos con la protesta social de la década.
México 68: revolución y juventud de José Revueltas (1978) tiene en sus páginas materiales elaborados en las más diversas situaciones: reflexiones críticas en torno a la autogestión universitaria; apuntes, notas y comentarios políticos, cartas, documentos y notas personales que, en rigor, son un diario del movimiento.
Muertes de Aurora, Gerardo de la Torre (1980) Novela que narra la participación de los trabajadores petroleros de la Refinería de Azcapotzalco en el trágico mitin de Tlatelolco.
Nada y así sea de Oriana Fallaci (1980) donde la escritora y periodista italiana Oriana Fallaci fue herida de bala el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas mientras cubría las protestas estudiantiles. En su libro narra la matanza de la que fue también víctima.
68 de Paco Ignacio Taibo (2003) ya hemos hablado de este autor en la poesía, pero aquí busca dar respuesta a preguntas como "¿De dónde salieron los 300 mil estudiantes que llegaron al Zócalo el día de la manifestación del silencio? ¿Quiénes estaban detrás de la puerta de la prepa uno el día del bazukazo? ¿Cómo regresan envueltos en rumores los nombres de los desertores y de los suicidas? ¿Dónde arrojaron a nuestros muertos?
Al finalizar esta investigación, llegué a la conclusión de que mediante la poesía y la literatura, hemos sido testigos de que aparecieron múltiples obras inspiradas en el suceso de Tlatelolco de 1968 y es que no sólo representaron el dolor por el suceso, sino, que despertó el interés del pueblo que se hallaba sometido por el país para dar paso a una época de revolución en los distintos ámbitos de la vida cotidiana, porque el mismo no sólo se centró en los estudiantes, se centró en todo México y en el mundo, por la manera tan sanguinaria de reprimir opiniones y vidas que buscaban mejorar a su país, atendiendo como primer medio las huelgas y propuestas que un principio fueron pacíficas hasta que el estado intervino.
José Emilio Pacheco y Rosario Castellanos son sólo dos de los múltiples poetas que acudieron al mismo medio para manifestar su indignación, tales como Gabriel Zaid, Efrain Huerta, Paco Ignacio Taibo, Jaime Sabines, Octavio Paz y sólo por nombrar algunos de los más reconocidos ¿qué nos quiere decir esto? Que la masacre sí fue un factor que impulsó la creación poética, y es que hay veces que las letras suenan más que un grito ¿por qué? Porque se quedan plasmadas en un papel que puede o no ser difundido, la mayoría
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